Se cumplieron 50 años de la primera Cumbre Mundial del Ambiente
Hace medio siglo, en 1972, se reunían 113 países en Estocolmo para una cumbre con fuertes similitudes y diferencias con las actuales, estableciendo el inicio de las discusiones sobre la salud planetaria y la sostenibilidad.
La Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano (CNUMAH), más conocida como Conferencia de Estocolmo, fue una conferencia internacional convocada por la Organización de Naciones Unidas celebrada en Estocolmo, Suecia del 5 al 16 de junio de 1972. Fue la primera gran conferencia que se organizó sobre cuestiones medioambientales, y marcó un punto de inflexión en el desarrollo de la política internacional en dicha tarea.
La conferencia fue abierta y dirigida por el entonces primer ministro sueco, Olof Palme y el secretario general Kurt Waldheim para discutir el estado del medio ambiente mundial. Asistieron representantes de 113 países, 19 organismos intergubernamentales, y más de 400 organizaciones intergubernamentales y no gubernamentales.
El evento no es recordado por los acuerdos alcanzados pero fue indudablemente la primera vez que los problemas ambientales del mundo se pusieron en el centro de la escena como un problema global. Puede genuinamente considerarse que representa el comienzo de la conciencia política y pública de los problemas ambientales a escala planetaria.
En la reunión se acordó una Declaración que contiene 26 principios sobre el medio ambiente y el desarrollo, un plan de acción con 109 recomendaciones, y una resolución, todas ellas manifestaciones poco recordadas hoy. En cambio, sigue activo hasta nuestros días el principal legado de aquella Conferencia: el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
Menos notable, pero también vigente es la celebración del Día Mundial del Medio Ambiente todos los 5 de junio, otra herencia de aquella primera reunión mundial.
El planeta en 1972
En ciertos aspectos, eran muy diferentes las preocupaciones y el escenario multilateral en aquellos años.
La crisis de los misiles ocurrió una década antes pero estaba plenamente vigente la “Guerra Fría”; de hecho, no participaron la Unión Soviética y los países de Europa del Este porque Alemania Oriental no había sido invitada.
Para muchos países la cuestión ambiental era definitivamente secundaria o no tenía lugar en la agenda.
El calentamiento global y el aumento en la concentración de los gases de efecto invernadero ni se mencionaban en los titulares. Todavía no se había hecho conocido y presente el agujero de ozono.
Como datos de contexto adicionales: una de las mayores polémicas de la Conferencia fue generada por las críticas a EE UU del primer ministro de Suecia, Olof Palme, por la guerra de Vietnam. Buena parte de la discusión giró en torno a las pruebas nucleares de Francia y China.
Se afirma también que la cumbre se concretó básicamente por la preocupación de los países escandinavos, que sufrían por la lluvia ácida que les traían los vientos desde las chimeneas de las industrias de Inglaterra.
Ministros en bicicleta
Buen ejemplo del clima de época y del espíritu de algunos de sus participantes refleja Agustí Nieto-Galan, director del Institut d’Història de la Ciència de la Universidad Autónoma de Barcelona, en el artículo sobre el tema que publicó El País de España.
El historiador analiza la foto que se difundió entonces del ministro franquista López Rodó con una de las 750 bicis facilitadas a los participantes de la conferencia para dar ejemplo ante el mundo y señala que “el régimen de Franco apoya a un ambientalista aristocrático, más relacionado con el paisaje, lo estético, que no tiene nada que ver con el ambientalismo más social que está apareciendo en ese momento”.
Hay, sin embargo, algunas constantes que se mantienen en el tiempo: la discusión sobre si en un mundo contaminado asimétricamente, la mitigación debe asumirse de modo simétrico. Ya en ese entonces los países a los que se llamaba “en vías de desarrollo” reclamaban seguir desarrollándose como lo hicieron antes las grandes economías.
Nieto Galán cita una declaración del representante español: “el tema más serio, la pregunta clave a la que debemos buscar respuesta es la de saber cuáles son los cambios del medio ambiente que podemos aceptar o tolerar en aras del desarrollo económico”. Una pregunta absolutamente vigente 50 años después.
Los recordatorios
Hubo diversos recordatorios y conmemoraciones de los 50 años. Tal vez el más significativo fue el evento "Estocolmo+50” organizado por la propia ONU los días 2 y 3 de junio pasados.
El encuentro conmemoró los 50 años de la Conferencia considerándola el punto desde el cual la acción ambiental se convertiría en un asunto mundial urgente. Participó en la misma nuestro país, encabezando una reunión con representantes de Ambiente del Mercosur y de la región.
Medio siglo después de la reunión de Estocolmo, desde el punto de vista medioambiental, el mundo se enfrenta a tres crisis planetarias que amenazan su futuro: el calentamiento global, la pérdida de biodiversidad y la contaminación.
El secretario general de la ONU, António Guterres, describe la triple emergencia planetaria como "la principal amenaza contra nuestra existencia", amenaza que exige "un esfuerzo urgente y total para cambiar el curso de las cosas". En referencia a la coyuntura y el conflicto en Ucrania, Guterres agrega:
“Esta guerra ha demostrado lo frágil que es el mundo y su dependencia de los combustibles fósiles. Es hora de aprender la lección y hacer una clara apuesta de inversión masiva en energías renovables. La dependencia de los combustibles fósiles es un suicidio”.