Golpe de Estado en cuotas
El gobierno nacional es democrático, reformista y bien intencionado, pero aparentemente resulta débil a la hora de enfrentarse a los poderosos y cumplir con su contrato electoral. La denuncia de Cristina sobre los miembros de la Corte y su funcionamiento contrario a Derecho, sólo muestra lo que gran parte de la ciudadanía ya conoce. Se trata de una Corte coptada por el PRO, que sólo tiene por propósito cuidar los intereses de sus mandantes y perseguir a los opositores. Esto debe cambiar pronto.
La Corte funciona como un reaseguro del macrismo y a puesto a todos los Argentinos en una situación muy precaria de libertad y seguridad institucional. Alberto podría usar las mismas herramientas de Macri y resolver la integración con un DNU de manera provisional. También podría ejercer presión sobre el Congreso para que actúe contra la Corte o el Consejo de la Magistratura ante sus irregularidades. Pero por ahora ha decidido no hacerlo. Esto consolida el accionar partidario e inconstitucional de la Corte.
La Corte no es el Poder Judicial Nacional, es sólo su cabeza y debería ser el espejo en el que se mira la Justicia. Nada más lejos de eso es lo que ocurre en la realidad argentina. La Corte no se va a corregir sola, tampoco se va a depurar Comodoro Py y tampoco va a mejorar la pésima imagen que tiene la Justicia federal en todo el país. Para que esto cambie hace falta intervención del Poder Legislativo y desiciones firmes del Poder Ejecutivo. Nada de eso ha ocurrido en casi tres años de gobierno. Por eso se han arrasado tantos derechos y violentado tantas necesidades de personas e instituciones.
El verdadero poder de la Democracia no está ni en el Presidente, ni en los Legisladores, ni en la Corte Suprema. El verdadero y único poder soberano reside en los ciudadanos. Es el pueblo quien tiene las herramientas para hacer los cambios. No es sólo votando Legisladores que no claudiquen. El pueblo puede movilizarse y manifestarse para exigir sus Derechos.
Falta más de un año para las elecciones, pero no hay tiempo para esperar tanto porque el riesgo es que este ocurriendo un golpe de estado en cuotas y si se espera demasiado podría ser tarde. El pueblo soberano tiene que manifestarse hoy y no esperar a que el sistema democrático deje de funcionar, porque eso ya pasó con las Dictaduras en la Argentina.