¿Los violadores son enfermos o productos de la sociedad?
Tras los dichos de la Ministra Gómez Alcorta por la violación en grupo a una joven en un barrio porteño, Redacción Abierta debatió sobre el tema junto a especialistas. Los detalles de un intenso intercambio.
En la última emisión de Redacción Abierta, por Canal 10, el tema abordado fue la violación en grupo a una joven en el barrio Palermo, de Buenos Aires, con la intención de debatir acerca de si los agresores son enfermos o son productos de la sociedad. Para ello, fueron invitadas la psicóloga Sylvina Vignolo, la abogada Silvia D`errico, la ayudante fiscal del Fuero de Violencia de Género Marina Victoria, y el periodista de los SRT especializado en masculinidades, Javier Vargas.
“Los violadores no son bestias ni animales, sino varones socializados en una matriz cultural que les enseña a disponer de las mujeres”, dijo en una entrevista la Ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta, y sus palabras generaron polémica.
Con el objetivo de desentrañar sus dichos y entender qué sucede en la cabeza de un violador, en este caso seis hombres de entre 20 y 24 años, en primer lugar se expresó Vignolo, quien explicó que no son enfermos ni tampoco responden a un patrón cultural, sino que son “personas especiales con un alto voltaje interno, con una adrenalina tan importante que necesitan descargar. Son perversos o psicópatas”. Y alertó que los psicópatas disimulan su condición, camuflándose bajo las normas sociales, hasta que esa energía interior empuja con fuerza y terminan cometiendo sus actos. “Mientras tanto, son personas con características de un ser humano cualquiera, incluso son seductores y deambulan entre nosotros”, agregó. De hecho, conocidas de los agresores, los describían como jóvenes "piolas, que adscribían al movimiento feminista".
En cambio, el periodista de los SRT, Javier Vargas, consideró, sin justificarlos, que los hombres a veces se comportan de determinadas maneras para no ser excluidos de los parámetros de la masculinidad. “Capaz de los seis, algunos eran perversos, pero los otros quizá aceptaron por la presión de pertenecer”, expresó. Enseguida fue retrucado por la psicóloga que respondió: “Para pertenecer podemos hacer diferentes cosas, no hace falta violar o matar, perversos son todos”.
Para la abogada D´errico, tampoco es una cuestión cultural y responsabilizó al Estado.
“La impunidad de otros casos de violación en grupo es lo que permite que sigan sucediendo estos hechos”.
Además, aclaró que no es correcto el término manada porque no se trata de algo instintivo, sino que fue premeditado por un grupo. “La mujer es victima del patriarcado, someten a la mujer que consideran suya, ellos no toleran el no, por eso la toman por la fuerza, las drogan o las alcoholizan. Todos tenemos frenos inhibitorios. Pero ellos, entre los seis, decidieron hacerlo, no pensaron que era un delito o que podían dañarla, la cosificaron”, explicó.
Para Marina Victoria, no es lo mismo que la violación sea individual que en pluralidad de autores: “El grupo se apoya psicológicamente para cometer el delito, se potencian”. Y recordó el caso de Fernando Báez Sosa quien fue asesinado a golpes por un grupo de adolescentes.
La edad de los agresores de Palermo es preocupante para Vargas, porque advierte que los cambios sociales que se vislumbran en cuanto al cuestionamiento de los mandatos del patriarcado, no estarían haciendo eco en los varones más jóvenes.
Los medios y la justicia
La víctima de la violación grupal publicó una carta en la que denunció que la cobertura mediática no respetó su identidad e incluso la revictimizó al repetir una y otra vez las imágenes del hecho. “El respeto a la protección de la identidad de la víctima no es un favor, es un derecho”, expresó en el texto. “Cuando las pruebas fílmicas ya están siendo investigadas, ¿Por qué seguir televisando las imágenes una y otra vez? Siento que con la sed de justicia social que hay (y bastante morbo en cierta otra parte), se deshumaniza a la víctima de cierta manera”, continuó.
Sobre este punto, coincidieron los cuatro invitados a la noche del jueves de Redacción Abierta.
Por su parte, la ayudante fiscal aclaró que la información judicial que manejan los medios de comunicación no debería filtrarse, “ni la de la victima, ni la de los agresores”. Además, sostuvo que datos, como si la víctima tenía droga en sangre, no deberían conocerse, incluso desde su opinión, confirman que no hubo consentimiento. En ese sentido, el periodista destacó que, al menos, no transcendió el nombre de la victima pero sí el de los abusadores.
“Cada vez que estuvo expuesta fue revictimizada. El hecho de que se mediatiza es un doble ultraje a la victima. El trauma no se supera, pero sí le llevará años aprender a vivir con esa situación”, describió la psicóloga.
También la abogada insistió en la gravedad de revictimizar a quien sufrió un acoso o violación porque al ser traumas tan fuertes antes que enfrentarlos prefieren negarlo, son casos en los cuales a las víctimas les cuesta reconocerse de esa forma. “La culpa que sienten las mujeres por haber sido abusadas es tanta que no lo quieren aceptar. El 90 por ciento no se cree víctima, es duro saber que te han abusado”, definió. Sin embargo, reconoció que a partir del movimiento "Me Too" más mujeres se animaron a denunciar y ahora se les cree un poco más, pero que la justicia es lenta y, cuando los acusados con hijos del poder, ni siquiera llega.
Victoria discrepó y manifestó que la justicia ha avanzado: “Se llega a la condena en casos como estos”. Además, comunicó que en el Polo de la Mujer se pueden denunciar desde un delito contra la integridad sexual hasta acoso callejero.