Han pasado cuatro meses, sólo cuatro meses, desde que el mundo conoció la historia de Gisèle Pelicot, la hoy septuagenaria mujer que desde septiembre se enfrenta judicialmente a su exmarido, Dominique Pelicot, y a los 50 hombres que abusaron de ella durante casi una década mientras ella se encontraba inconsciente. 

El señor Pelicot pasó años administrando somníferos a la que era su mujer, para luego invitar a decenas de hombres a violar a Gisèle delante de una cámara, sin que ella supiese lo que ocurría ni hubiese dado consentimiento alguno.

Un detalle muy debatido durante todo el proceso: la ley francesa define a la violación como cualquier acto sexual cometido mediante "violencia, coacción, amenaza o sorpresa", mientras que no hace referencia alguna a la cuestión del consentimiento.

Como referencia, el Código Penal de Argentina considera a la violación un abuso sexual agravado por acceso carnal, en la que hay falta de consentimiento de la víctima para realizar el acto sexual.

Todos condenados, 6 libres

El largo y descarnado proceso judicial culminó este jueves en Aviñón (Francia), con el veredicto final de los jueces: Dominique Pelicot es culpable de violación con agravantes a su ex mujer.

También fue declarado culpable por la violación de la mujer de Jean-Pierre Marechal, de 63 años, conocido como el "discípulo" o “aprendiz” de Dominique Pelicot, otro de los 51 condenados.

Marechal admitió en el juicio que, después de aprender cómo violar a su esposa para abusar de ella, lo hizo durante 5 años. Dijo que Dominique era "tranquilizador, como un primo". La fiscalía pidió para él 17 años de cárcel y lo condenaron a 12.

El tribunal encontró también culpable a Pelicot de captar imágenes de carácter sexual de su hija, Caroline, y sus nueras. El tribunal lo condenó a 20 años de prisión, la pena máxima en Francia por violación.

La fiscalía había solicitado penas de entre 4 y 18 años de cárcel para el resto de los acusados. Sin embargo, el tribunal dictó penas por debajo de las solicitadas por los fiscales e incluso por debajo de la media para este delito en Francia (11 años).

“Vergüenza a la justicia, justicia cómplice”, es la respuesta que corean las manifestantes en la puerta  del juzgado apenas se conoció la sentencia.

Los que ya salen 

Seis de los acusados saldrán libres este jueves, pues el tiempo acumulado en prisión preventiva excede a la pena. Entre ellos, Joseph Cocco, de 69 años, el único al que se imputaba un cargo de agresión sexual con agravantes y no de violación, por que no se probó penetración.

Los magistrados establecieron para Cocco una pena de 3 años de prisión, dos de ellos en suspenso. Dado que ya pasó 4 años en prisión preventiva, saldrá libre. Lo mismo ocurre con Hugues Malago, para quien el fiscal pedía 10 años, finalmente condenado a 5 años, dos de ellos en suspenso.

Detenido con sorpresas

Dominique Pelicot fue detenido el 12 de septiembre de 2020 en un supermercado por grabar imágenes por debajo de la pollera de algunas clientas. 

Los investigadores, al revisar el contenido que almacenaba en sus dispositivos electrónicos, encontraron una carpeta titulada “Abusos”, en la que Pelicot guardaba decenas de vídeos de hombres violando a su mujer. Los identificaba por fecha y pseudónimo e incluso, en algunos casos, incluía primeros planos de los agresores.

Esto facilitó a la policía localizar a 49 hombres, de edades desde los 27 a los 74 años, que al menos en una ocasión acudieron al domicilio de los Pelicot; y a una suerte de aprendiz que llevó a cabo una estrategia similar con su mujer, Jean-Pierre M.

Negar, siempre negar

Pese a la incontrastable evidencia contra ellos, solo 14 de los acusados se reconocieron culpables.

Romain Vandevelde, de 63 años, para el que los fiscales pedían 18 años de cárcel, fue condenado a 15 años de prisión. El hombre visitó 6 veces el domicilio de los Pelicot entre 2019 y 2020 y era seropositivo, pero no se lo comunicó a Dominique Pelicot en ningún momento.

El resto usó excusas tan variadas como absurdas: que fueron manipulados, drogados o amenazados por Dominique Pelicot, que desconocían lo que hacían, que pensaban que era un juego en pareja y hasta, incluso, que venían a mantener relaciones sexuales con el marido.

“Que la vergüenza cambie de bando”

La condena emitida por el tribunal de Aviñón marcará el final de un caso ya considerado histórico en Francia. Desde el comienzo del proceso judicial, Gisèle Pelicot mantuvo un perfil público y rechazó celebrar las vistas a puerta cerrada, como era su derecho, con el objetivo de “que la vergüenza cambie de bando”.

Tanto la actitud de Gisèle como los propios detalles del caso generaron una gran movilización feminista en el país, manifestada en distintas marchas organizadas por todo el territorio en los últimos meses, en las calles de Aviñón, repletas de carteles en apoyo a la víctima; y en las mismas puertas del tribunal, frente a la que decenas de personas esperan cada mañana para intentar seguir el proceso en directo.

Habrá que esperar a ver las consecuencias de este caso en la localidad de Mazan; por lo pronto se presume que podría producirse un cambio legislativo en Francia, estableciendo una definición de “consentimiento” en el Código Penal. 

Lo que es seguro, porque en los últimos años el mundo ha presenciado estas mareas en múltiples episodios, es que en Francia habrá un antes y un después de este caso, principalmente debido a Gisèle Pelicot.