Olas de Calor: los últimos ocho años son los más calientes de la historia
Un reciente reporte europeo pone de manifiesto que aunque es abrumadora la evidencia de que el calentamiento es producto de las emisiones de gases, los compromisos adoptados están lejos de ser suficientes para mitigar los efectos.
Los datos son inapelables. Veamos el resumen que presentó los primeros días de este año el Servicio de Cambio Climático Copernicus de la Unión Europea.
- Los últimos ocho años han sido los ocho años más cálidos registrados en la historia de la humanidad.
- La temperatura media anual estuvo 0,3°C por encima del período de referencia (1991-2020), lo que equivale a aproximadamente 1,2°C por encima del período 1850-1900
- Las concentraciones de dióxido de carbono atmosférico aumentaron aproximadamente 2,1 ppm, lo que representa tasas de crecimiento similares a las de los últimos años. Es decir, pese a las promesas, ninguna reducción apreciable.
- Para completar el compendio, el reporte advierte que las condiciones del fenómeno “La Niña” persistieron durante gran parte del año 2022 por tercer año consecutivo. En nuestra región del mundo, el fenómeno se manifiesta con la brutal sequía que enfrentamos, con sus secuelas de incendios, falta de agua y pérdidas en las cosechas.
El reporte de la agencia europea señala que todo esto es parte de una tendencia de calentamiento más amplia e incesante a medida que los humanos continúan emitiendo cantidades masivas de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Y no tienen dudas: los fenómenos climáticos extremos que se viven en todo el mundo se derivan en gran medida de un siglo y medio de quema de combustibles fósiles.
Los investigadores tienen ejemplos de sobra y en cualquier parte del planeta para graficar: Europa pasó el verano más caluroso de la historia; Pakistán experimentó inundaciones catastróficas como resultado de lluvias extremas; en febrero de 2022, el hielo del Mar Antártico alcanzó su mínimo más bajo en 44 años de registros satelitales.
"El año 2022 fue uno más de extremos climáticos en Europa y en todo el mundo. Estos eventos resaltan que ya estamos experimentando las consecuencias devastadoras de nuestro mundo en calentamiento”, dijo Samantha Burgess, subdirectora de Copernicus, en el comunicado oficial que anuncia los hallazgos anuales.
La subdirectora insiste en que los datos de 2022 proporcionan "evidencia clara de que evitar las peores consecuencias requerirá que la sociedad reduzca urgentemente las emisiones de carbono y se adapte rápidamente a un clima cambiante".
Más datos
El escenario de fondo es que, a pesar de la urgencia de detener el calentamiento, la producción mundial de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero (GEI) continúan aumentando. Y no valen los esfuerzos individuales ni el de algunas naciones si los principales contaminantes del planeta no se transforman en los que más aportan.
El mejor ejemplo es el de Estados Unidos, el país con las emisiones de gases per cápita más altas del mundo. Las emisiones de gases de efecto invernadero de ese país aumentaron un 1,3 por ciento en 2022 con respecto al año anterior, según los datos publicados por la consultora independiente Rhodium Group.
El presidente Biden se comprometió a reducir las emisiones de EE. UU. entre un 50 % y un 52 % para fines de la década en comparación con los niveles de 2005, y el Congreso aprobó recientemente una legislación de gran alcance para financiar un cambio definitivo hacia energías limpias. Aún así, los analistas coinciden que la nación no está en camino para cumplir esos objetivos.
No son los únicos
Inmediatamente después de la COP26 en Glasgow, los expertos consideraban que esa conferencia había sido la tumba para el objetivo de no superar el umbral de 1,5 °C de calentamiento para fines de este siglo.
Por eso no sorprendió que al cierre de la COP27 en noviembre del año pasado en Egipto, el documento final señalase que pese a las promesas de muy alto perfil enunciadas para impulsar los objetivos climáticos, las naciones apenas han reducido el 1 por ciento de sus emisiones de gases de efecto invernadero proyectadas para 2030.
Si se quiere estimar cuán cortos son los objetivos actuales, compárese esta realidad con los cálculos en que coinciden los científicos que indican que el mundo necesita reducir las emisiones que calientan el planeta aproximadamente a la mitad para el final de esta década si se quiere cumplir las promesas más ambiciosas. Es abrumador: realidad 1%, necesidad 50 %.
Según el documento final de la COP27, esa "brecha de emisiones", la enorme distancia entre los planes nacionales para reducir la contaminación de carbono y los recortes reales necesarios para evitar un calentamiento catastrófico, pone al planeta en camino de calentarse unos terribles 2,4 °C a finales de siglo. Y pocas naciones han implementado las políticas necesarias para alcanzar incluso estos modestos objetivos, según el informe.
Qué hacer
Los científicos han detallado cómo una atmósfera más cálida está sobrecargando las tormentas, intensificando las sequías y dejando a los lugares menos tiempo para prepararse antes de que ocurra el próximo desastre relacionado con el clima.
Y todo indica que mientras las emisiones causadas por el hombre continúen calentando el planeta, es probable que sigan más desastres. Y que los compromisos de las naciones son insuficientes.
Por eso no sorprende que aparezcan los primeros en asumir que hay que darse por vencidos y organizarse para resistir las consecuencias de algo que ven como inevitable.
“La frecuencia y la gravedad de los desastres climáticos extremos continúan aumentando”, dijo Rick Spinrad, administrador de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA), en una presentación con periodistas la semana pasada al resumir los desastres relacionados con el clima de EE. UU. durante el año pasado.
Agregó: “Debemos adaptarnos y volvernos resistentes a las amenazas climáticas que no podemos evitar”.
Si el calentamiento “no se puede evitar” es razonable prepararse para el cambio. La pregunta que flota en el ambiente es si, efectivamente, los esfuerzos de la humanidad deben dedicarse principalmente a adaptarse para resistir el cambio porque ya dejó de tener sentido trabajar para disminuirlo.