Salvaje ataque al micro de Motagua antes del clásico hondureño: tres muertos
Se produjo antes del partido con Olimpia, que fue suspendido. Hubo incidentes dentro y fuera del estadio.
Media hora antes del partido, correspondiente a la quinta fecha del torneo Apertura, el micro de Motagua fue atacado por hinchas de Olimpia con piedras y botellas de vidrio, lo que causó una batalla campal tanto dentro como fuera del Estadio Nacional de Tegucigalpa, donde --según los medios hondureños-- se enfrentaron las barras de ambos equipos.
Socorristas de la Cruz Roja Hondureña confirmaron que tres personas murieron cuando eran trasladadas al Hospital Escuela, adonde ingresaron al menos una docena de lesionados.
Los fallecidos fueron identificados por los medios de comunicación como Steven Martínez, Carlos Alvarado y Jefferson Banegas, con edades comprendidas entre los 20 y 27 años.
En el ataque resultaron alcanzados por fragmentos de cristal el arquero argentino Jonathan Rougier, el delantero paraguayo Roberto Moreira (con pasado en Talleres, Estudiantes de San Luis y Ferro) y el lateral hondureño Emilio Izaguirre, todos del Motagua, que tiene como técnico al argentino-hondureño Diego Vásquez.
Rougier, de 31 años, surgió de las inferiores de Colón. Sin debutar en Primera, pasó a Boca Unidos y luego a Textil Mandiyú. Fue en Defensores de Pronunciamiento donde más se destacó, ya que jugó más de 100 partidos y participó del ascenso al Torneo Federal A en 2015. A comienzos de enero fue transferido a Motagua, con el que ganó cuatro títulos.
En Motagua también se desempeñan Matías Galvaliz (Defensores de Belgrano) y Marcelo Estigarribia (Villa Dálmine). En Olimpia lo hacen el experimentado defensor Jonathan Ferrari (San Lorenzo y All Boys, entre otros), Cristian Maidana (Banfield y Huracán), Matías Garrido (Sarmiento de Junín) y Matías Morales (Atlanta). Además, el cuerpo técnico es argentino, con Pedro Troglio como entrenador y Gustavo Reggi como ayudante de campo.
Hinchas de Olimpia y Motagua se enfrentaron fuera del estadio a los policías, que emplearon gas lacrimógeno para dispersarlos, lo que afectó a muchas personas.