Historia de la minería en Córdoba
Para redactar un comentario sobre la historia de la minería en Córdoba, una referencia ineludible y fuente de información privilegiada es la obra publicada por el Geólogo Roberto Zolezzi en: "Historia de la Minería Argentina", en el año 2004.
La minería en Córdoba está mencionada en el Acta de Fundación de la Ciudad de Córdoba: “…en la tierra existe gran cantidad de leña, piedra y cal y de que en sus sierras y cordilleras se han hallado todo género de metales…”. Una de las primeras acciones de Jerónimo Luis de Cabrera en el año 1573, fue encomendar a Hernán Mirabal que fuera al Valle de Soto, a lo que en realidad habían venido: explorar en busca de Oro y Plata. Pero no fue hasta 1587, cuando desde Paraguay arribaron los miembros de la Compañía de Jesús, que la actividad minera en Córdoba realmente comenzaría. Lo atestiguan los innumerables objetos tallados en piedra sapo que se pueden ver hoy en la Iglesia de la Compañía de Jesús, el Colegio Nacional de Monserrat, la Catedral de Córdoba, la Estancia de la Candelaria, entre otros lugares emblemáticos. Los Jesuitas, que tenían amplios conocimientos metalúrgicos, iniciaron también tareas de concentración de minerales, que luego enviaban a España anualmente.
En la Estancia San Ignacio, en el Valle de Calamuchita entre Santa Rosa y Calmayo, la orden religiosa fundía hierro y cobre provenientes de las minas llamadas Tío, Tauro y Tacurú. Con este mismo nombre, es posible encontrar en los archivos de la Secretaría de Minería de Córdoba estos históricos yacimientos, que surtieron la materia prima para la construcción de campanas y objetos sagrados. Esos objetos pasaron a adornar las iglesias de la Compañía. Por otra parte, en 1586 ya se extraían calizas en las áreas de Malagueño, Yocsina, La Calera y Río Ceballos. Se las destinaba a la fabricación de cales.
Según consta en el Archivo Histórico de la Provincia, en 1601 tuvo lugar el primer denuncio minero en Córdoba, “…a trece días del mes de septiembre ante el Capitán Luis de Abreu y Albornoz…denuncia el Capitán Juan de Burgos… dos minas de Plata y Oro o de lo que fuera en el Valle de Ungamira…”
En 1609 se comenzó a desarrollar una incipiente industria metalúrgica en el Valle de Soto, para abastecer la demanda de herrajes de aberturas para la pujante ciudad de Córdoba. En 1770 se comenzaron a utilizar productos mineros de La Calera y Río Ceballos para la canalización y conducción de agua para la Ciudad de Córdoba, desde el Paseo Sobremonte. En 1776 Carlos III de España creó el Virreinato del Río de La Plata. El Marqués Rafael de Sobremonte asumió el cargo de Virrey en 1783. Sobremonte tomó muy seriamente la importancia minera cordobesa, especialmente por las minas de hierro y cobre ya nombradas, de Calamuchita. El 8 de Abril de 1795 se llevó a cabo una fundición de concentrados de metal en el Convento de San Francisco, en presencia del propio Marqués.
Minería cordobesa en la Argentina naciente
El Siglo XIX vino de la mano de la Asamblea General Constituyente de 1813. Allí se dictó la primera Ley de Fomento Minero. La necesidad de acuñar monedas hizo que se comenzara a importar plata desde Bolivia. Al mismo tiempo, los mineros cordobeses se entusiasmaron con la exploración de ese metal. Este impulso duró una década. La exploración fue alentada por el gobernador Juan Bautista Bustos, que en 1819 decretó la prohibición de sacar de Córdoba el oro y plata. Lo hizo incentivado por la fundación de la Casa de la Moneda de Córdoba que, en 1815, Francisco Ortiz de Ocampo había mandado a crear. Este fomento continuaría, pues Facundo Quiroga apoyó fervientemente la creación de The Famatina Mining Company. Dada la cercanía entre La Rioja y Córdoba, es posible imaginar la fiebre desatada por el noble metal. Es precisamente en esa época que se alumbraron las minas de plata de los departamentos Minas y Pocho.
