Murió Astrud Gilberto, la voz femenina que internacionalizó la bossa nova
Su versión de Garota en Ipanema hizo que el disco Getz/Gilberto vendiera más de cinco millones de copias y ganara cuatro Grammy. Ella recibió apenas 120 dólares. A los 19 años contrajo matrimonio con João Gilberto, de quien le quedó el apellido. A través de un bello posteo, su nieta Sofía dio a conocer la triste noticia.
The girl from Ipanema. Astrud Evangelina Weinert nació el 29 de marzo de 1940 en Salvador de Bahía, fruto del encuentro entre su padre alemán (profesor y lingüista, quien legó en ella el conocimiento de idiomas diversos) y su madre brasileña. Esta mixtura innata le haya dado quizás su carácter siempre misterioso, retraído, ese aire de chica Godard, sexy y recatada al mismo tiempo.
Fue casi por azar que su voz y su inquietante sensualidad (ese timbre gélido, digital) llevaron por el mundo entero el género entonces en auge: la bossa nova.
En las sesiones del disco Getz/Gilberto (1964), Astrud rondaba aburrida por el estudio de grabación mientras acompañaba a su marido, el “complicado” João Gilberto. Era una obviedad que la bossa, un samba depurado y disponible, tenía/debía ser traducida al inglés. No sólo en el ámbito de la música y el entretenimiento (en la política, una fija) existe una ecuación naturalizada, de la que es necesario dudar, que expresa que mientras más depurado, mientras más neutra la propuesta, mayor es el mercado.
Getz quería una voz femenina para algunas pistas del disco. Lo ideal era encontrar un timbre que sintetizara el ritmo suave, sugerente y sensual. Astrud se prestó para probar su voz: estaba allí con 23 años, en el estudio de New York, acompañando a su marido. Su encanto era natural (¿de qué otra manera, si no?) pero no era una cantante profesional.
Su versión en inglés de Garota de Ipanema fue un éxito inevitable y automático. El disco ganó cuatro Grammy, incluida la categoría Mejor álbum. Joao Gilberto recibió 23.000 dólares. Getz se compró una mansión (ya no tiene sentido detallar la cantidad de habitaciones de la propiedad). La bossa nova se hizo global. Astrud recibió 120 dólares por la sesión, lo que marcaba en ese momento el convenio de trabajo del sindicato de músicos.
Creed Taylor, productor de Getz/Gilberto, dijo que supo que The girl from Ipanema iba a ser un éxito absoluto “desde el momento en que Astrud entró con su vocecita y cantó con ese acento”. De no creer: Astrud Gilberto no mereció un solo crédito en el LP. Su hijo João Marcelo ha defendido sucesivamente a su madre, rechazando ese "descubrimiento" de orden colonial por parte de los productores del sello Verve. “Mi padre João solía ser inflexible sobre las mentiras que hablaban sobre ella", le dijo a The Independent.
El “descubrimiento” de la voz de Astrud Gilberto fue lo mejor que decantó de esa fusión ingrata entre la bossa y el cool jazz (al menos el jazz que proponía Getz). Astrud, una interpretación por encima de las limitaciones que el compás cuadrado y los espasmos del saxo de Getz permitían. Son famosos los desencuentros -no sólo estéticos- entre João y Getz en los estudios de grabación, con Tom Jobim como mediador de un conflicto que parecía ser, a esa altura, de piel. Mucho se ha dicho también del affaire entre Astrud y Getz, asunto que ya no tiene sentido recorrer.
La fama le llegó de golpe. Su voz inundó gran parte del mundo. A pesar de los maltratos de las discográficas y los sinsabores que la industria le dio, continuó con su carrera de cantante. Llegó a grabar con Chet Baker (“Far away”). En 2008 recibió un Latin Grammy por su trayectoria.
Este martes su nieta Sofía publicó en Instagram: “Mi abuela Astrud Gilberto me hizo una canción, se llama 'Linda Sofia'. Pero vengo a traer la triste noticia de que mi abuela se convirtió hoy en una estrella y está al lado de mi abuelo João Gilberto".
Astrud publicó 19 álbums y recibió diversos premios y galardones. Cantó donde la llamaban: junto a orquestas, en bares de los Estados Unidos, en cruceros, etc. La grabación de The girl from Ipanema le valió un Grammy en 1965, el primero concedido a una artista de Brasil.
No es inexacto decir que la brasilera creó un género propio dentro de un género forzado (cierta batida mezclada con cool jazz). Hasta el día de hoy se editan discos (algunos de buenas ventas, por cierto) que intentan emular la atmósfera relajada que el casi susurro de Astrud crea con inocencia. Hasta puede decirse que suenan bien, resultan tan "frescos" como desalmados, y creo que lejos están de replicar el cosquilleo, esa pluma acariciando el paladar, que produce la voz de Astrud Gilberto.
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