Autoritarismo y la desconexión política: los desafíos de la democracia contemporánea
En una entrevista con el programa Otro Siglo, Ezequiel Ipar, investigador del CONICET y director del Laboratorio de Estudios sobre Democracia y Autoritarismos, aborda los desafíos que enfrenta la democracia contemporánea. Ipar destaca el problema del autoritarismo y la intensificación de discursos extremistas en todo el mundo como amenazas a los valores y el sentido de la democracia.
En una reciente entrevista con el programa Otro Siglo, Ezequiel Ipar, investigador del CONICET y director del Laboratorio de Estudios sobre Democracia y Autoritarismos, compartió su visión sobre los desafíos que enfrenta la democracia contemporánea. Ipar, quien se ha dedicado al estudio de la democracia durante más de diez años, destacó el problema del autoritarismo como una de las principales preocupaciones de su laboratorio.
Según Ipar, la democracia siempre ha enfrentado crisis a lo largo de la historia debido a su naturaleza agitada y convulsionada. Sin embargo, en los últimos años, estas crisis se han intensificado, poniendo en peligro los valores y el sentido de la democracia. El investigador señaló que el surgimiento de discursos extremistas en todo el mundo, como el caso de Vox en España y el de Bolsonaro en Brasil, muestra similitudes con los discursos autoritarios del siglo XX.
"Hay una desconexión entre el discurso político, el funcionamiento normal de los partidos políticos, y el lugar en el que quedó la sociedad después de este contexto de crisis múltiples". Ezequiel Ipar
Ipar explicó que estos discursos extremistas, aunque no son idénticos a los regímenes autoritarios del pasado, juegan con elementos similares y apelan a las pasiones y las demandas simplistas de la sociedad. También destacó la importancia de comprender por qué ciertos grupos sociales han prestado atención y, en algunos casos, apoyo a estos discursos violentos. Según Ipar, esta situación refleja las fragilidades y las necesidades insatisfechas de esos grupos en un contexto de crisis.
En cuanto a la participación ciudadana, Ipar mencionó la ausencia de votantes en las últimas elecciones de Córdoba como un ejemplo de la deserción democrática. Explicó que este fenómeno, junto con el surgimiento de discursos extremistas, evidencia la desconexión y la falta de diálogo entre los políticos y el electorado. Según el investigador, los partidos políticos no han logrado interpretar y responder a las necesidades y demandas de la sociedad, lo que ha generado descontento y desconfianza en la democracia.
Ipar resaltó la importancia de reconstruir las expectativas y esperanzas democráticas. Para ello, señaló que la democracia debe ser vista como el mejor modo de abordar y resolver los problemas sociales, promoviendo la igualdad, la libertad y la no violencia. Sin embargo, advirtió que los políticos contemporáneos no están a la altura de estos principios, y que es necesario un cambio en su enfoque para abordar los desafíos actuales.
En relación a esto, Ipar comentó: "recuperar la idea de que la democracia es el mejor modo de resolver, de plantear y de resolver problemas sociales, incluidos los más agudos, incluidos los más difíciles". Además, enfatizó: "Esas ideas siguen siendo valiosas, esas ideas siguen siendo verdaderas. No estoy seguro que los políticos contemporáneos estén a la altura de esas ideas".
"Recuperar la idea de que la democracia es el mejor modo de resolver, de plantear y de resolver problemas sociales, incluidos los más agudos, incluidos los más difíciles". Ezequiel Ipar
El investigador también destacó la necesidad de que los políticos comprendan la gravedad de la situación actual y ofrezcan soluciones efectivas: "Me parece que lo que es más grave aún es que ni siquiera interpretan el lugar en el que está la sociedad. Hay como una desconexión entre el discurso político, el funcionamiento normal, llamémoslo así, de los partidos políticos, y el lugar en el que quedó la sociedad después de este contexto de crisis múltiples".
En última instancia, el camino hacia una democracia sólida y resiliente implica la recuperación de la confianza en el sistema político y la reafirmación de los valores democráticos. Solo a través de un diálogo genuino, una participación ciudadana activa y la construcción de políticas inclusivas, se podrá superar la crisis actual y avanzar hacia una sociedad más justa y equitativa.