No para de acelerarse el retroceso del hielo en la Antártida
Entre mediados de febrero y fin de marzo todos los años se alcanzan los mínimos anuales en la cobertura de hielo antártico, con sus límites encogiéndose año tras año. Los estudios indican ahora que el proceso es cada vez más rápido y puede ser irreversible.
Las noticias sobre el retroceso de los casquetes polares ya no son novedad, alterando irreversiblemente los polos. En el caso particular de la Antártida un repaso rápido permite encontrar desde el desprendimiento de “provincias” de hielo, récords de temperaturas con hasta 40 °C por encima de lo normal y “ciudades de hilo” que estallan.
De hecho, los modelos climáticos sugerían ya en 2014 que la capa de hielo gigante de la Antártida Occidental (WAIS por sus siglas en inglés), que se encuentra sobre el continente, estaba condenada al colapso debido a los niveles de calentamiento global que ya se veían entonces
El impacto de la crisis climática en el derretimiento del hielo marino en el Ártico es claro en los registros que se remontan a 1979. En cambio, como el hielo marino antártico varía mucho más de un año a otro, es más complejo establecer los efectos del calentamiento global en ese casquete.
Los científicos del Centro Nacional de Datos de Hielo y Nieve de los Estados Unidos (NSIDC) acaban de publicar un artículo en el que muestran que se ha establecido un nuevo mínimo histórico. La extensión del hielo marino antártico cayó a 1,91 millones de kilómetros cuadrados el 13 de febrero, por debajo del récord anterior establecido el 25 de febrero de 2022.
Como es previsible, el hielo marino se derrite en el verano austral antes de comenzar a crecer nuevamente cuando llega el otoño. “En los últimos años, el mínimo anual se produjo entre el 18 de febrero y el 3 de marzo, por lo que se espera una mayor disminución”, dijeron los investigadores del NSIDC.
Para ejemplificar la profundidad de los cambios producidos, los científicos refieren que un buque de investigación belga quedó atrapado en una enorme formación helada durante más de un año en el verano antártico hace 125 años, exactamente en la misma región donde ahora navegaron en aguas completamente libres de hielo para realizar los estudios.