“La niña del napalm”: 50 años de una foto que insinuó cambiar el mundo
La fotografía marcó un antes y después en el desarrollo de la guerra de Vietnam. La potente imagen colaboró con los grupos pacifistas y cambió el curso de la opinión pública norteamericana. La protagonista de la foto, la vietnamita Phan Thị Kim Phúc, alerta sobre los peligros de las matanzas al interior de los EE.UU y los niños heridos en el este de Europa.
“Napalm, hijo; nada del mundo huele así. Amo el olor del napalm por la mañana. Una vez durante doce horas bombardeamos una montaña. Y cuando acabó todo, subí. No encontramos ni un cadáver de esos chinos de mierda. Qué olor el de la gasolina quemada. Aquella montaña olía a... victoria”.
La parrafada, una de las más célebres del cine del siglo XX, pertenece al texto de Apocalipsis Now, el clásico filme de Francis Ford Coppola que narra la guerra de Vietnam desde la locura de los tenientes y la lisergia de los soldados, en un escenario parecido -si pudiéramos concebirlo- al infierno.
Es el Teniente Coronel Killroy (el intachable Robert Duvall) quien pronuncia la frase. “El olor del napalm por la mañana”. "Victory". El napalm es capaz de arrasar con todo tipo de material, dejando kilómetros cuadrados totalmente incinerados gracias a su capacidad de expansión a través del oxígeno.
“El napalm se te pega, no importa lo rápido que corras, y te deja quemaduras espantosas y dolores por el resto de tu vida. No recuerdo haber corrido por esa calle ni haber gritado ¡Me quemo, me quemo! Pero las imágenes grabadas y el recuerdo de otras personas confirman que sí”.
Quien habla es la protagonista de la foto, la niña desnuda. Phan Thị Kim Phúc se sintió avergonzada gran parte de su vida por la fotografía que la exponía tan íntimamente -la ingenuidad y pureza propia de los 8, 9 años- y la convertía al mismo tiempo en un símbolo de la atrocidad de los enfrentamientos bélicos y por ende en una imagen potente para restablecer la cordura de la no violencia.
El napalm es un líquido inflamable que se adhiere a la piel humana, causando espantosas quemaduras. El dolor de Phúc, físico y mental, fue una constante en su vida. "Tantos años he pensado en que no tendría más cicatrices ni más dolor cuando estuviera en el cielo. Pero ahora... el cielo está en la tierra para mí", contó Phúc a la agencia de noticias AP.
La vietnamita reside en Canadá, donde vive con sus hijos y su esposo. Se convirtió en una católica devota. Para aliviar un poco su dolor, al menos el físco, se somete a tratamientos con tecnología láser, con buenos resultados.
Hace años que Phúc, hoy una mujer que recorre el mundo a través de la estructura de ONU, desarrolla la Kim Foundation International, una organización benéfica que ayuda a chicos y chicas que sufren a raíz de las guerras, en un mundo siempre en guerra.
Hay bordes calientes, situaciones explosivas: los violentísimos ataques sobre ciudadanos palestinos que involucran al ejército de Israel, la guerra en Ucrania que ha disparado los precios de los alimentos y la energía creando millones de nuevos pobres, el conflicto en Yemén, la repetición semanal de masacres en colegios y espacios públicos producto del acceso irrestricto a las armas de fuego en los EE.UU.
Sobre esto último, Phúc dijo: “Son las mismas imágenes aterradoras de los tiroteos escolares en EE.UU. Tal vez no veamos los cuerpos, como ocurre en los conflictos bélicos, pero estos ataques son el equivalente doméstico de las guerras. La idea de compartir las fotos de la carnicería, especialmente de niños, puede parecer insoportable, pero debemos hacer frente a esas imágenes. Es más fácil negar las realidades de la guerra si no vemos las consecuencias”.
Phúc llegó a odiar al fotógrafo Nick Ut. Ut no sólo tomó la foto: después de hacerlo cubrió a Phúc con una frazada, la subió a la camioneta de la Associated Press y partieron caóticamente rumbo al hospital. Allí chapeó con la credencial de prensa y le dijo a los médicos, que se negaban atender a la niña, que si no lo hacían él publicaría el episodio.
Ut y Phúc se hicieron amigos y han visitado juntos a distintas personalidades, llevando la fotografía como recordatorio permanente. Aquí abajo, junto a Francisco.
"Esa es la razón por la que estoy verdaderamente agradecida porque hayan tomado esa foto y que yo pueda trabajar con esa imagen por la paz", ha dicho Phúc.
En el centro de la imagen una niña desnuda. El llanto desesperado de los otros niños que la rodean. Al fondo se recortan sobre el humo informe los soldados, aparentemente tranquilos. La foto, publicada en gran parte del mundo tres días después, impactó por su representación de la guerra. Según The New York Times, la foto “alimentó el creciente sentimiento antibélico en Estados Unidos y tal vez apresuró el final de la guerra”. La locura de Vietnam abarcó veinte años, de 1955 a 1975.
“Era una nena y estaba desnuda, ¿por qué me sacó esa foto? ¿Por qué la reveló? ¿Por qué mis padres no me protegieron? ¿Por qué soy la única que está desnuda, si mis primos y hermanos que también aparecen en la foto están con ropa? Me moría de vergüenza”.
La vietnamita Phan Thị Kim Phúc tenía 9 años el 8 de junio de 1972. Vivía en la pequeña aldea de Trang Bang, Vietnam del Sur. Según contó, en su casa no faltaba la comida. La vida de Phúc cambió por completo ese día. Aviones rasando bajo, explosiones indescriptibles, el ardor sobre el cuerpo. Una de las cosas que más le molestaba era aparecer desnuda, desahuciada. La imagen haría a Ut famoso en todo el mundo y también le valdría un Pulitzer.