Lula advierte que no dudará en despedir a ministros que hagan cosas equivocadas
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, advirtió hoy a sus ministros que los despedirá en caso de que "hagan algo en forma equivocada", durante un discurso que inauguró la primera reunión de gabinete de su Gobierno.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, advirtió hoy a sus ministros que los despedirá en caso de que "hagan algo en forma equivocada", pero aclaró que estará a su lado en las buenas y en las malas y que no los abandonará "en el medio del camino", durante un discurso que inauguró la primera reunión de gabinete de su Gobierno, al cual le pidió dialogar con el Congreso sin reparos ideológicos.
En un discurso en el Palacio del Planalto frente a los 37 miembros del gabinete, Lula trazó las directrices sobre el trabajo de los ministros, a quienes les pidió apertura, buen trato y paciencia para negociar los principales proyectos del gobierno ante un Congreso en el cual hay que formar mayorías para cada iniciativa.
En ese sentido, aseguró que convocó a personas con opiniones divergentes para poder "llegar a las mismas conclusiones para reconstruir el país". "Nuestra tarea será ardua, pero es una tarea noble. Vamos a tener que entregar este país mejor", aseguró el mandatario, que citó el cese de las políticas públicas de educación, salud, cultura y juventud durante la gestión del expresidente Jair Bolsonaro, quien abandonó el país el 29 de diciembre hacia Estados Unidos, dos días antes de terminar su mandato.
Sin nombrar a ninguno específicamente, Lula mostró rigor frente a sus ministros y aseguró que no dudará en despedirlos ante ilegalidades. "Quien haga algo equivocado, sabe que apenas hay una forma de actuar, la persona será simplemente, del modo más educado, invitado a dejar el gobierno y, si cometió algo grave, tendrá que ponerse a disposición de las investigaciones y del Poder Judicial", aseguró Lula.
Un poco más tarde, aclaró: "Tengan la seguridad de que los apoyaré en los momentos buenos y en los males, no los dejaré en medio del camino, fueron convocados porque tienen competencia, porque fueron sugeridos por las organizaciones políticas a las cuales pertenecen y yo respeto mucho esto".
El discurso de Lula sobre transparencia y buenas prácticas en el gobierno ocurre cuando los diarios O Globo y Folha de Sao Paulo revelaron las conexiones de la ministra de Turismo, Daniela Carneiro, del partido de derecha y aliado Unión Brasil, con expolicías de Río de Janeiro acusados de pertenecer a las milicias, como se conoce a las mafias parapoliciales que actúan en favelas y barriadas.
Carneiro borró de Instagram fotografías con figuras vinculadas al crimen organizado y a la política barrial del Gran Río de Janeiro: la ministra es la esposa del popular intendente de Belford Roxo, conocido como Waguinho, aliado de Lula en el balotaje en un territorio que había sido capturado por la extrema derecha bolsonarista.
Unión Brasil es un partido que formó parte del bolsonarismo y que en esta migración hacia el oficialismo lulista es clave para atraer nuevos aliados en el Congreso, sobre todo porque el gobierno debe construir mayorías para su agenda social y económica.
Por eso, Lula enfatizó ante sus ministros y los jefes de bloque que la prioridad es la del Congreso. "Nosotros necesitamos más del Congreso que el Congreso de nosotros".
El mandatario repudió la "criminalización de la política" ocurrida en los últimos años y reivindicó haber conformado el gabinete "como resultado de acuerdos políticos". "De nada sirve -aseguró- tener un gabinete técnicamente formado en Harvard si no logra tener un solo voto en Diputados o en el Senado".
"Cada ministro debe tener la paciencia y la grandeza para atender bien a cada diputado o senador que lo busque. No habrá vetos ideológicos, nosotros no queremos hablar con un diputado para pedirle matrimonio, sino para que nos acompañe en alguna votación, en algún tema específico", sostuvo.
Como exsindicalista, Lula a los 77 años inició el domingo su tercer mandato haciendo de la negociación su mayor virtud para enfrentar posibles relaciones de fuerzas contrarias al gobierno.
Y por eso es que el gabinete está formado no sólo por el Partido de los Trabajadores (PT), sino por otras nueve fuerzas que cubren todo el arco político, excluyendo el bolsonarismo.
"No somos un gobierno de pensamiento único, de filosofía única, de apenas personas iguales, somos un gobierno de personas diferentes, y lo que importa es que pensando diferente todos debemos hacer esfuerzos para que sí pensemos igual de cara a la reconstrucción del país", aseveró Lula.
El Presidente también destacó la "felicidad popular" registrada el domingo 1 de enero durante la fiesta de su asunción en Brasilia. En ese sentido, contó que lo llamó esta semana el escritor y periodista Fernando Morais, su biógrafo, quien siempre sostuvo que la mejor fiesta popular de asunción al cargo la había vivido en 1973 con la de la tercera presidencia de Juan Domingo Perón en la Argentina.
"Él decía que aquella investidura era la más linda que había visto, pero que ésta le gana de 10 a 0 a esa, que él decía que era la más linda que había visto en su vida, presencialmente", contó Lula, que convocó a la "unión" de las familias luego del "odio establecido" en los últimos cuatro años durante la gestión de Bolsonaro.
Lula se emocionó al mirar hacia la ministra de Cultura, Margareth Menezes, a quien le dijo que hay que hacer una "revolución cultural" en el país, citando a los jóvenes de las clases bajas que carecen de oportunidades de trabajo, educación y acceso al entretenimiento, el arte y el deporte.
En la reunión de gabinete, en la que participó la primera dama, Rosángela Janja da Silva, todos los ministros debieron ir sin teléfonos celulares, debidamente guardados en la sala contigua. La esposa de Lula, una socióloga que ha tenido amplia participación en la campaña y organizó la ceremonia de investidura en el Palacio del Planalto, denunció ante la prensa "la falta de cuidado y mantenimiento" que provocó la gestión Bolsonaro en el Palacio de la Alvorada, la residencia oficial. Janja recorrió con la cadena GloboNews el interior de la residencia presidencial (el equivalente a la Quinta de Olivos) para mostrar pisos de madera rotos, filtraciones de humedad, sillones rasgados y la falta de objetos y obras de arte que son parte el patrimonio histórico, que fueron llevados a otros sitios oficiales.
"Lula quedó desolado con el estado del palacio", dijo la primera dama, que mostró un tubo de oxígeno abandonado por Bolsonaro que era usado por el expresidente cuando miraba televisión o descansaba.
La pareja presidencial se mudará en algunas semanas, después de obras de refacción. Mientras tanto, Lula y su tercera esposa, con la que se casó en mayo pasado, vivirán en la suite presidencial del hotel Meliá 21, en la zona hotelera sur de Brasilia.
Télam