Mundo al revés: en Nueva Zelanda sube el combustible y bajan el boleto del colectivo 50%
Frente al aumento de la inflación y de las naftas, el recorte de tarifas es una de las medidas que el partido de Jacinda Ardern introduce para aliviar las presiones del costo de vida a las familias trabajadoras.
La inflación en Nueva Zelanda alcanzó el máximo de tres décadas y no muestra signos de desaceleración. Fue de 5,9% a fines de 2021 y se espera que continúe aumentando en 2022. En febrero, los costos de frutas y verduras aumentaron un 17% interanual.
El gobierno de Ardern se ve sometido a una presión cada vez mayor para abordar la inflación en Nueva Zelanda, donde los hogares enfrentan aumentos significativos en el costo de vida y en los artículos esenciales de los supermercados.
La oposición declara que el país tiene una "crisis del costo de vida". En encuestas recientes, aunque Ardern sigue siendo la primera ministra preferida, el oficialista Partido Laborista quedó atrás de la oposición de centroderecha, por primera vez desde que comenzó la pandemia.
La crisis en Ucrania, como en el resto del mundo, no hará sino agregar presión por la suba de los combustibles, que se transmiten al costo de casi cualquier mercancía.
Los precios de la nafta en Nueva Zelanda ya superan los 2 dólares el litro, habiendo aumentado considerablemente en las últimas semanas. Por ejemplo, la nafta sin plomo subió un 15% desde principios de año y se espera que siga subiendo.
¿Y cómo reacciona el gobierno?
El gobierno de Nueva Zelanda decidió reducir a la mitad las tarifas del transporte público para aliviar el fuerte aumento de los precios de los combustibles.
La primera ministra, Jacinda Ardern, anunció que el país reducirá las tarifas en un 50% en medio de una serie de medidas para tratar de aliviar los fuertes aumentos en el costo de vida. El gobierno también está recortando los impuestos especiales sobre la nafta y las tarifas de los usuarios de las carreteras en casi 20 centavos de dólar por litro, cambios que entrarán en vigor la semana próxima.
El ministro de finanzas, Grant Robertson, anunció que los cambios durarían inicialmente tres meses y luego se evaluaría la marcha general de la economía y los precios.
“La crisis energética mundial se agudizó rápidamente”, dijo Ardern. “No podemos controlar la guerra en Ucrania ni la continua volatilidad de los precios del combustible, pero podemos tomar medidas para reducir el impacto para las familias de Nueva Zelanda”.
“A largo plazo, debemos desarrollar una mayor resiliencia en nuestro sistema de transporte para que seamos menos vulnerables a los picos en el precio de la gasolina”, dijo Ardern. “Pero por ahora, reducir a la mitad el costo del transporte público brindará a algunas familias una alternativa menos costosa que llenar el tanque”.
No se espera que estos cambios modifiquen la suba de precios, dijo Robertson.
“Tenemos que reconocer que se espera que los precios de la gasolina sigan aumentando”, dijo. “La invasión rusa de Ucrania continúa socavando y desestabilizando los mercados mundiales de energía y, sumado a las otras presiones inflacionarias que el mundo tiene debido a las interrupciones de la cadena de suministro por el Covid, lamentablemente esto aún no ha terminado”.
Sin duda, una reacción impensada en nuestro país, en dónde una medida de este tipo encontraría un coro implacable de autopercibidos liberales, que anunciaría el fin de los tiempos y el mismísimo apocalipsis si desde cualquier estamento de gobierno se propone que las personas literalmente de a pie, humildes que sólo viajan en transporte público, fueran beneficiados con una reducción a la mitad del costo del transporte.