En Reino Unido quieren regalarle a Procter & Gamble un aplicador de tampones gigante
El objeto, hecho con 1,200 aplicadores usados, se entrega para que la compañía responsable de la famosa marca “Tampax” discuta alternativas ecológicas en los productos menstruales.
Tal vez no sea la mejor idea que un varón (cis) escriba una nota sobre temas menstruales dada la absoluta (y obvia) inexperiencia en estos temas. A menos que cuenten como experiencia varias excursiones de compra a farmacias y supermercados con encargos de hijas o pareja que, fatalmente, concluían en la compra equivocada ante la complejidad del sector de “cuidados femeninos”.
También es cierto que consultas preliminares parecen demostrar que, al menos en Argentina, la copa menstrual, un colector para la sangre menstrual que se coloca dentro de la vagina y que es reutilizable, estaría ganando la batalla contra los productos de un solo uso, con argumentos que irían desde lo estrictamente ecológico hasta el pragmatismo funcional.
Una revisión rápida, permite corroborar que se ofrecen muchas de las marcas ofrecidas en el resto del mundo, incluida la emblemática Tampax, con y sin aplicadores.
Como quiera que sea, la campaña contra los aplicadores de tampones, plásticos de un solo uso si los hay, resulta impactante y justifica la crónica.
Es que Ella Daish, como parte de su activismo para que los productos menstruales estén libres de plásticos (“Make all menstrual Products Plastic-Free”) decidió hacer una monumental escultura para regalar a los responsables de la fabricación de tampones con aplicadores y se lo regalará a Procter & Gamble, dueño de la marca Tampax, empresa que no escucha reclamaciones sobre la necesidad de virar hacia productos más sostenibles.
Todo comenzó a principios de 2018 cuando Ella trabajaba como empleada postal. Se dio cuenta de que la basura en su ruta postal empeoraba con la rutina bolsas de basura esparcidas por las aceras. Pensar que esto ocurría a escala nacional la llevó a reducir su propio consumo haciendo cambios sencillos, como usar una botella reutilizable en lugar de las descartables.
Coincidió con esta toma de conciencia que en su siguiente periodo menstrual cayese en la cuenta de cuántos desechos plásticos generaba durante cada ciclo. Hizo sus tareas y llegó a la conclusión de que si la famosísima novelista Jane Austen (fallecida en 1817) los hubiera usado, ¡todavía se estarían descomponiendo hoy en algún basural de Inglaterra!
Parece absurdo que algo que se usa durante unas pocas horas esté hecho de un material tan duradero que tarda siglos en descomponerse. Más absurdo aún, es que, como ocurre con todos los plásticos de un solo uso, todavía no se tome conciencia masivamente de los problemas que implican para el ambiente.
Pero es claro que la inconciencia masiva en temas ambientales se alimenta de hábitos de consumo impulsados por gigantescas compañías que si saben sobre el impacto de los desechos en el ambiente y sobre las consecuencias de sus productos.
¿Qué pide la campaña y qué ha cambiado hasta ahora?
La campaña pide a los supermercados y fabricantes que eliminen el plástico de sus productos menstruales, incluidos tampones, aplicadores, compresas, envoltorios y envases. No forman parte del notorio grupo del que habitualmente se habla (bolsas, pajitas y otros descartables) pero aún así la campaña ha logrado llamar la atención: ya son más de 234.000 los y las seguidoras, lo que solo demuestra que la conciencia sobre este tema está aumentando y con ella la cantidad de personas que están exigiendo a los fabricantes que provoquen un cambio.
Y a los números hay que remitirse: después de contactar pacientemente a varios de los fabricantes de estos productos, la campaña resultó en que Sainsbury's, Aldi y Superdrug detuvieran la producción de sus aplicadores de tampones de plástico, lo que colectivamente ahorra más de 17 toneladas de plástico al año.
Estas compañías reaccionaron desarrollando y lanzando sus propias gamas ecológicas Antes de que comenzara la petición, no había opciones disponibles en los supermercados, ahora gracias a la campaña muchos supermercados y minoristas ofrecen opciones ecológicas, incluidos los productos reutilizables en sus tiendas.
Impacto social y ambiental; alternativas ecológicas
Los desechos de higiene menstrual constituyen el quinto tipo de residuo plástico más común que se encuentra en las playas de Europa.
Anualmente se eliminan 45 mil millones de productos menstruales a nivel mundial. En el Reino Unido contribuyen a 200.000 toneladas de residuos a los vertederos.
Abordar el problema de los productos menstruales tiene una clara dimensión de género: se trata de un consumo obligatorio de las mujeres que hace más cara su canasta de consumo y que debería ser atendida socialmente.
De hecho existe en Argentina un iniciativa, Menstruacción, que promueve tres reclamos básicos: la quita del IVA a los productos de gestión menstrual, provisión gratuita en espacios comunitarios y promoción de la investigación y socialización de datos al respecto.
Por fuera de esto, se pueden tomar medidas directas optando por alternativas con menor impacto ambiental como los tampones y toallas sanitarias sin plástico, toallas sanitarias reutilizables y el uso de la copa menstrual, alternativa que encuentra cada vez más aceptación en nuestro país con numerosas marcas comerciales y webs de divulgación.