Entre los criterios que barajan los científicos para bautizar la nueva era geológica como Antropoceno, el período caracterizado por la huella de la acción de los seres humanos en el planeta, se encuentra el uso generalizado de plaguicidas. Dos estudios diferentes han hallado restos de estos compuestos químicos en tierras sobre las que no se habían aplicado desde hacía entre 3 y 20 años.

Una de las investigaciones del grupo de Física del Suelo y Gestión de la Tierra de la Universidad de Wageningen (Holanda), analizó 340 tierras agrícolas de los países participantes durante un trienio y halló residuos de entre 5 y 16 plaguicidas en el 70% de las muestras, incluidas las de aquellas tierras que habían abandonado el uso de compuestos químicos tres años antes del estudio, al pasar a esquemas de explotación orgánicos.

El estudio, publicado en junio en Enviromental Pollution, pone de relieve el siguiente contexto: “la dependencia de los plaguicidas en los sistemas agrícolas de Europa para asegurar los rendimientos en la producción vegetal y la ganadería, suponen el uso de un promedio de 340.000 a 370.000 toneladas de sustancias activas anualmente”, según la estadística de la FAO. 
Cabe consignar aquí como dato comparativo que esta cantidad de agroquímicos es del mismo orden de magnitud que la utilizada en Argentina, pero el viejo continente tiene 32 habitantes por kilómetro cuadrado y Argentina sólo la mitad.

Siguen los datos de contexto del estudio: de las 487 sustancias activas aprobadas para su venta en la Unión Europea, “casi la mitad son bioacumulativas [es decir, se acumulan en el organismo de los seres vivos], el 25% son persistentes en el suelo más de 100 días y el 30% presenta una alta toxicidad acuática”.

El estudio detalla que “La mayoría de los pesticidas se aplican durante la temporada de crecimiento de los cultivos, lo que resulta en un pico de residuos en los suelos durante este período. Sin embargo, pueden persistir mucho después de la aplicación y acumularse en el suelo a lo largo de los años”.
Esta persistencia es una explicación para que, aunque el mayor número de residuos por muestra (16) fueron hallados en el 70% de los suelos con explotaciones convencionales, en las tierras de agricultura orgánica se detectaron hasta cinco residuos de plaguicidas.

Hasta dos décadas
Los hallazgos coinciden con otro estudio publicado por la American Chemical Society con Judith Riedo, de la Universidad de Zurich, como autora principal. En este trabajo, los investigadores midieron las características superficiales del suelo y las concentraciones de 46 pesticidas utilizados regularmente y sus productos de descomposición en muestras tomadas de 100 campos divididos en dos grupos: los que se manejaron con prácticas convencionales y los que trabajaron sin agroquímicos.

Los investigadores encontraron residuos de pesticidas en todas las locaciones, incluidas las explotaciones convertidas en orgánicas más de 20 años antes del estudio. Según el resultado de la investigación, “múltiples herbicidas y un fungicida permanecieron en el suelo superficial después de la conversión a explotaciones ecológicas, aunque el número total de productos químicos sintéticos y sus concentraciones disminuyeron significativamente cuanto más tiempo estuvieron los campos bajo ese tipo de gestión”.

El estudio asume que no todo es necesariamente contaminación residual: “Algunos de los pesticidas podrían haber contaminado los campos orgánicos al viajar a través del aire, el agua o el suelo desde los campos convencionales cercanos”. Esta presencia de compuestos químicos también afecta, según la investigación, a la presencia microbiana beneficiosa. “La presencia de estas sustancias puede disminuir la salud del suelo”, concluyen los investigadores.

También en los bebés en gestación
La presencia de contaminantes orgánicos persistentes (COP) más allá de la tierra sigue siendo motivo de estudio. El último, difundido por el Instituto Karolinska de Suecia, un grupo de investigadores halló en el tejido adiposo de 20 fetos fallecidos en el tercer trimestre de gestación entre 2015 y 2016 una quincena de estos compuestos. 

Entre otras, encontraron HCB (hexaclorobenceno), un pesticida que se usaba para proteger los cultivos alimentarios de los hongos; DDE (diclorodifenildicloroetileno), insecticida utilizado a mediados del siglo XX y variantes de los PCB (policlorobifenilos), sustancias químicas que servían como aislantes en productos eléctricos, fundamentalmente en los transformadores de las redes eléctricas.

“Los seres humanos vienen y van, pero la tierra permanece”
George R. Stewart – La Tierra Permanece (1949)