La Cloroquina no, los interferones tampoco
Los primeros reportes indican que el Interferón tampoco sería de ayuda.
Hace pocos días se debió cancelar un ensayo con cloroquina por la evidencia de que complicaba más de lo que ayudaba.
Comienza ahora a acumularse evidencia sobre los interferones.
Los interferones, proteínas claves en la respuesta del sistema inmune a las infecciones, se utilizan cuando no existe una vacuna o un antiviral. Se empleaban, por ejemplo, contra la hepatitis C antes de tener tratamientos eficaces contra el virus, y se han utilizado contra el nuevo virus, pero a falta de ensayos controlados no se sabe si ayudaron, empeoraron o no hicieron nada.
Recientemente, un equipo de investigadores liderado por José Ordovás-Montañés, un investigador del Boston Children’s Hospital y la Escuela de Medicina de Harvard, liberó el borrador de un artículo que está en revisión para su publicación en la revista Cell en el que pueden encontrarse claves para tratar mejor a los miles de personas afectadas por coronavirus en el mundo.
Los datos del estudio que está evaluando Cell sugieren que proporcionar interferón a un paciente aceleraría la producción de las dos proteínas que le sirven de puerta de entrada al coronavirus, facilitando la invasión, pero también protegiendo al tejido, en una auténtica carrera de armamentos. Dependiendo el grado de avance de la enfermedad, el resultado podría ser perjucicial para el paciente.
A 5.500 kilómetros de Boston, en el Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, Luisa Villar, la jefa de Inmunología del centro, se alegra de conocer los resultados de Ordovás, porque corrobora su experiencia de las últimas semanas. “Los interferones tipo 1, como el alfa y el beta, tienen un posible efecto antiviral y se considera su uso en infecciones como esta, pero nuestros datos indicaban que los resultados no eran los esperados”, explica.
“El interferón induce el receptor del virus en muchas células que no lo expresan y lo aumenta en células que ya lo expresan. Así se facilita la infección y es algo que obviamente no queremos”, concluye.
El 19 de marzo, Villar ya avisó a otros hospitales de sus resultados, aunque la evidencia seguía siendo limitada porque el número de pacientes era pequeño. África González, presidenta de la Sociedad Española de Inmunología, señala que, a partir del trabajo de Villar, ya había información en la comunidad médica sobre las dudas respecto a los interferones.
Hay que recordar que los interferones se emplean para enfermedades autoinmunes. Como ha sucedido con otros fármacos, el uso de interferones para el coronavirus podría poner en peligro el suministro para dolencias en las que su eficacia está demostrada y es algo que se quiere evitar. Resultados como los presentados en Cell “apoyarían junto a los datos clínicos que no deberían utilizarse interferones en estos pacientes”, concluye González.
Unas pocas semanas después de haberse topado con el nuevo coronavirus, médicos e investigadores siguen estudiando para enfrentarlo con evidencias y dejar de tratarlo a tientas.