Esto quiere decir que la flexibilización tiene que ver con lo que pasa en cada una de las provincias.

En Córdoba, el gobernador Juan Schiaretti recogió el guante e hizo lo propio: dejó en manos del COE la facultad de abrir el juego y disponer la apertura a algunas actividades y permitir que determinados sectores retomen su rutina habitual, ajustándose a estrictos protocolos.

El jefe del Ejecutivo provincial hizo el anuncio vía Twitter en dos envíos: “Acompañamos la cuarentena que anunció el presidente Alberto Fernández y como siempre digo, la prioridad para Córdoba es que cuidando la salud, nuestra gente pueda volver a trabajar, y así empezar a retornar a la normalidad”.

En otro posteo, dijo:

“Será el COE, como lo hizo hasta ahora, quien resguardando la salud de la población, dará las precisiones de cómo avanzamos en ese sentido”.

Pensar que el COE decide por sí, es no conocer al gobernador. Obviamente, la decisión final estará en sus manos y los cambios que se producirán en esta cuarte fase de la cuarentena no se anunciaron es porque no quiere dejar nada librado al azar, indicaron desde su entorno.

Por lo pronto, lo central ya fue anunciado: dividir los grandes conglomerados urbanos y dejar fuera de la zona más complicada a ciudades como Villa Carlos Paz y Alta Gracia, entre otras.

La consigna es no repetir errores y no volver a tener situaciones extremas como la desgracia ocurrida en el geriátrico de Saldán y el posterior traslado de abuelos contagiados al Hospital Italiano.

De momento, los paseos familiares o individuales no estarán permitido según las fuentes y la apertura de los comercios será gradual y progresiva, ampliaron los informantes.

“En la ciudad de Córdoba, los cambios serán tomados en conjunto con el intendente Martín Llaryora”, relató una fuente.

También cuesta creer. Seguramente el gobernador será informado de la situación en la ciudad de Córdoba, consultará, resolverá y luego comunicará. Como es su estilo.