Crece el negocio de vender monedas por su valor en metal en lugar de usarlas como dinero
Se ofrecen en plataformas de e-commerce y también en las redes sociales donde abundan las ofertas para comprar dinero por kilo.
El avance de la inflación de los últimos años determinó que todas las monedas que circulan tengan un valor material superior al valor facial. Si bien se tomaron medidas para remediar esa situación, lo cierto es que hay casi 10.000 millones de monedas en poder de los argentinos.
En comunicación con La Perra Vida de Radio Universidad el numismático Hugo Riccono manifestó que “esta circunstancia no es novedosa en Argentina. Ocurrió algo similar cuando pasamos de los Pesos Ley a los Australes y las monedas eran de 92% de cobre y 8% de níquel y con esa devaluación tan grande que hubo durante la dictadura, más los primeros años de Alfonsín. Por eso se hizo el Austral. En junio del 85 se prohibió la venta de monedas. Hoy una moneda de 25 o de 50 centavos que hace del 2014 que no se acuñan tienen un 92% de cobre y 8% de aluminio pesan 5,8 gramos. Tiene un valor importante en el peso, con 170 monedas tienes un kilo lo que significa $82 y el kilo de cobre está en $600”, desarrolló el experto.
Las ofertas son múltiples pero pueden dividirse en dos grandes partes. Por un lado, las monedas doradas de 50 y 25 centavos, acuñadas en cobre y con un peso de casi 6 gramos, pueden llegar a venderse por el doble o el triple de su valor facial. Es decir, una pieza de 50 centavos puede pagarse entre 1 y 1,50 pesos dependiendo de la cantidad de monedas de que se trate y, por supuesto, de la negociación entre las partes. Las de 25 también tienen una versión plateada, que tiene menos cobre porque se combina por níquel. Las de 10, 5 e incluso 1 centavo también entran en este negocio, aunque encontrarlas es cada vez menos usual.
Es cierto que los bancos cada vez le piden al BCRA menos monedas, ya que casi no las necesitan; pero cuando lo hacen, reciben las monedas de la línea “Arboles” de 1, 2, 5 y 10 pesos, que no son de cobre sino de acero, más livianas y menos valiosas. Con esas características, no son tentadoras para los reducidores. Esta línea fue lanzada en 2018 y el cambio de material se previó para que el valor del metal fuera más bajo al valor económico. Tres años después, la inflación dejó en el camino esa idea.
Finalmente Hugo Riccono expresó que el código penal es muy ambiguo. Habla de cercenar, alterar pero no dice nunca fundir monedas. Entonces aparentemente no es un delito acá, donde está penado es en EEUU y otros países porque lo que hacían eran limar las monedas que eran de plata y oro. Juntaban polvo de oro que luego vendían.” concluyó el numismático.