El presidente de Cuba, entre la esperanza y el recuerdo de la Reforma Universitaria
Miguel Díaz-Canel dice que el país “le ofrece el corazón” al nuevo Gobierno. Estuvo en el Parque de la Memoria, habló del Che Guevara y hoy participa del traspaso.
Desde las primeras horas del lunes, cuando la comitiva de Cuba arribó a Argentina en la visita para ser parte del acto de asunción de Alberto Fernández, el clima fue de respeto y solidaridad. De hecho, se cumplió en el Aula Magna de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires (UBA) una jornada de “hermandad” entre los pueblos.
El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel mostró su cercanía con la gestión que asume, remarcando que “se abre la esperanza” y que “el escenario vuelve a ser de lucha por los derechos de los pueblos, por la unidad y la paz de nuestra región, contra las dictaduras neoliberales (...) y por la preservación del planeta y sus recursos naturales".
Durante un encuentro con intelectuales argentinos, remarcó: “Uno de los líderes revolucionarios de mayor profundidad intelectual, el Che Guevara, es argentino y es cubano. Tanto él como Fidel están aquí presentes… ¡Felicitaciones Alberto y Cristina, por el coraje frente al intento de sus adversarios políticos de querer quebrarlos!”.
Allí reconoció la relevancia de la Reforma Universitaria surgida en la Universidad Nacional de Córdoba. “Marcó la historia continental y tuvo fuertes resonancias en Cuba. Cien años después, las relaciones entre nuestras universidades son intensas, sobretodo en las escuelas de Filosofía, Derecho y más actualmente, de Economía. Para nuestra academia, Argentina es imprescindible”, indicó.
Recurrió a la canción de Fito Páez, distribuida ampliamente por la interpretación de Mercedes Sosa, para decir: “¡Quién dijo que todo está perdido... Cuba viene a ofrecerles su corazón!”.
Durante el día, denunció nuevos procedimientos del gobierno de Estados Unidos, el cual “nos tiene acostumbrados al bloqueo”, visitó el Parque de la Memoria, recordando a los jóvenes diplomáticos cubanos Crescencio Galañena y Jesús Cejas, secuestrados y asesinados el 9 agosto de 1976, y recordó el valor que el líder revolucionario José Martí le daba al general José de San Martín.