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Confirmado: la superfinal se jugará afuera del país el 8 o 9 de diciembre
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El cónclave fue contundente. Cada uno tenía sus cosas para decir, un camino a seguir y, fundamentalmente, sin coincidencias.

La conferencia de prensa del presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez, cayó en el lugar común de que "el fútbol no es violencia", por lo cual "no están dadas las condiciones para que se juegue" en Argentina.

Hubo un acuerdo en el Consejo Directivo de la Confederación Sudamericana y el máximo dirigente salió a decirlo. La necesidad de "un campeón en la cancha" no es otra cosa que una diferenciación con el caso "gas pimienta" de 2015, con otra conducción dirigencial y un superclásico que terminó con Alejandro Burzaco, CEO de la firma Torneos que tenía la propiedad de los derechos televisivos, adentro de la Bombonera donde el partido no terminó de jugarse.

En el documento, dirigido a los presidentes de River y Boca, se señala: "Conforme a los hechos de violencia ocurridos en la ciudad de Buenos Aires el 24 de noviembre de 2018, los cuales pusieron en riesgo la seguridad de los jugadores, oficiales y aficionados, incluso con hechos delictuales que las autoridades de la República Argentina se encuentran aun investigando, resulta prudente que el partido final no se juegue en dicho país".

Inmediatamente, desde la entidad recordaron que "el Reglamento Conmebol Libertadores 2018, en su art. 4 reza: "Que el Reglamento ha sido elaborado por la Conmebol de forma a garantizar los principios de integridad, continuidad y estabilidad de las competiciones, del fair play deportivo y financiero, de la imparcialidad, de la verdad y de la seguridad deportiva, procurando asegurar la imprevisibilidad de los resultados, la igualdad de oportunidades, el equilibrio de las disputas y la credibilidad de todos los involucrados en la competición. Las competiciones organizadas por la Conmebol exigen la colaboración de todos los involucrados de forma a prevenir comportamientos antideportivas, particularmente la violencia..." 

Asimismo, insisten en el comunicado "el Art. 35 establece: "En caso de mediar alguna dificultad o imposibilidad para disputar un partido en la sede, fechas y horarios estipulados, quedará al exclusivo juicio de la Conmebol adoptar las modificaciones que considere pertinentes. La Conmebol podrá a su criterio modificar fechas y horarios, cuando lo considere prudente o necesario. También podrá cambiar la sede del encuentro como alternativa de solución". 

Luego de estas fundamentaciones desde Conmebol señalaron que "el partido de vuelta de la final de la Conmebol Libertadores, edición 2018, se llevará a cabo entre los días 8 y 9 de diciembre, en horario y sede a definirse por la administración de la CONMEBOL, a la mayor brevedad".

No obstante ello, se señala al final que esta resolución estará sujeta al fallo del Tribunal Disciplinario. Mientras tanto, no fue definida la sede en la cual se deberá disputar el encuentro, mientras que tampoco, aunque se estima que así será, es decir, a puertas cerradas.

En ese contexto, Domínguez desconoció una advertencia del presidente de Boca, Daniel Angelici, quien aduce que recurrirá al máximo Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS), si el primer fallo, por el que solicita la descalificación de River, no es favorable. "No estamos para jugar", adujo.

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