La usina más poderosa de la provincia de Córdoba está bajo tierra. O bajo roca. No se la ve desde la superficie. Es poco conocida, difícil de visitar. Genera energía solamente durante algunas horas, y no todos los días. Cuando genera, no lo hace para Córdoba, sino para el Sistema Argentino de Interconexión (SADI), esa gigantesca red de usinas, transformadores y líneas de alta tensión que recorre la Argentina. 

La usina más poderosa de Córdoba está bajo tierra. O bajo roca.  No se la ve desde la superficie. Pero cuando genera a pleno, supera con holgura a las otras dos mayores usinas de Córdoba: la Central Térmica Bicentenario, ubicada en Pilar, a orillas del río Xanaes, y la Central Nuclear de Embalse. La primera puede generar 466 MW, la segunda, 683 MW. La central de Río Grande, que de ella estamos hablando, puede generar 750 MW de energía durante algunas horas.

Si, solo durante algunas horas. Pero para comprender esto, debemos ir de a poco. Hay un gran embalse sobre el Río Grande, afluente del Río Tercero, en lo alto del valle de Calamuchita. Se llama Cerro Pelado. Conocido por los amantes del buceo por sus aguas profundas y cristalinas.  Hay un embalse más pequeño unos kilómetros más abajo, también sobre el Río Grande. Se llama Contraembalse Arroyo Corto, muy cerca del pueblo histórico de Amboy. Allí, donde nació Dalmacio Vélez Sarsfield. 

 Ahora vayamos al núcleo de este tema. Entre ambos embalses hay enormes tuberías talladas en la roca, que llevan el agua desde el reservorio superior al inferior. Y allí, excavada en la montaña sobre el trayecto de esos colosales conductos, está la central hidroeléctrica del complejo Río Grande, la usina más poderosa de Córdoba. Bajo tierra, o mejor dicho, bajo roca.

Sus cuatro turbinas son movidas por el agua a presión que baja de Cerro Pelado, durante las horas en las cuales se les solicita que generen. Con las cuatro turbinas a pleno, el nivel del embalse superior desciende varios metros durante el día, y el nivel del inferior aumenta más aún. Por eso, no puede funcionar en forma continua a ese ritmo: el agua de Cerro Pelado se agotaría rápidamente, y Arroyo Corto se desbordaría. Y aun así, esta usina cumple una función única. Porque durante las horas de mayor consumo de energía en el País, durante los picos de demanda, Río Grande genera y suma su producción al SADI. Pero esto no es todo.

Lo increíble

Resulta verdaderamente extraordinario que, durante las horas de menor demanda eléctrica, en general de noche, cuando sobre energía en el SADI, Río Grande toma parte de esa energía sobrante y la usa para volver a elevar agua, a través de los mismos conductos, al embalse superior. Para eso invierte sus turbinas, que se transforman así en prodigiosas bombas. Por eso se dice que es una central de bombeo. Existen pocas en el mundo. Es un sistema diseñado para aprovechar la energía cuando se la requiere, y guardarla, en otra forma, cuando sobra. Otras centrales, como la nuclear de embalse, generan de forma continua a un ritmo estable y no pueden detenerse ni reiniciarse en manera rápida. Entonces con un dispositivo como el de Río Grande, se agrega o quita energía del SADI, según la demanda.

Para acceder a la usina de Río Grande, al mismo pie de la presa de Cerro Pelado, hay que ingresar a una galería. Es un túnel en forma de caracol de unos dos kilómetros de largo, por el que los vehículos, incluso grandes camiones, bajan hasta el ingreso al gran pabellón donde están las turbinas, los generadores, mecanismos y oficinas de control. Las dimensiones de esa nave apabullan. Más de 100 metros de largo, treinta de ancho, 50 de altura. Un enorme y sofisticado hangar bajo la roca.

La usina más poderosa de Córdoba está bajo tierra. O bajo roca. No se la ve desde la superficie. Es poco conocida, difícil de visitar. Pero una vez que se la recorre, ya no es posible borrar sus imágenes de la memoria.

Si querés saber más sobre el Complejo Río Grande, visitá el sitio de turismo científico de la UNC