Illia, un presidente cercado por las corporaciones, las FF.AA y los medios
Fue derrocado por un golpe de Estado encabezado por el general retirado Juan Carlos Onganía, y de esta forma se ponía fin a un Gobierno que estuvo signado desde sus inicios por las presiones que ejercieron empresas multinacionales, Fuerzas Armadas y un sector del sindicalismo.
El presidente constitucional Arturo Umberto Illia era derrocado hace 55 años por un golpe de Estado encabezado por el general retirado Juan Carlos Onganía, y de esta forma se ponía fin a un Gobierno que estuvo signado desde sus inicios por las presiones que ejercieron empresas multinacionales, Fuerzas Armadas y un sector del sindicalismo.
Hijo de inmigrantes italianos, Illia nació en la ciudad bonaerense de Pergamino en 1900, y tras graduarse como médico en la Universidad de Buenos Aires se instaló en la ciudad de Cruz del Eje, en el noroeste de Córdoba, donde comenzó a forjar su carrera política en la Unión Cívica Radical (UCR).
Como candidato presidencial de la UCR, Illia obtuvo el 25.14 por ciento de los votos en comicios en los que se registraron más de dos millones de sufragios anulados o en blanco, más de un 20 por ciento del total. Su asunción contó con pocos apoyos debido a negarse a hacer alianzas y a la proscripción del peronismo.
El degaste de la figura presidencial tuvo actores económicos como los laboratorios afectados por la ley de precios máximos, la empresas petroleras a las que se les anuló los contratos firmados en el Gobierno de Frondizi; políticos como los paros encabezados por Timoteo Vandor e internacionales tras la decisión de no participar en la intervención de Estados Unidos en la República Dominicana.
Sin embargo, el Gobierno de Illia logró un gran éxito en materia de política internacional en Naciones Unidas, cuando en 1965 se reconoció mediante la resolución 2065, la condición de territorio colonial de las Islas Malvinas en poder de Gran Bretaña, y exhortaba a Argentina y al Reino Unido a iniciar negociaciones para resolver la cuestión de la soberanía de los archipiélagos del Atlántico Sur que aún se encuentran en disputa
Los generales Onganía, Pascual Pistarini, y Julio Alsogaray, de aceitados vínculos con la embajada de los Estados Unidos, iniciaron contactos con operadores civiles como Nicanor Costa Méndez y Julio Alsogaray, quienes propugnaban la instrumentación de una política económica en sintonía con las recomendaciones de los organismos internacionales de crédito.
En la noche del 27 de junio de 1966 las fuerzas policiales rodearon la Casa Rosada mientras Illía permanecía en su despacho junto a un grupo de colaboradores, y pasadas las 5 de la madrugada, el general Julio Alsogaray ingresó a la sede gubernamental para exigir la renuncia de un jefe de Estado cercado y sin poder.
Alsogaray le dijo al presidente que cumplía “órdenes” de su superior (Pistarini), e Illía le replicó que era “un insurrecto” que no reconocía la verdadera autoridad del presidente como jefe comandante en jefe de las Fuerzas Armadas.
Minutos después, un grupo de la guardia de infantería al mando del coronel Luis Perlinger, quien en 1982 le pidió perdón públicamente a Illia por haber participado del golpe, desalojó el despacho presidencial y consumó la asonada.
Illia se retiró de la Casa Rosada por sus propios medios, en la calle Balcarce y rodeado de algunos adeptos, pidió un taxi y se marchó hacia el domicilio de su hermano, en la localidad de Martínez, pero luego se retiró a Cruz del Eje, donde volvió a ejercer la medicina y falleció 18 de enero de 1983.
Resumen de la nota Leonardo Castillo en Télam