Durante el primer semestre del año, el Gobierno nacional sostuvo su imagen sobre la base de un mix de factores entre los cuales sobresalían las expectativas a futuro, con la fuerza del pensamiento desiderativo del 55,6% de electores que consagraron presidente a Javier Milei en el ballotage y con la esperanza como sentimiento social positivo predominante. Sin embargo, en el último mes diversas mediciones plantearon alertas en las variables expectativas y confianza, lo que sugiere que algo se rompió o bien que al menos hay fisuras. La encuesta realizada por consultora Delfos en julio arrojó que la expectativa de que Milei mejore la situación del país cayó 7 puntos respecto a junio, al mismo tiempo que el pesimismo trepó 10 puntos porcentuales (gráfico arriba). En lo que va de 2024, sólo el mes de abril presentó un panorama más desfavorable para el oficialismo.

El deterioro también se observó en las expectativas de que Milei pueda reducir la inflación (cayeron 7 puntos, en tanto que el pesimismo creció 11 pp) y en las relativas a la reducción de la inseguridad (bajaron 7 pp, mientras que el pesimismo trepó 12 pp; gráfico arriba). En la misma línea, si bien con menor intensidad, el Termómetro Ciudadano de Opinaia reportó que la confianza (mucha + bastante) en que el presidente pueda estabilizar la economía quedó 3 pp por detrás de la falta de confianza (suma de poca + ninguna; gráfico abajo). En este caso, el optimismo perforó el umbral del 50% en abril pasado y ya no volvió a alcanzarlo.

En tanto, la confianza en que Milei pueda bajar la inflación cedió 4 pp y quedó en paridad con la desconfianza (gráfico abajo). En este caso, el pesimismo marcó un pico de 47% en la serie evolutiva.

Aunque pueda parecer que julio marcó bisagra en estas variables, la encuesta realizada por Analogías a fines de junio había marcado un primer anticipo: empate técnico entre quienes esperaban una mejoría de la situación económica en un plazo de dos años y quienes creían que iba a empeorar, ambas en torno al 45% (gráfico abajo).

Según la más reciente medición de la Universidad Torcuato Di Tella, la crisis permea en indicadores políticos: el Índice de Confianza en el Gobierno (ICG) que publica esa entidad cedió 3,7% en julio (gráfico abajo), con lo cual el nivel de confianza de ese mes en la gestión Milei fue 12,3% menor al de la medición de julio 2016 (al comienzo del gobierno de Mauricio Macri) y 6,2% menor al de la medición de julio 2020 (al comienzo de la gestión de Alberto Fernández).

La última encuesta de Indaga-RSO Consultora en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) detectó que el pesimismo económico en las familias creció 7 pp entre abril y julio, mientras que el optimismo se desplomó 13 pp (gráfico abajo). La caída cobra mayor relevancia si se considera que en ese distrito Milei alcanzó un caudal de 57,24% de los votos en el ballotage de 2023.

En Córdoba, donde el actual presidente obtuvo un acompañamiento récord de 74,05% en la segunda vuelta, la confianza (mucha + algo) en que pueda lograr una mejora económica a partir de la ley Bases se amesetó desde junio, mientras que la desconfianza (poco + nada) llegó a niveles pico de 44% (gráfico abajo) según la serie de encuestas realizadas en la provincia por Pulso Social.

En síntesis: 1) diversas mediciones nacionales muestran que cae la confianza en que el presidente Milei pueda mejorar la situación del país, al tiempo que bajan las expectativas de reducción de la inflación y la inseguridad 2) también se advierte una tendencia desfavorable de la confianza en la posibilidad de estabilizar la economía y la confianza en el gobierno 3) en dos distritos clave que resultaron muy favorables para La Libertad Avanza en el ballotage 2023 como CABA y Córdoba, cae o se estanca el optimismo y tiende a crecer el pesimismo.