A 78 años de la bomba atómica en Hiroshima, Japón rechaza amenaza nuclear rusa
El primer ministro de Japón, Fumio Kishida, criticó este domingo las amenazas de Rusia de usar armas nucleares en el marco de la guerra en Ucrania.
Este domingo, se conmemora el 78 aniversario del lanzamiento de la bomba atómica por parte de Estados Unidos sobre la ciudad de Hiroshima. Junto con el bombardeo a Nagasaki, el 9 de agosto de 1945, marcaron la rendición de Japón y el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Ambas bombas atómicas provocaron el asesinato de 129 mil a 246 mil personas.
El primer ministro de Japón, Fumio Kishida, criticó este domingo las amenazas de Rusia de usar armas nucleares en el marco de la guerra en Ucrania, al conmemorar el 78 aniversario del lanzamiento de la bomba atómica sobre la ciudad de Hiroshima.
"Japón, como única nación que ha sufrido bombardeos atómicos en la guerra, continuará los esfuerzos por un mundo libre de armas nucleares", dijo el primer ministro japonés en una ceremonia en Hiroshima, informó la agencia de noticias AFP.
"El camino para lograrlo se está volviendo cada vez más difícil por las profundas divisiones en la comunidad internacional acerca del desarme nuclear y por la amenaza nuclear de Rusia", lamentó. "Los líderes de todo el mundo deben enfrentar la realidad de que las amenazas nucleares que ahora expresan ciertos hacedores de políticas revelan la locura de la teoría de la disuasión nuclear", expresó, por su parte, el alcalde de Hiroshima, Kazumi Matsui.
El líder japonés, cuya familia es originaria de Hiroshima, insistió en que la "devastación en Hiroshima y Nagasaki por cuenta de las armas nucleares jamás puede repetirse". Los comentarios de Kishida hacen eco a los del secretario general de la ONU, António Guterres, quien emitió un comunicado sobre el aniversario del bombardeo a Hiroshima en el que criticó que "algunos países están blandiendo de manera imprudente el sable nuclear nuevamente, amenazando con usar estas herramientas de aniquilación".
En la ceremonia en Hiroshima, miles de personas, entre sobrevivientes, familiares y dignatarios de un récord de 111 países, oraron por las víctimas fatales y heridos y pidieron la paz mundial.