La comunicación gubernamental en pandemia: desde la unidad a la falta de coherencia
El politologo Mario Riorda analizó cómo el Gobierno Nacional gestionó comunicacionalmente la pandemia y distinguió tres fases claras.
Del consenso social a la rebeldía anticuarentena, de las filiminas a los videos de Pedro Saborido, del miedo al optimismo cruel; el Gobierno Nacional y la sociedad mutaron en su actitud frente a la pandemia.
El investigador en política Mario Riorda realizó en Es por Acá un análisis sobre la comunicación del gobierno frente a la pandemia y distniguió claramente tres fases:
- Fase 1: Unidad (desde el inicio de la pandemia hasta el caso Vicentin).
- Fase 2: Rompimiento de la Unidad (desde Vicentin hasta el velorio de Maradona)
- Fase 3: Resignación (desde el velorio de Maradona hasta la actualidad)
"No creo que hay una sola calificación en la gestión de la comunicación, ni siquiera para el Gobierno Nacional, porque la pandemia ha sido gestionada en un formato multinivel", aclaró Riorda.
Fase 1
Para Riorda, la primera fase fue la "más virtuosa con una expresión temprana y transparente".
Esta etapa fue marcada por interesantes niveles de cooperacion institucional, consenso multinivel, técnico y social históricos. Incluso los niveles de aprobación del presidente Alberto Fernández alcanzó niveles históricos.
Sin embargo, Riorda criticó al Gobierno sobre su gestión comunicacional. "El presidente tuvo dos situaciones muy comunes: pasar del éxito al exitismo y, en ese exitismo, haberse convertido en su propio sistema de comunicación. Es decir, el Gobierno comenzó a descansar de manera predominante en la figura presidencial", explicó.
Riorda definió la necesidad de marcar una distinción entre comunicación de crisis y de riesgo.
La comunicación de crisis consiste "es el intento de dar certidumbre en contextos sumamente inciertos".
"El riesgo tiene otra función, tiene como objetivo modificar el hábito o la conducta frente a una amenaza. El riesgo debe ser cogestionado", agregó.
El Gobierno Nacional a su vez intento equilibrar la comunicación entre un optimismo cruel (sobre un futuro que nunca llegará) y el miedo.
Fase 2
La segunda etapa está marcada por un rompimiento en el conceso social y político y puede marcarse como punto bisagra el anuncio de intervención a la aceitera Vicentin.
Para el investigador, el caso "rompe con el criterio de unidad". Y explicó: "Aceleró uno de los sesgos cognitivos frente al riesgo que es el sesgo de confirmación que es que mi creencia o idelogía previa claramente impacta para percibir el riesgo".
"Argentina empieza a crujir y se hiperideologiza. Por lo tanto la percepción del riesgo decae. Y decae respecto a la eficacia de la gestión del riesgo de los gobiernos. Los gobiernos empiezan a perder legitimidad", agregó.
Fase 3
La última etapa inicia con el velorio de Maradone y rige hasta la actualidad. Esta fase se caracteriza por la resignación de los gobiernos y la espera de la vacuna contra el COVID-19.
En la fase 3, los gobiernos perdieron más legitimidad y esperam el anuncio de la vacuna como "certeza pura".
"Las personas empezaron a rebelarse contra restricciones, imposiciones y el riesgo", agregó.
Riorda definió esta etapa marcada por el efecto what the hell o qué mierda, en una traducción un poco más conceptual.
El efecto consiste en dejar todo el esfuerzo o sacrificio realizado y "mandar todo a la mierda".
A su vez, la comunicación gubernamental comenzó a perder coherencia. Riorda explicó: "En este momento tenemos a un presidente, y al gobernador de Buenos Aires, dejando instalar en la sociedad la palabra toque y por otro lado tenemos un spot guionado por Pedro Saborido".