Vera está pronta a llegar y lo hará por el puerto. Está acompañada por agentes que tienen la misma misión que los otros, los que transportan y dan cobijo a exjerarcas, los que los introducen en países tan peculiares como Argentina, Chile o Paraguay. 

La mala suerte comienza allí, con la llegada de Vera, su mujer, a la que no ve desde que entró en clandestinidad, girando por Europa, de la cual pudo huir finalmente con ayuda de sacerdotes italianos. También llegan sus hijos, transformados en otros, los que, en principio, llaman tío a su padre, el tío Ricardo.

El desembarco de Vera coincide con la muerte de Eva Perón, que muere a los 33 años (apenas y a penas). Las imágenes son las que se conocen: filas interminables en un día gris, lluvia constante y charcos en las esquinas, gente amontonada, gente desesperada, militares. Eichmann -de ahora en más Ricardo Klement- no puede creer, no puede concebir no encontrar un maldito ramos de flores, no ya únicamente rosas, en toda Buenos Aires:

“¿Por qué tanta mala suerte?”

Vivió todo el proceso judicial dentro de una burbuja de vidrio, para que nadie en Jerusalem tuviera que compartir el aire con tamaño asesino, según la leyenda. Fue encontrado culpable de crímenes de guerra y llevado a la horca.
Vivió todo el proceso judicial dentro de una burbuja de vidrio, para que nadie en Jerusalem tuviera que compartir el aire con tamaño asesino, según la leyenda. Fue encontrado culpable de crímenes de guerra y llevado a la horca.

La zona norte del conurbano, parajes semi-rurales en la década del 50´, el espacio vital de la trama. Los agentes israelíes que recibieron la primera información desistieron de darla por válida: consideraban esa zona de Buenos Aires como demasiado pobre para un asesino célebre como Klement. Fue Lothar Hermann, un judío ciego, por citar una de las paradojas, quien envío las advertencias de que podía tratarse del propio arquitecto del Holocausto.

¿Por qué Klement pasó de la paranoia, una discreción total sobre su existencia, propia de los que dicen no esconder nada, a un momento donde se ve rodeado de kameraden y tocado en su vanidad por la proyección de sus memorias, a las que deseaba ya estamparle su verdadero nombre? 

En diálogo con Cba24n, el autor de la novela cuenta cómo fue el proceso de reconstrucción de los años de Klement en nuestro país y por qué eligió la ficción como modo de exponer un personaje tan documentado e historiado.

Cba24n- Después de leer su novela uno puede pensar que el relato patético y la tragicomedia, la comedia misma, son estilos que dejan aún más expuestos a estos personajes que disocian moral y lenguaje, que se desdoblan y en ello se llevan puesto todo. ¿Qué otras devoluciones tuvo usted sobre el efecto de la novela y sobre el efecto de sus recursos?

Magnus- La respuesta fue sorprendentemente buena, pese al tour de force que implica meterse en la mente de este asesino. La sorpresa mayor radica, creo yo, en que uno puede hacer el ejercicio de humanizar el mal y no por eso pierde el desprecio y la condena, al contrario. Meterse en la intimidad de Eichmann, seguirlo en su relación con la mujer y los hijos, su trabajo, etc., permite entender desde adentro su vida y así resolver enigmas como el de por qué cayó, si venía huyendo tan exitosamente. En su paso por Argentina está también la clave de la imagen que luego mostró en Jerusalem y que es la que predominó después.

- Hay algo inquietante, un terror que subyace, cuando el lector asiste a escenas que resultan absurdas por lo fútiles y que maximizan su efecto por tratarse de un asesino de la humanidad. Por ejemplo, la alegría infantil de Klement al conseguir su dentadura de porcelana, un gusto que por fin pudo darse en vida. ¿Cómo fuiste construyendo este personaje de gestos mínimos y cotidianos? 

Magnus- A fuerza de leer todo lo que escribió y dijo y mucho de lo que se escribió sobre él. Ahora no puedo reconstruir de dónde saqué cada cosa, pero a medida que avanzaba en la novela el personaje iba reaccionando a lo que le sucedía con total naturalidad, porque respondía a lo que se sabe de él y yo había incorporado leyéndolo. Así como respeté el marco histórico y lo cuento, aunque desordenado, como en cualquier biografía, también la parte inventada, la de qué pensaba, se basa en lo que conocemos de Eichmann. Digamos que no son inventos sino hipótesis, del mismo tipo que hace un historiador o un biógrafo, solo que con las herramientas y el tono de la ficción. Es la primera novela que se escribe sobre Eichmann en Argentina y la idea es también reivindicar el poder de la ficción para intentar recomponer el pasado allí donde ya no alcanzan los documentos que han sobrevivido o los estudios más o menos académicos sobre el tema.

"La ficción es el modo óptimo, cuando no el único, para meterse en la intimidad de un personaje, lo que a su vez implica meterlo en la intimidad del lector."  Magnus a Cba24n

El último trabajo forzado de la abuela de Magnus fue apilar cadáveres en Bergen-Belsen. Desahuciada y ya sin fuerzas, se tiró ella misma sobre los cuerpos. Fue encontrada con vida por un soldado norteamericano.
El último trabajo forzado de la abuela de Magnus fue apilar cadáveres en Bergen-Belsen. Desahuciada y ya sin fuerzas, se tiró ella misma sobre los cuerpos. Fue encontrada con vida por un soldado norteamericano.

- Hagamos de cuenta que esta es una sección para no sólo tratar de convencer a que compren el libro, sino también persuadir para que se lea, cosas que no necesariamente van de la mano. Cuando comenzaste a documentarte sobre el personaje y leías parte de lo escrito por él y sobre él, ¿Cuál fue el rasgo psicológico del ex SS que te resultó notable?

Magnus- Su cinismo, claramente. El tipo te puede hablar de los peores crímenes con la mayor tranquilidad, como si fueran conceptos de una ecuación puramente lógica: tenemos un problema, que son los judíos, y estaba esta solución y la otra, etc. Le encanta repetir que él no odia a los judíos, al contrario, los admira. Después van apareciendo otras cosas que lo hacen interesante: su debilidad por las mujeres, entre las que pasaba por galante; su aversión por el dinero; su supuesto idealismo; su pose de razonador. Estos rasgos digamos positivos lo tornan un personaje molesto, escurridizo. El asco que provoca no es el del asesino carnicero o violador psicópata, sino el del tipo gris que pone su inteligencia al servicio del mal, por ejemplo victimizándose. De ahí también el título irónico del libro.

- La novela va a traducirse próximamente al alemán, italiano, francés, holandés, croata y checo. Seguramente será un texto que llamará la atención no únicamente por tratarse de un criminal de guerra del calibre de Eichmann. También por el género que ejercita; por sobre el gran trabajo documental, es principalmente una ficción ¿Crees que la ficción es el modo óptimo para darle cuerpo a estos personajes que muchas veces exceden la comprensión inmediata?

Magnus- La ficción es el modo óptimo, cuando no el único, para meterse en la intimidad de un personaje, lo que a su vez implica meterlo en la intimidad del lector. Mediante las herramientas de la verosimilitud, que buscan crear empatía, se logra lo que no pueden ni la historia ni la biografía, que por fuerza deben mirar los acontecimientos lo menos subjetivamente posible. La libertad que aporta la ficción sirve además para que los datos no queden como eso, ni los análisis como meros análisis, sino que todo se convierta en vida cotidiana y de ese modo se torne intuitivamente comprensible.