La cultura de la cancelación y sus efectos en la vida social
El ataque en las redes sociales es cada vez más frecuente y agresivo. Por una opinión, una persona corre el riesgo de “ser cancelada”. ¿Cuáles son los límites de esta tendencia? ¿Afecta la comunicación y el sistema democrático? Una análisis profundo con especialistas en Redacción Abierta.
Se estrenó la película “Granizo”, con Guillermo Francella, y con ella entre los espectadores, se abrieron varios debates. En Córdoba generó polémica la tonada impuesta por parte del elenco y también planteó cómo un error puede costar la carrera de una persona, incluso hasta que sea expulsado de la escena pública si se trata de una figura, como este caso, televisiva.
Redacción Abierta se propuso abordar el tema de la cultura de la cancelación en redes sociales y para ello invitó a diferentes especialistas. En los estudios de Canal 10 estuvieron presentes Liliana Córdoba, doctora en Ciencias Sociales y docente en la Cátedra de Opinión Pública, Andrés Oliva , periodista de los SRT y Pablo Cardozo Herrera, especialista en redes sociales. A través de Zoom, participó Martín Muñoz Beni, periodista de Tecnología.
Cardozo Herrera marcó el inicio de este fenómeno con la aparición de los influencers. “Su notoriedad depende de lo que diga la gente. Así el usuario tiene el poder de la cancelación. Tiene buena practicas pero cuando dice algo que no le gusta y lo cancela para que pierde seguidores y bajarle el prestigio”, explicó. Para el especialista en redes se trata de una modalidad que afecta psicológicamente a quienes trabajan en estas plataformas, entonces “está al límite del ciberbullying y cruzarlo sería incurrir en un delito”.
Mientras que Oliva, indicó que muchas veces la denuncia en las redes sociales son "actor de justicia poética” sobre algunos temas y mencionó como ejemplo el caso #MeToo. "Marca el terreno de lo políticamente correcto según la burbuja a la que pertenecemos. Pero muchas son actitudes del filtro del mundo digital y la realidad pasa por otro lado. Sí hay que tener precauciones por la cultura sobre la tolerancia, de entender al otro. Aunque hay cosas que son intolerables ", comentó el periodista de los SRT.
“Por un lado está creciendo la cultura “woke”, muy atenta a pequeñas actitudes que infligen derechos, como los micromachismos, pero hasta convertirse en policías de pensamiento, buscando diez años atrás que decían los influencers. También crecen los trols que quieren banalizar a alguien solamente por contrariar”, describió Muñóz Beni.
Por su parte, Córdoba expresó que las plataformas digitales modifican el vinculo entre los mundos públicos e íntimos, “porque las redes son constructores de lo público a partir de lo privado”. En ese sentido
“Discutiría si los seres humanos podemos vivir en mundos binarios y someter a las personas y a los hechos presentes y pasados. Es una manera poco productiva de construir la vida común. El problema es que la antagonización no es productiva en democracia, son completamente totalitarios, no ayuda a construir verdades plurales, sino que cada uno se siente dueño de la verdad”, dijo la doctora en Ciencias Sociales, para quien la celeridad de las redes sociales no aporta al pensamiento y la reflexión. “Para poder modificar mi punto de vista tengo que escuchar al otro. No es sólo tolerar, es estar abierta a que el otro puede tener algo de razón”, agregó.
Además, el especialista en redes indicó que, a veces son cancelaciones que detrás tienen una intencionaliad que pueden modificar una intención de voto o visión sobre algunas corporaciones o temáticas como por ejemplo la cuestión ambiental.
“Si la utilizamos como herramienta social, también la usan como herramienta política y judicial”, manifestó Cardozo Herrera.
TIBIEZA DIGITAL
“Si aprobamos esta cultura de la cancelación como una forma válida de interacción, generamos a la larga un contexto que baja la libertad de expresión, porque se crea un statu quo de ser tibio para no ser cancelado, o te cuidas de opinar”, sostuvo Cardozo Herrera.
En el mismo sentido, opinó Muñóz Beni: “Hay una autocensura de parte de los usuarios por el miedo al que dirán”. Para el periodista de tecnología la gran pregunta es “quién vigila, quién tiene el poder de decir qué sí y qué no, cuando el limite es tan finito”.
“Estamos asistiendo a un proceso de transformación de nuestro entorno tecnocomunciacional, eso modifica la manera de relacionarnos con otros, con el mundo y con nosotros mismos. No hay una receta para estas cosas pero sí la necesidad de conversar sobre esto y que esa discusión no sea cancelada por la censura. Nos interpela socialmente pero también individualmente”, concluyó Córdoba.