Reflexionar sobre el futuro que queremos
Recientemente se celebró el Día Mundial del Medio Ambiente. Un día en que hoy la Tierra guarda silencio y se está regenerando, las emisiones de gases de efecto invernadero han disminuido y la calidad del aire ha mejorado a raíz de las medidas de contención de los Gobiernos frente a la pandemia de Covid-19.
Sin embargo, este impacto es solo temporal, por lo que el coronavirus ha de verse como la necesidad de construir una economía más sostenible, regenerativas que funcionen tanto para las personas como para el planeta. Por lo tanto este día Mundial de Ambiente nos está invitando a reflexionar y visualizar un futuro más sostenible y resiliente.
Un virus ha hecho temblar el planeta. Ha confinado a la humanidad, segado más de 376.000 vidas y cambiado la forma en que vamos a vivir. ¿Cómo será el mundo que nos espera a la salida de esta crisis? ¿Qué rumbo debemos tomar?
“Podemos percibir y vivir el confinamiento como un mal sueño o podemos hacerlo como una oportunidad de reflexionar sobre nuestras costumbres. Podemos vivirlo desde la resistencia o desde la resiliencia”, apunta la socióloga Alicia Aradilla.
El lema de Naciones Unidas para este año es la Protección de la biodiversidad y existe una relación, menos conocida, entre el covid-19 y el cuidado del medio ambiente. Y es que investigaciones científicas sugieren que los brotes víricos de origen animal y otras enfermedades infecciosas como el ébola, el SARS, la gripe aviar o el mismo COVID-19 se están incrementando debido a la pérdida de biodiversidad. En el caso del COVID-19 la merma del 30% de la superficie forestal del sudeste asiático en los últimos 40 años ha podido ser uno de los factores desencadenantes, ya que esto ha provocado la creación de asentamientos humanos muy populosos en el entorno natural de animales con los que las personas no pueden evitar estar en contacto, generándose oportunidades para la transmisión vírica.
Es necesario entonces, que la sostenibilidad se convierta en el nuevo gran pilar de los valores corporativos y personales. Es hora de restaurar nuestros bosques, detener la deforestación, invertir en la gestión de las áreas protegidas e impulsar mercados para los productos sostenibles.
El cambio climático, la contaminación y la pérdida de biodiversidad siguen presentes y están conectados con la situación que vivimos. El progreso hacia el logro de los ODS depende de la conservación de la biodiversidad y la reducción del cambio climático. Para cumplir con la Agenda 2030 es urgente detener tanto el cambio climático como la pérdida de biodiversidad, claves de las que dependen todas las comunidades del mundo y las generaciones futuras, ya que protegen la salud del Planeta
Aun no existe una vacuna para el COVID 19, pero seguramente tarde o temprano existirá, sin embargo, nuestra mejor vacuna para el futuro es proteger la naturaleza y es el mejor seguro de vida que podemos encontrar. Cuanto mejor gestionamos la naturaleza, mejor gestionamos la salud humana.
Es necesario impulsar una sociedad más sostenible, adaptativa, resiliente, descarbonizada, circular y que sea capaz de conservar los servicios ambientales que ofrece la biodiversidad de nuestros ecosistemas.
El cambio puede ser posible, hará falta un tiempo de reflexión para que todo este aprendizaje se asiente y se traduzca en un cambio real.