Más peronismo que kirchnerismo
El Frente de Todos presentó una lista con precandidatos con pasado con Unión por Córdoba y ligados al peronismo cordobés.
En el Frente de Todos no se esperaban sorpresas en el tramo de pre candidatos a Senadores: Carlos Caserio buscará reelegir, ahora en una boleta distinta por la que asumió hace 6 años. Su compañera, más testimonial en función de las dificultades que tendrá el oficialismo nacional de ganar la provincia, es la actual diputada Gabriela Estévez, a quien le quedan 2 años de mandato en la cámara baja. Los suplentes se completan con Thiago Galván, militante del espacio LGTBIQ y la titular del gremio de los periodistas, María Ana Mandakovick.
Al frente de la lista de pre candidatos a Diputados finalmente quedó Martín Gill, el Secretario de Obras Públicas de la Nación e intendente con pedido de licencia de Villa María. La importancia de su encabezamiento se grafica en el hecho de que el propio presidente Alberto Fernández anunció la novedad en su cuenta de Twitter. Gill se resistió hasta último momento, aferrado al deseo de mantener su lugar de poder detrás del ministro Gabriel Katopodis. No obstante, sus intenciones estaban ligadas no tanto a su comodidad en el Ejecutivo nacional y el manejo de un importante presupuesto, sino fundamentalmente por la necesidad de evitar el enfrentamiento con Hacemos por Córdoba. 2023 está a la vuelta de la esquina, Gill tiene pretensiones provinciales y los caminos de la vida bien lo pueden hacer retornar al redil del peronismo provincial, donde las chances de acceder al Panal son mayores.
Después de la confirmación de Gill hubo que esperar algunas horas para saber que Olga Riutort, actual concejala por la ciudad de Córdoba, será la segunda en la lista. Ex mujer fuerte del viejo y extinto Unión por Córdoba, Riutort fue candidata a Intendenta en 2019 en una alianza no K y 4 años antes acompañó al ultra anti K Luis Juez en la fórmula para la ciudad. No será su primer acercamiento al espacio que lidera Cristina Fernández: en 2009 tejió una alianza con Eduardo Acastello, por entonces referente kirchnerista y hoy candidato de Hacemos por Córdoba. La presencia de Riutort se explica por su manejo y conocimiento del departamento Capital, donde el Frente de Todos debe hacer una muy buena elección para superar los números logrados en las intermedias de 2017, que apenas le dieron un diputado.
Ese diputado fue Pablo Carro, cuyo mandato vence en diciembre y que ahora ocupa el tercer lugar de la lista con el objetivo de reelegir. Las chances parecen remotas, pero si Gill opta por continuar en el Ejecutivo, el hombre de ADIUC tendrá su escaño asegurado. Carro es el primer representante del progresismo no peronista en la lista, un lugar no menor en virtud de la resistencia a su figura por parte de sectores y dirigentes con llegada a Cristina Fernández.
En cuarto lugar aparece la histórica dirigente del gremio de los Gráficos Ilda Bustos, una peronista que supo ser legisladora del delasotismo y que desde la banca no dudó en votar en contra de aquel gobierno cuando así lo entendió necesario. Alejada de la estructura del justicialismo provincial, hoy es una referente indiscutible del movimiento obrero peronista que se referencia en el Frente de Todos junto a Juan Monserrat, Héctor Morcillo y Raúl Ferro, entre otros.
La lista se completa con Natalio Graglia -intendente de Villa Nueva-, Francisca Matoni -de la FUC-, Gastón Mazzalay -quien conduce el municipio de Malvinas Argentinas-, Graciela Barda -referente del PJ en el departamento San Justo- y Gastón Tomatis -intendente de las acequias-.
Con Caserio y Gill al frente, Fernández logra su objetivo de incorporar peronismo a un espacio que en los últimos años estuvo integrado fundamentalmente por el progresismo kirchnerista, con la única excepción de La Cámpora como pata justicialista. En la disputa entre peronistas históricos -enrolados en el delasotismo y alejados momentáneamente de Schiaretti- y el progresismo kirchnerista -vertiente que le sirvió para sobrevivir en la Córdoba siempre reacia al viejo FPV-, terció el deseo del presidente, que tiene por delante la titánica tarea de posicionar al FDT en segundo lugar para garantizar la reelección de Carlos Caserio.