En Unquillo rescatan a un Ñacurutú, una especie de búho difícil de observar
El fotógrafo Guillermo Galliano relató la odisea y explicó que se trata de la especie de búho más grande que hay en el país.
El fotógrafo y ornitólogo, Guillermo Galliano, vecino de Unquillo, fue partícipe del rescate de un Ñacurutú, una especie de búho que habita en esta región pero que, por sus hábitos nocturnos y su mimético plumaje, es bastante difícil de observar.
En diálogo con Entre Nosotros Rebeca, por Canal 10, Galliano comentó que es la especie de búho es la especie rapaz nocturna más grande del país y detalló que mide 50 centímetros y sus garras tienen la dimensión de la mano de un niño de 8 años, aproximadamente.
El fotógrafo y autor de los libros Aves de Córdoba y Aves en Familia, quiso destacar que “la naturaleza y la biodiversidad no siempre la vemos. Merecen ser protegidas aunque nos las veamos”.
El relato en primera persona:
Un Rescate Inesperado
Dábamos una charla con el equipo de la Fundación Mil Aves acerca de la avifauna y sus nidos cuando me llegó un mensaje de una vecina de Unquillo, avisándome que había visto un búho debajo del tanque de agua en su casa.
La vecina me enviaba el mensaje para ver si la podía ayudar, entonces de inmediato al finalizar la actividad le respondí que salía para su casa. En el camino, iba pensando que seguramente se trataría de una especie común; un alilicucú o un caburé.
Cuando llegué, subí hasta el tercer piso de la casa y cuando al fin terminé de trepar hasta el tanque de agua (misión peligrosa, debido a lo calientes y empinadas que estaban las chapas del techo) me encontré con la hermosa sorpresa de que el ave en cuestión era un Ñacurutú, una especie de búho que habita en esta región pero que, por sus hábitos nocturnos y su mimético plumaje, es bastante difícil de observar.
El ave se había metido en una cavidad, forzando el alambre tejido que protege este espacio -a modo de puerta- de las palomas. Deduje que luego de haberse metido no pudo volver a salir quedando atrapado ahí. Ingresé al habitáculo, lo ubiqué sobre mi brazo y a los pocos minutos voló hacia una gran arboleda ocultándose hasta desaparecer.
Así concluyó este corto pero emotivo encuentro, un tipo de acercamiento al que no estoy acostumbrado ya que me dedico a observarlos y fotografiarlos en total libertad. A pesar de eso, me parece importante contarles esta experiencia para que tengamos en cuenta que -tanto en áreas naturales protegidas como en zonas urbanas- la vida silvestre está aunque no la veamos.
Por eso, es muy importante que las ciudades cuenten con espacios verdes para protegerla; que evitemos el mascotismo de especies silvestres y que la flora nativa esté allí, extendiéndose como su hábitat natural. Así el Ñacurutú (que es el búho más grande de Argentina) y toda la biodiversidad que nos regala la naturaleza, goce y nos permita gozar de un ambiente más saludable.
* Anteriormente, lo observé 4 veces en mi vida: la primera en la Cascada de los Cóndores, sobre una saliente rocosa aunque debido a la poca luminosidad no lo pude fotografiar. La segunda, fue también de noche y estaba posado a más de 40 metros de altura sobre un árbol; esta vez, en el patio de mi casa así que salí corriendo a buscar el equipo con flash incluido y le pude tomar dos fotos antes que volara (la imagen está en mi primer libro, “Aves de Córdoba”).
La tercera oportunidad, la tuve gracias al hallazgo de un nido con pichones en cercanías de la localidad de Miramar: lo habían encontrado amigos entre los que se estaban Carlos Carmona y Hugo Giraudo.
La cuarta vez que fotografíe a esta especie fue gracias al amigo Víctor Merlino, en la provincia de Santa Fe, donde vimos dos pichones y a sus progenitores durante el atardecer. Con las últimas luces del día logré hacerles una fotografía y grabar vídeos.