Museo del Mañana: donde las ciencias neofuturistas anticipan qué será de nosotros
El espacio fue diseñado por el arquitecto español Santiago Calatrava y construido junto al mar en el Muelle Maua, cerca del centro de Río de Janeiro.
Después de conocer el Museo del Mañana uno llega a la conclusión de que no todo son playas en Río de Janeiro. Esta monumental construcción fue financiada por la Intendencia de Río de Janeiro y la Fundación Roberto Marinho. Costó aproximadamente 230 millones de reales, algo así como 46 billones de pesos argentinos... una “bicoca” cualquiera diría.
Se sitúa junto al mar en una zona portuaria que estuvo abandonada durante décadas y desde hace unos años está siendo renovada con nuevos edificios de oficinas, apartamentos y restaurantes.
El edificio fue inaugurado el 17 de diciembre de 2015 con la presencia de la presidenta Dilma Rousseff. El museo hizo parte del proyecto de renovación de la zona portuaria de la ciudad para las Olimpiadas de 2016.
La idea principal del museo es que el ser humano no está preparado para el mañana que se nos viene. El «mañana» será una construcción y los individuos podrán participar de esa construcción si están preparados física, psíquica y socialmente. Quizás lo que más sorprende es que no estamos en presencia de un Museo de objetos sino de ideas y pensamientos que se pueden o no plasmar de aquí a unos años.
La construcción es imponente y uno se empieza a sorprender a cada paso que da. Tiene en su visita un video magnifico sobre la vida, y luego sobre en qué puede terminar el planeta si no lo cuidamos. Luz, agua, aire y tierra son como cuatro océanos que nos contienen y envuelven. Su combinación dinámica da paso a los cambios de las estaciones del clima. Y si seguimos maltratando a nuestro planeta, él tarde o temprano se vengará.
A veces tenemos que llegar a estos lugares para tomar conciencia y reflexionar sobre el cuidado de nuestra tierra, así entender como hay cada vez más huracanes, maremotos, incendios en la faz de la tierra.
Las rápidas corrientes marinas, los vientos de la atmósfera, la rapidísima luz del sol son los flujos que forman todo lo que hay en nuestro planeta. Hay otro salón donde las muestras fotográficas de distintos sitios del mundo nos sorprenden en forma superlativa.
También la panorámica que hay desde esa zona portuaria nos permite ver cruceros, barcos de distinto porte y el extenso puente que une a Río de Janeiro con Niteroi, su ciudad dormitorio. Las fotos en un atardecer también son opciones interesantes de esta zona de Río de Janeiro.
Si la idea es aprender, la visita debe durar al menos dos horas. La entrada cuesta 30 reales, unos $ 6.000 de acuerdo al cambio en el mercado paralelo. Aunque hay que aclarar que en casi ningún lado de Río de Janeiro cambian pesos argentinos, así que si piensa venir compre reales o quizás la mejor opción sea la tarjeta de crédito. Luego tienen una entrada de 15 reales para personas de 6 a 21 años.
De todas maneras, los martes la entrada es gratuita y bien vale la pena conocer este lugar donde el futuro contrasta con lo que ocurre a pocos cuadras de distancia, en la zona céntrica, donde los “moradores de la rua” (habitantes de la calle) se multiplican en forma exponencial, determinando que no todo es tan colorido en la “ciudade maravillosa”.
Dónde comer
Dentro del Museo del Mañana está el restaurante Casa de Saulo, cuyo plato emblemático es el que lleva el nombre del Restaurant y que tiene el pez pirarucu, oriundo del Amazonas que tiene una salsa de castañas de Pará, banana asada, arroz y farofa. Este pez no tiene espinas y cuenta con un sabor parecido al bacalao, en algunos casos, supera los dos metros de largo y pesa casi 100 kilos.
El plato tiene un costo de R$ 95, cerca de $ 20.000 de los nuestros y en la degustación el restaurante tiene una visión panorámica de las aguas que circundan esa zona de Río de Janeiro y, a lo lejos, divisar el puente que va a Niteroi, la ciudad dormitorio aledaña a Río.
Esta comida es del Estado de Para, más precisamente de la ciudad de Santarém, donde nació el restaurant casa de saulo. Justamente a esta ciudad viajo hace un mes el Presidente de Brasil Lula, y realizó un paseo en barco que pertenece a Jennings, propietario de Casa de Saulo .
La amazonia tiene una comida sustentable, y desde que los Portugueses llegaron en el 1500 a lo que hoy es Brasil, los originarios ya comían peces, mandioca y el tradicional Acai. En fin, una experiencia culinaria singular que merece repetirse.