Así fueron los trágicos episodios: a seis años de la explosión de la química Raponi
Una recorrida por lo que dejó la fatal explosión el 6 de noviembre de 2014, en reportajes realizados por Canal 10 ese día y en meses posteriores. Una mujer muerta, decenas de heridos y daños parciales y totales en viviendas. Una tarde imborrable de la memoria de la ciudad de Córdoba y con un hecho que espera por justicia.
Era una cálida tarde de primavera, el 6 de noviembre de 2014. Una explosión que se escuchó y se sintió en toda Córdoba encendió las alarmas: una explosión en el corazón de barrio Alta Córdoba era el inicio de una tragedia.
Este viernes se cumplen seis años de aquel grave acontecimiento ocurrido en el galpón de la Química Raponi, cuya explosión causó la muerte de María Angélica Cueto, más de 60 heridos y destrozos en viviendas, algunas de manera total.
Incluso se recuerda la historia de Pablo Amaya, un adolescente de 15 años que sufrió graves heridas, pudo sobrevivir pero debió luchar mucho y sufre secuelas de aquel episodio.
El hecho espera todavía por el juicio que este año debió ser postergado. Está acusado por el delito de estrago doloso calificado, agravado por el resultado mortal, Sergio Raponi, dueño de la firma en la que se produjo la detonación. A fines de ese año estuvo en prisión, pero luego fue liberado, a comienzos de 2015, y tras pagar una fianza.
Oportunamente fue detenido e investigado también Javier Lagares, ingeniero de que asesoraba a la empresa, pero luego fue sobreseído.
Hay que recordar que el predio, con ingreso por calle Avellaneda, tenía un sector no autorizado (que no estaba declarado, se dijo por entonces), con sustancias peligrosas y precarias condiciones que que habrían sido las propicias para que se produjera el hecho, tras un derrame ocurrido en el lugar. La fuerte explosión estuvo acompañada por un incendio.
El juicio, sin fecha aún, tiene decenas de querellantes y damnificados que esperan resarcimientos. Se desarrollará en la Cámara 4° del Crimen.
En el barrio, aunque algunos recibieron ayudas estatales (con gestiones municipales y provinciales que no carecieron de demoras e inconvenientes) y con mucho esfuerzo pudieron reconstruir parte de sus viviendas y pertenencias, sigue una sensación de vacío y de falta de justicia, incluyendo el resarcimiento por los daños sufridos en aquel trágico hecho.