Casi el 8% de la población gazatí ha muerto durante la invasión de Israel
“Contar los muertos en Gaza: difícil pero esencial” es el título de una carta que se publicó en la afamada publicación The Lancet, en la que se establece el recuento de muertos directos, se evalúa la seriedad de las fuentes y se pone en cuestión la necesidad de visibilizar todas las muertes que se derivan de modo indirecto en un conflicto de esta magnitud.
En una carta de la revista The Lancet, firmada por Rasha Khatib, Martín McKee y Salim Yusuf se pone de manifiesto el problema que representa saber cuántas personas mueren en un conflicto de esta intensidad.
Resaltan que una valoración rigurosa exige contabilizar no solo las muertes directas emergentes de los incidentes de guerra sino también todos los fallecimientos derivados de la crítica situación a la que ha sido llevada la infraestructura y los habitantes.
McKee es miembro del consejo editorial del Israel Journal of Health Policy Research y del Comité Asesor Internacional del Instituto Nacional de Israel para la Investigación de Políticas de Salud. Fue copresidente de la 6ª Conferencia Internacional de Jerusalén sobre Políticas de Salud del Instituto en 2016 aunque escribe esta carta a título personal. También colabora con investigadores de Israel, Palestina y Líbano.
Khatib y Yusuf no presentan sus pergaminos; simplemente declaran al pie de la carta no tener conflictos de intereses para escribirla y los autores agradecen a los miembros del equipo de estudio Shofiqul Islam y Safa Noreen por su contribución a la recopilación y gestión de los datos.
The Lancet Group, aséptica, advierte que adopta una posición neutral con respecto a los reclamos territoriales en los textos que publica.
A continuación, el texto completo de la publicación.
Hasta el 19 de junio de 2024, 37.396 personas habían muerto en la Franja de Gaza desde el ataque de Hamás y la invasión israelí en octubre de 2023, según el Ministerio de Salud de Gaza, según informó la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas.
Las cifras del Ministerio han sido cuestionadas por las autoridades israelíes, aunque los servicios de inteligencia israelíes las han aceptado como exactas igual que las Naciones Unidas y la OMS.
Estos datos están respaldados por análisis independientes que comparan los cambios en el número de muertes del personal del Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas (OOPS) con los informados por el Ministerio que encontró inverosímiles las afirmaciones de fabricación de datos.
La recopilación de datos se está volviendo cada vez más difícil para el Ministerio de Salud de Gaza debido a la destrucción de gran parte de la infraestructura. El Ministerio de Salud de Gaza ha tenido que complementar su habitual sistema de información, basado en las personas que mueren en los hospitales o que son trasladadas muertas, con información procedente de medios de comunicación confiables y de los servicios de emergencia.
Este cambio ha degradado inevitablemente los datos detallados anteriormente. En consecuencia, el Ministerio de Salud de Gaza informa ahora por separado el número de cadáveres no identificados entre el total de muertos. Al 10 de mayo de 2024, el 30% de las 35.091 muertes no estaban identificadas.
Algunos funcionarios y agencias de noticias han utilizado esta medida, diseñada para mejorar la calidad de los datos, para socavar la veracidad de los mismos. Sin embargo, es probable que el número de muertes notificadas esté siendo subestimado.
La organización no gubernamental Airwars lleva a cabo evaluaciones detalladas de los incidentes en la Franja de Gaza y a menudo descubre que no todos los nombres de las víctimas identificables están incluidos en la lista del Ministerio.
Además, la ONU estima que, para el 29 de febrero de 2024, el 35% de los edificios de la Franja de Gaza habían sido destruidos. Por lo tanto, el número de cadáveres que aún permanecen enterrados entre los escombros es probablemente considerable: se estima que hay más de 10.000.
Los conflictos armados tienen consecuencias indirectas para la salud, más allá de los daños directos que causa la violencia. Incluso si el conflicto termina de inmediato, seguirá habiendo muchas muertes indirectas en los próximos meses y años por causas como enfermedades reproductivas, transmisibles y no transmisibles.
Se espera que el número total de muertes sea alto, dada la intensidad de este conflicto, la infraestructura de atención de la salud destruida, la grave escasez de alimentos, agua y refugio, la incapacidad de la población para huir a lugares seguros y la pérdida de financiación para la UNRWA, una de las pocas organizaciones humanitarias que aún están activas en la Franja de Gaza.
En los conflictos recientes, la cantidad de muertes indirectas es entre tres y quince veces mayor que la de muertes directas. Si se aplica una estimación conservadora de cuatro muertes indirectas por cada muerte directa, de las 37.396 muertes reportadas, no es inverosímil estimar que hasta 186.000 o incluso más muertes podrían ser atribuibles al conflicto actual en Gaza.
Usando la estimación de población de la Franja de Gaza de 2022 de 2.375.259, esto se traduciría en el 7,9% de la población total de la Franja de Gaza.
Es esencial un alto el fuego inmediato y urgente en la Franja de Gaza, acompañado de medidas que permitan la distribución de suministros médicos, alimentos, agua potable y otros recursos para las necesidades humanas básicas.
Al mismo tiempo, es necesario registrar la magnitud y la naturaleza del sufrimiento en este conflicto. Documentar la verdadera magnitud es crucial para garantizar la rendición de cuentas histórica y reconocer el costo total de la guerra. También es un requisito legal.
Las medidas provisionales establecidas por la Corte Internacional de Justicia en enero de 2024 exigen que Israel “adopte medidas eficaces para impedir la destrucción y garantizar la preservación de las pruebas relacionadas con las denuncias de actos comprendidos en el ámbito de aplicación de la Convención sobre el Genocidio”.
El Ministerio de Salud de Gaza es la única organización que lleva el recuento de muertos. Además, estos datos serán cruciales para la recuperación posbélica, la restauración de la infraestructura y la planificación de la ayuda humanitaria.