¿Qué pasa en Córdoba?: Desigualdades y acceso a los derechos
Un estudio de la Facultad de Ciencias Sociales (UNC) formula 10 claves para preguntarnos qué pasa en nuestra ciudad con el impacto del Covid-19 y las estrategias para afrontarlo.
Servicios esenciales que no llegan a todos los hogares, limitaciones para el acceso a la educación y al teletrabajo, cobertura desigual de salud con fuertes consecuencias sobre el servicio público, un impacto negativo en lo que respecta a ingresos y trabajo, son algunas de las claves para entender qué pasa en nuestra ciudad en el marco de esta pandemia.
Las claves surgen de los datos preliminares del estudio cuantitativo “Desigualdades: acceso a derechos en la ciudad de Córdoba desde una perspectiva interseccional”, que viene llevando a cabo la Facultad de Ciencias Sociales (FCS) de la UNC, en el que participan 13 equipos de investigación que aportan a una mirada multidisciplinaria desde las Ciencias Sociales.
Los datos de esta primera etapa son parciales y se originan en un estudio de tipo cuantitativo a partir de una encuesta a 615 hogares cordobeses de distintos estratos socioeconómicos: Bajo, Medio Bajo, Medio, Medio Alto y Alto.
Algunos datos surgidos del trabajo son:
1) Existen grandes diferencias de acceso a servicios esenciales, con limitaciones para los hogares de nivel socioeconómico Bajo (NSE B). La situación más desigual se registra en lo relativo a gas natural y cloacas. Para el gas, aunque 72,7% de los hogares en promedio accede a este servicio, sólo 6,8% en el NSE Bajo puede contar con el mismo. En el caso de cloacas, el 48,6% de los hogares en promedio cuenta con ese servicio, pero sólo el 14,3% de los hogares de sectores bajos.
2) Existen limitaciones de acceso a computadoras, teléfonos celulares y al servicio de Internet, fundamentalmente en los hogares de NSE Bajo y Medio Bajo, lo cual genera condiciones diferenciales muy desfavorables para el acceso a la educación y al teletrabajo en un contexto de pandemia: sólo 21,1% de los hogares de NSE Bajo dispone de una PC (mientras en el Alto alcanza al 61,2%) y la disponibilidad de celulares es de 0,8 aparatos por persona en el NSE Bajo, mientras en el Alto es de 1,15 por persona. El promedio de celulares por persona en todos los NSE es 0,94.
3) El trabajo es la principal fuente de ingreso de los hogares. De todas maneras, se registran grandes desigualdades: el trabajo formal es la principal fuente de ingresos en 57,9% de los hogares de NSE Alto, mientras en el NSE Bajo alcanza a 33,8% de los mismos. Y el trabajo eventual (por changas) es el principal ingreso en 28,5% de los hogares del NSE Bajo, mientras sólo alcanza al 1,7% del NSE Alto y a 8,9% de los hogares en promedio.
4) Se evidencia una deficiente cobertura de salud en el nivel NSE Bajo, lo cual ocasiona situaciones diferenciales. El 50% de los hogares de NSE Bajo solo cuenta con la cobertura del sistema público de salud, mientras que en el nivel alto, más del 90% cuenta además con otras coberturas.
5) El impacto negativo de la pandemia en lo relativo a ingresos y trabajo fue generalizado pero desigual, pues resultó particularmente grave en los hogares de NSE Bajo, donde el 80,5% redujo sus ingresos. El 53,4% de los hogares de nivel bajo registraron pérdidas de empleo, frente a un 23,3% en promedio. En el sector alto, en cambio, la pérdida de empleo afectó sólo al 5%.
6) Las dificultades para sostener la continuidad educativa estuvieron presentes en todos los niveles de la escolaridad, pero fueron particularmente profundas en los hogares de NSE Bajo: en primaria, las y los estudiantes vinculados de manera permanente alcanza 71,9% (en promedio), aunque en el en el NSE Bajo esa situación alcanza a 56,9% de niños y niñas; en secundaria, alcanza al 60,3% (en promedio) de las y los alumnos, pero en los hogares de NSE Bajo la vinculación permanente se reduce a 55,1%.
7) Durante la pandemia, los hogares de NSE Bajo fueron los que tuvieron mayor necesidad de atención médica y uno de los que más dificultades tuvieron para acceder a la misma. El 41% de los hogares de NSE Bajo tuvo dificultades de acceso a la salud, en el Alto 25% y el promedio fue de 36,6%. La proporción de contagios de COVID en los hogares de NSE Bajo es un 70% mayor que en los hogares de NSE Alto.
8) Son mayoría en Córdoba los hogares que consideran haber contado con escasa información durante la pandemia: el 60% consideró que la misma resultó entre “nula” (7,8%) y “poca” (52,2%). En este punto no se encuentran diferencias entre los niveles socioeconómicos.
9) Las políticas estatales para enfrentar la situación de pandemia mostraron impactos diferenciales: mientras el Ingreso Familiar de Emergencia tuvo mayor impacto en los hogares de NSE Bajo (59,7% de los mismos), el ATP evidenció una distribución más extendida entre los distintos niveles socioeconómicos (en ningún caso superó el 10% de los hogares).
10) La necesidad de acceso a crédito o financiación para enfrentar las dificultades económicas en pandemia fue mayor entre los hogares de NSE Bajo: mientras en promedio 28,9% de los hogares recurrió al menos a una opción de crédito o financiación, en el NSE Bajo esa situación alcanzó al 36,1%, predominando en este caso las opciones más informales.