El sector de la construcción en Uruguay reanudó su actividad la semana pasada tras un mes de cuarentena y no hubo una explosión de casos positivos.

Desde el Gobierno aseguran que se inició una “estrategia que implica ir hacia una nueva normalidad de manera progresiva y gradual de modo de evitar una profundización y extensión de una recesión que está siendo severa, con la consiguiente pérdida de empleos y empresas”.

La postura del presidente uruguayo fue mantener un delicado equilibrio entre salud y economía, evitando la cuarentena obligatoria y apelando a la responsabilidad de la población.

Hasta ahora ha obtenido buenos resultados con más recuperados que contagiados y 17 muertes en total.

La vuelta a la normalidad

Con un desarrollo programado y organizado, los comercios comenzaron a funcionar con el común denominador de obligar a utilizar el tapabocas tal como lo recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS), sobre todo por los casos asintomáticos. Además, la mayoría ofrece guantes de latex y alcohol en el gel para el público durante la jornada.

Desde la Cámara de Comercios y Servicios del Uruguay (CCSU) aseguraron que realizaron una fuerte campaña con los trabajadores sobre la prevención y que trabajan junto al gobierno sobre la “vuelta a la normalidad”.

El último relevamiento de la Cámara reflejó la dura realidad que atraviesan las empresas con una caída en las ventas del 75% o más tras la aparición del coronavirus. Además, el 60% de las empresas consideran que las medidas de apoyo son “insuficientes”.

Casi el 70% de la actividad, que incluye los rubros de chóferes, agencias de viajes, clubes, cooperativas, hoteles e inmobiliarias entre otros, cerraron sus puertas.

A pesar de que hubo más gente caminando por las principales calles y avenidas del centro de Montevideo, los locales no tuvieron la actividad que tenían 90 días atrás, cuando el COVID-19 era algo que empezaba en otros países.

“Ningún comerciante pensaba que las ventas iban a explotar el primer día. Pero vemos a la gente con mucho miedo porque está lesionada la confianza de los uruguayos y están inseguros de que los comerciantes nos respeten los protocolos de seguridad sanitaria”, explicó al sitio Infobae Federico Celsi, del Grupo Centro.

Las claves de la estrategia uruguaya

Uruguay detectó el 13 de marzo el primer caso positivo de coronavirus en el país. Desde entonces el gobierno ha suspendido las clases y los eventos masivos y lanzado una serie de medidas para enfrentar la pandemia. Estas son las más importantes:

_ Escuelas rurales, las clases en las localidades alejadas de los grandes centros urbanos fueran las primeras en ser retomadas.

_ Aliento a la inversión privada, el gobierno uruguayo apostó a un plan de estímulo para ayudar al sector privado a recomponerse y volver a la senda del crecimiento. Actualmente existe un programa de fomento a las grandes inversiones, que incluye importantes exenciones impositivas.

_ Seguro de desempleo, al comienzo de la pandemia, se creó un seguro parcial, para aquellos trabajadores que, sin haber perdido el trabajo, enfrentan suspensiones y una reducción de la jornada laboral.

_ Créditos y subsidios, para proteger a los trabajadores por cuenta propia, que son en muchos casos los más afectados por el parate, el Ministerio de Desarrollo Social otorgará un subsidio de 6.800 pesos uruguayos (160 dólares) por dos meses a unos 10.000 monotributistas.

_ Recorte de sueldos a funcionarios, Lacalle Pou anunció a fines de marzo una rebaja de jubilaciones y salarios de funcionarios públicos durante dos meses.

_ Test aleatorios, es lo que puede permitir detectar rápido los nuevos contagios y aislarlos, sin necesidad de paralizar toda la actividad. Uruguay está yendo en ese camino, con una tasa de 5.400 tests cada millón de habitantes, que es más del triple que Argentina (1.240) y Brasil (1.597).