La minería estuvo también en las batallas, pues cuando José María Paz derrotó al general Bustos en 1829, terminó finalmente gobernando Córdoba José Antonio Reynafé, que era un enemigo acérrimo de Quiroga. Ambos querían el oro de la región. Por esta causa, Reynafé dictó el primer Reglamento de Minería de la provincia y eso motivó que se pusieran a funcionar las plantas de beneficio de plomo y plata de Ojo de Agua, Taninga y Santa Bárbara. Los minerales provenían de las minas del Guaico y La Argentina. El oro se extraía en Paso del Molle, Paso del Carmen y Río Hondo.
Sarmiento en 1869 creó la Academia Nacional de Ciencias de Córdoba. Trajo para ello geólogos y naturalistas alemanes y casi inmediatamente, en 1870, se alumbraron los primeros yacimientos de tungsteno en la Quebrada de la Viuda. Al mismo tiempo en el departamento Cruz del Eje, el Dr. Miguel Pulgar comenzó con la extracción de oro en la mina que hoy lleva su nombre. Está ubicada a orillas del río Candelaria. En 1874 se reconocieron y explotaron los yacimientos de tungsteno de Cerro Áspero y San Virgilio en Calamuchita. Se encuentran cerca ya del límite con la provincia de San Luis. El apogeo se produjo con el desarrollo de los yacimientos polimetálicos del Guaico, Dos Pozos, Santa Bárbara y La Argentina, en el extremo oeste del territorio cordobés. Para la misma época, el desarrollo de la explotación de carbonatos para la fabricación de cales y pinturas tomó un desarrollo excepcional en Malagueño y La Calera.
En 1880 Julio A. Roca fue designado Presidente de la Nación y Miguel Juárez Celman Gobernador de Córdoba. Precisamente el gobernador le encargó a Manuel Alberdi el relevamiento del potencial minero de la provincia. Su trabajo fue inmenso y sus conclusiones definieron a Córdoba como una provincia minera. Hacía hincapié en el potencial para minerales metalíferos, pero acentuaba asimismo la importancia de los minerales para su uso en la construcción. Fruto de ese impulso fue la inauguración del viejo Dique San Roque el 12 de Abril de 1890, construido con materias primas mineras.
El nuevo milenio comenzó con un fuerte desarrollo, ya que en 1902 se inauguró en la Ciudad de Córdoba la luz de carburo de calcio. La empresa Mudd & Cía. lo fabricaba en el Valle de Punilla a partir de los carbonatos de la región. En 1910 ya había preparativos de Guerra Mundial y el tungsteno cordobés, a través de las minas Bremen, Hamburgo, Ellen, Distrito Auti, Fischer, San Virgilio, entre otras en la zona de Río de Los Sauces -Sierra de Comechingones- transformó a nuestra provincia en su mayor exportador. Iba a diferentes países, entre ellos Alemania, Bélgica, Francia e Inglaterra. En 1913 Ramón J. Cárcano inauguró la planta de concentración de oro en San Esteban, para explotar el mineral de la Mina San Ignacio.
A Rafael Núñez, luego de su asunción como gobernador de Córdoba en 1919, se le atribuye el incentivo de la producción de sal proveniente de las Salinas Grandes, así como los primeros pasos del distrito del manganeso de Pozo Nuevo en el Departamento Sobremonte. En 1930 hubo dos hechos importantes en la minería cordobesa: comenzó la explotación de la mina de fluorita Cerros Negros, a la vez que la industria del cemento Portland dio un paso gigantesco hacia la industrialización de la provincia. Fue posible por la instalación de la compañía Juan Minetti, en Dumesnil.
