La agencia espacial japonesa confirmó que su sonda espacial "Hayabusa 2" envió a la Tierra muestras del asteroide Ryugu, que orbita entre Marte y la Tierra a una distancia de unos 300 millones de kilómetros.

Ryugu es como una cápsula del tiempo que ha permanecido casi intacta desde la formación del sistema solar, hace unos 4.500 millones de años. Los granos de tierra negra que pueden verse en la cápsula de recolección de la sonda son un material virgen imposible de encontrar en la Tierra y que puede aclarar cómo se formaron los planetas. Es la segunda vez que los japoneses recuperan material de un asteroide, sin embargo es la primera vez que han conseguido cantidades significativas de suelo.

Se recuperó “una gran cantidad de partículas” de uno de los depósitos para muestras enviados por la sonda, según confirmó la agencia espacial nipona en un comunicado. Tras un viaje hacia Ryugu que comenzó en 2014, la sonda comenzó a orbitar este pequeño mundo de menos de un kilómetro de diámetro. Desde entonces la nave ha ido aguijoneando al asteroide con un “cuerno robótico” diseñado para captar muestras tanto de la superficie como de su interior, al que ha accedido disparando proyectiles de metal para abrir cráteres.

La Hayabusa 2 es mucho más avanzada que su predecesora y también dejó sobre el cometa varios robots de exploración con cámaras incorporadas que han mostrado por primera vez el aspecto de la superficie de este cuerpo oscuro y prácticamente esférico.

La sonda lanzó al espacio las cápsulas herméticas con las muestras recogidas durante su último acercamiento máximo a la Tierra. Tras su reentrada en la atmósfera, el cargamento cayó en Woomera, al sur de Australia, la semana pasada, donde fueron localizadas y enviadas a toda prisa hacia Japón.

Técnicos de la agencia espacial japonesa recogen las muestras enviadas por 'Hayabusa 2'
Técnicos de la agencia espacial japonesa recogen las muestras enviadas por 'Hayabusa 2'

Las muestras recogidas por esta sonda permitirán un análisis detallado del material del que está hecho un asteroide, explica Luisa Lara, investigadora del Instituto de Astrofísica de Andalucía. “La sonda Hayabusa 1 [lanzada en 2003] fue la primera en traer muestras de un asteroide, pero recogió apenas 1.500 granos” de dimensiones microscópicas. “En esta ocasión la Hayabusa 2 ha traído mucho más material de diferentes tamaños y, sobre todo, de las capas interiores e intactas de este cuerpo”, señala.

En 1999 la misión Stardust de la NASA hizo un sobrevuelo del cometa Wild 2 y atrapó parte de su estela gracias a un gel pegajoso que trajo de vuelta a la Tierra en 2004. Ninguna otra nave robótica ha visitado otro cuerpo y traído muestras de vuelta, aunque EE UU y China compiten ya por ser los primeros en hacerlo con muestras de la Luna y Marte.

Gracias a esta misión se podrá estudiar por primera vez “el material más primitivo” jamás analizado, que podrá responder si el agua y los compuestos fundamentales para la vida llegaron a la Tierra desde el espacio a bordo de asteroides como este, explica Lara. Más allá, señala la astrofísica, de que este tipo de misiones científicas pueden ser la antesala de otras comerciales que visiten la Luna o los asteroides para explotarlos como recurso minero.

El 10% del material recogido se enviará a la agencia espacial de EE UU a finales del próximo año a cambio de muestras del asteroide Bennu, que la NASA espera recuperar con su sonda Osiris-Rex en 2023, según Nature. Otro 15% se facilitará a la comunidad científica internacional y el 40% restante será preservado en Japón.