Alerta por una invasión de ardillas de vientre colorado en Córdoba y otras provincias
La proliferación de ardillas está provocando una multiplicación de diferentes daños materiales, así como también genera preocupación por las enfermedades que suele portar este roedor.
Los posibles riesgos -según los especialistas- es que podrían destruir cables de telecomunicaciones, atacar plantaciones o transmitir leptospirosis.
Al respecto, el Ministerio de Ambiente incluyó a las ardillas de vientre colorado en el listado de especies exóticas invasoras presentes en el territorio nacional.
"Las especies invasoras son una de las principales amenazas a la conservación de la diversidad biológica. Sus riesgos asociados pueden aumentar debido al incremento del comercio mundial, el transporte, el turismo y el cambio climático. Muchas de las especies exóticas que se vuelven invasoras fueron trasladadas de manera intencional con fines como la producción y el aporte de insumos para la industria, la caza y su uso ornamental, como animales de compañía y otros", explicaron desde el Ministerio de Ambiente y Desarollo Sustentable de la Ciudad de Buenos Aires.
Si bien los principales focos de estos animales están actualmente en Escobar y Luján, también se encuentran afectados los partidos de San Miguel, 25 de Mayo, Capitán Sarmiento, Salto, Arrecifes y Daireaux. En la Ciudad de Buenos AIres, por caso, se pueden encontrar en espacios grandes como la ex Esma, el Jardín Botánico o en la Agronomía.
"Incluso en Córdoba se han expandido en Calamuchita, en La Cumbrecita, adonde las han llevado para unos hoteles y las han soltado ahí", dijo Florencia Gómez, secretaria de Política Ambiental en Recursos Naturales del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación, en declaraciones a Página/12.
"En Mendoza están muy alertas porque pueden avanzar hasta los viñedos y generar una catástrofe en la producción", aseveró.
Cómo llegaron las ardillas
La historia de este tipo de ardillas es bastante singular: fue introducida en 1970 en la localidad de Jáuregui, partido de Luján, desde Bélgica, aunque son originarias del sudeste asiático. Inicialmente se trató de unos 10 ejemplares que trajo un señor para recordar su casa en Europa, que fueron mantenidas en cautiverio en una estancia.
Sin embargo, algunas de las diez ardillas se escaparon o fueron liberadas, lo que dio origen a una población silvestre, que hoy se estima que alcanza los 100.000 ejemplares.
Según datos del Ministerio de Medio Ambiente, con la invasión de ardillas se ha denunciado la rotura de plástico de sistemas de riego y de cableado (luz, teléfono, TV, vehículos, bombas de riego); rotura de techos en edificios y otros bienes materiales; consumo de flores, frutos y semillas (pérdida de cosecha, alteración de reproducción); y descortezamiento de árboles en plantaciones forestales, frutales y ornamentales.