Ruidos de Guerra
En 1935 ya se vislumbraba que una nueva guerra estaba cerca. Salían a la luz los primeros yacimientos de uranio en las sierras de Calamuchita. El mineral más demandado de la época era el berilo. Su explotación hizo que también el cuarzo y feldespato encontraran su nacimiento minero en Córdoba. Mina Las Tapias es el emblema de un yacimiento de berilo que dio a su vez mucho cuarzo y espodumeno (mineral de Litio). Son innumerables las minas en el Departamento San Alberto, San Javier, Calamuchita, Punilla, Colón, Río Cuarto, Pocho y Santa María que proveen actualmente cuarzo y feldespato a la industria cerámica y del vidrio. Mina El Gigante, El Criollo, Virgen de Fátima, Edith, entre muchas otras, hicieron historia en la minería de estas materias primas.
Con la Segunda Guerra Mundial ya en marcha, se produjo una explosión minera, especialmente de las minas de tungsteno en Calamuchita y las de manganeso en Sobremonte. Asimismo se activó la minería del cuarzo y el feldespato y nació la industria de moliendas de carbonatos para su uso industrial en la fabricación de cubiertas, papel y pinturas. También las minas de fluorita como La Nueva en Cabalango y Mandinga y San Cayetano en Cosquín se activaron. Algunas incluso fueron agotadas.
En cuanto a cuestiones institucionales, a principios de la década de 1940 se organizó definitivamente la Dirección de Minería de la Provincia; el Dr. Luciano Catalano le había dado forma en los años ´30.
También en esa época el Dr. Juan Olsacher, prestigioso profesor en la Escuela de Geología de la Universidad Nacional de Córdoba, publicó: Las especies minerales de las Sierras de Córdoba. Ese volumen hizo pública la diversidad mineral de Córdoba y su potencial industrial. En 1944 se creó en el ámbito nacional el Banco de Crédito Industrial Argentino. Fue el motor de financiamiento de la minería de entonces. Simultáneamente Fabricaciones Militares, en las Minas El Cromo y Los Guanacos, inició la explotación de cromo para la fabricación de aceros inoxidables en Argentina. En 1945, la empresa SOMINAR controlaba la explotación de tungsteno en la mina La Bismutina y consiguió que le sean devueltos los derechos mineros que el Gobernador Sabattini en 1937, les había quitado bajo la acusación de monopolio minero en Córdoba.
En 1946 hubo una fuerte escalada en la explotación del mineral granate en Villa Dolores y en los aluviones del Río Grande en Calamuchita. Era usado como abrasivo. En el mismo año dio comienzo en la mina Coco Solo la explotación de amiantos, que cuentan con las minas Juancho y La Cuarta en Pampa de Olaen. 1950 encontró la mina de caolín Eureka, en Traslasierra, en plena producción. En 1957 la Comisión Nacional de Energía Atómica descubrió minerales de uranio en La Morenita; 12 años más tarde se convertiría en la Mina Schlagintweit, conocida como mina de uranio Los Gigantes. La producción de cuarzo, feldespato y micas se hizo muy fuerte en la década de 1960 y se mantuvo en forma sostenida hasta fines del siglo XX. La producción de arcillas rojas es muy conocida en Córdoba, pero fue la instalación de Palmar S.A. en 1967 la que provocó que la industrialización de arcillas produjera un salto importante, al tiempo que un servicio mayúsculo a la industria de la construcción cordobesa.
Córdoba, hoy, es la provincia con mayor producción en toneladas de sustancias minerales per cápita de la República Argentina. Equivale a unos 35 kg por persona y por día, si se suman todos los minerales y rocas. Su principal producción son las rocas para la construcción vial y la industria del hormigón, que abastece a provincias enteras como Santa Fe, que carecen de rocas en superficie. Los carbonatos y las arcillas son importantes materias primas en la industria del papel, plásticos, cosmética, pinturas y caucho.
Este es apenas un abigarrado y breve resumen, que solo pretende poner en consideración pública una verdad que todos aquellos que pertenecemos al ambiente de la minería sabemos sobradamente, pero de lo cual no suele haber una conciencia pública. Se resume en una sola frase: Córdoba es, esencialmente, una provincia minera.