Por una resolución del Jefe de Gobierno porteño no se puede utilizar el lenguaje inclusivo en las escuelas primarias y secundarias de la ciudad de Buenos Aires. Según Horacio Rodríguez Larreta y su ministra de educación Soledad Acuña, la intención es "evitar distorsiones o deformaciones lingüísticas". Luego de esta medida, diputados bonaerenses del PRO y Libertarios intentan avanzar con la prohibición en la provincia. 

Para profundizar en el debate, el programa Redacción Abierta convocó a Gabriela Artazo, docente de la Facultad de Ciencias Sociales; a Bibiana Amado, doctora en Ciencias del Lenguaje y profesora de la Facultad de Lenguas; a Fenanda Freytes, docente de la Facultad de Lenguas; y a Malena Contigiani, integrante del Centro de Estudiantes del Manuel Belgrano. Además, vía Zoom, aportó sus comentarios, la licenciada en Comunicación Social e investigadora del CONICET, Ana Soledad Gil. 

La doctora Artazo señaló que el lenguaje inclusivo no sólo tiene que ver con lingüística sino que un problema político, "porque invita a nombrar a aquellas personas que han sido negadas por la cultura occidental, colonial y patriarca, una marca que implica pensar que el único sujeto de la historia es el hombre blanco burgués y cisgénero". 

Gabriela Artazo, docente de Facultad Cs Sociales y becaria CONICET, en Redacción Abierta.

De allí que se preguntó: "Si la sociedad y las instituciones estatales piensan a sus políticas públicas desde el conocimiento, ¿cuál es la dificultad para que estas categorías ingresen y poder pensar el lenguaje como una practica social y no simplemente como una norma o una construcción gramatical". 

La estudiante secundaria del Manuel Belgrano expresó que con el lenguaje inclusivo se trata de nombrar a las personas como quieran que se las nombre. "No es un imposición de que la "e" va a reemplazar a la "o", porque de esa forma caeríamos en otra exclusión. No es que si no usas el lenguaje inclusivo estás oprimiendo, sino que surge como una respuesta política para incomodar a esa hegemonía y visibilizar e incluir a las disidencias dejadas de lado por años", sostuvo Contigiani por la pantalla de Canal 10. 

"El lenguaje no sólo es una norma, es una manera de ver el mundo, pero es una convención social atravesada por ciertas reglas que se van fijando a través de la historia. Permite el cambio, aunque aparecen ciertas complejidades desde el punto de partida que es la innovación hasta el punto de llegada que es la mutación. El cambio se tiene que dar adecuando el lenguaje a cada situación de comunicación. Es un proceso, primero se tiene que dar la identificación con el cambio, si la sociedad lo adopta, los lingüistas no somos normativos", manifestó Freytes.

En el mismo sentido, resumió Amado: "Los cambios lingüísticos no se dan ni por imposición ni por prohibición. Se sustancian porque la comunidad los acepta". 

Aunque para la doctora en la dimensión lingüística el uso del lenguaje inclusivo plantea algunos inconvenientes. "Quienes estudian el lenguaje plantean la dificultad de que se aplique y se sostenga. El sistema gramatical es muy complejo. Por el debate es más complejo, no debe circunscribirse sólo a quien está a favor o no del uso de la "e", explicó. 

Mientras que Freytes agregó: "Que alguien lo utilice o no, no tiene que ver con sí está de acuerdo o no con el feminismo y su lucha por los Derechos". 

Fenanda Freytes, docente de la Facultad de Lenguas, en Redacción Abierta.

OTRA ÉPOCA

Según Contingiani, no se puede pensar la lengua sin sus hablantes, que la modifican de acuerdo a las circunstancias, "el lenguaje condiciona la realidad y viceversa". "Entonces, si nuestra generación exige el lenguaje inclusivo y lo usa es porque nuestra realidad es distinta a la de otro momento y queremos que nos incluya y nos represente. No se trata de una moda, si no lo querés usar nadie te obliga, es un hecho político que ayuda a la conquista de Derechos. ¿Si ya tenemos la Ley de Identidad de Género, por qué no podemos garantizarlo en el lenguaje?", dijo la estudiante. 

Malena Contigiani, Centro de Estudiantes Manuel Belgrano, en Redacción Abierta.

Díaz compartió esta postura: "Es un contrasentido que podamos tener un DNI no binarie y que no podamos nombrarnos así. El lenguaje no es estático, es dinámico, tiene que ver con las practicas, tenemos que dar cuenta en él de las transformaciones sociales".

Además, a través de una videollamada, la licenciada en comunicación social, indicó que el lenguaje inclusivo no es una moda y tampoco es algo nuevo, sino que "desde los años 60 se plantea el sexismo y el etnocentrismo en el lenguaje, entendido como un terreno de lucha, donde también se batallan todos los derechos".

"No hay que separar el lenguaje de lo social. Siempre se va a modificar primero el cuerpo social  y después la norma. Quien tiene que adoptar el cambio es el hablante, no hay RAE ni academia que se pueda oponer", afirmó la docente Freytes.

Soledad Gil, Lic. Comunicación Social e investigadora del CONICET, en Redacción Abierta.

INCLUIR A TODES 

Bibiana Amado comentó que es mamá de una persona con dislexia y que el lenguaje inclusivo, en particular el uso de la "x" le imposibilita la comprensión de textos en la escuela, pues se le complica la decodificación. También planteó que si se habla de inclusión es necesario pensar en la alfabetización:  "Hay chicos que entran al secundario sin saber leer ni escribir, esas personas no están incluidas para nada. Entonces el uso de la "e" no sería lo primordial si atendemos estos otros aspectos", aclaró la profesora de la Facultad de Lenguas.

Sin embargo, la doctora Artazo, quien además es becaria del CONICET, señaló que es un error epistemológico decir que la "e" deja afuera otras exclusiones. "El feminismo históricamente ha incluido la mirada interseccional, establece que además de las opresiones de clase y de género, existen por las capacidades y la raza. Y en ese sentido también tensionó el debate sobre quiénes son los "normales", argumentó en Redacción Abierta. 

Bibiana Amado, Dra. Ciencias del Lenguaje y prof. Facultad de Lenguas, en Redacción Abierta.