Falsas curas: desde el dióxido de cloro a mates con cuatro bombillas
Son algunas de las "soluciones" que preocupan a los especialistas por la falsa sensación de prevención y los graves riesgos para la salud.
Dióxido de cloro, cabinas sanitizantes para personas, mates con cuatro bombillas “anticovid” o comer ajo para curarse son algunas de las propuestas que se ofrecen como “soluciones” frente a la pandemia de coronavirus, que no sólo generan la falsa sensación de prevención o tratamiento sino que, en algunas ocasiones, son extremadamente peligrosas para la salud, advirtieron hoy especialistas.
“En momentos críticos o frente a enfermedades en las que no se ha encontrado la cura, aparecen este tipo de soluciones milagrosas que nunca son inocuas, porque una persona que toma una sustancia pensando que se está curando, aunque no le haga daño, puede demorar la atención médica y la indicación de un tratamiento adecuado”, indicó a Télam el médico toxicólogo Sergio Saracco, de la Sociedad Iberoamericana de Salud Ambiental (Sibsa).
Saracco identificó numerosos productos que se promocionaron desde que comenzó la pandemia: “Los cubrecalzados o las batas descartables sobre la ropa, por ejemplo, a excepción del personal de salud, para el resto de las personas no son necesarios; el coronavirus es un virus respiratorio y la única barrera que se comprobó que es efectiva es la mascarilla (barbijo) y la distancia social”, sostuvo.
El toxicólogo señaló que si bien la lavandina, el alcohol etílico o el dióxido de cloro son sustancias que pueden desinfectar superficies limpias (porque su efectividad se reduce mucho cuando hay suciedad o grasa), “ninguno de estos elementos se debe ingerir, no sólo porque no tendrán efecto contra el virus, sino porque además son altamente tóxicos”.
En efecto, en las últimas horas al menos un hombre y un niño de 5 años murieron posiblemente por ingesta de dióxido de cloro, llamado también CDS o "solución milagrosa", una sustancia muy promocionada en las últimas semanas que la conductora de televisión Viviana Canosa dijo tomar en cámara porque “oxigenaba la sangre”.
“El CDS es un poderoso oxidante. Lejos de oxigenar la sangre, si llega al torrente sanguíneo lo que produce es la oxidación del hierro presente en la hemoglobina de los glóbulos rojos y la convierte en metahemoglobina, lo que genera un estado tóxico de la sangre que la incapacita para llevar normalmente el oxígeno desde los pulmones a los tejidos”, explicó Saracco.
En este sentido, el Ministerio de Salud recordó que el uso de dióxido de cloro “no está autorizado” para el tratamiento del coronavirus y advirtió que "no cuenta con estudios que demuestren su eficacia y no posee autorización alguna para su comercialización y uso".
Por el contrario, la cartera sanitaria afirmó que su ingesta “puede causar irritación en el esófago y estómago, dolor abdominal, náuseas, vómitos, diarrea e intoxicaciones severas, entre otras complicaciones que pueden incluir graves trastornos hematológicos, cardiovasculares y renales”.
Otra falsa promesa que se difunde y vende online son las “cabinas sanitizantes”, estructuras con forma de túneles o gabinetes, en las cuales al ingresar la persona recibiría procedimientos de desinfección, ya sea por rociado de productos químicos como amonio cuaternario, povidona yodada, cloruro de benzalconio y peróxido de hidrógeno, exposición a ozono o radiación con rayos ultravioleta de tipo C (UV-C), según se publicita.
“Si bien estas cabinas ya existían y se usaban en objetos, como vehículos, instrumental quirúrgico y camillas, bajo ningún concepto están indicadas para personas y no tienen efectos de eliminación del virus”, detalló Saracco.
Para el especialista, "no sólo puede dar una falsa sensación de seguridad y hacer que la persona no mantenga la distancia, se saque el barbijo o no se lave las manos, sino que además muchas de estas sustancias pueden causar potenciales efectos irritantes para la piel y mucosas, reacciones cutáneas, lesiones oculares y afectación del tracto respiratorio".
Los mates con cuatro bombillas tampoco son una solución. “Hay un reflujo de la saliva de la bombilla hacia el mate, más allá de los factores como el distanciamiento y el uso de barbijos que ‘tomando mate’ con otra persona no se cumplen”.
Saracco recordó que en la década del 80, “algunos pacientes vendían sus casas, autos o lo que sea para conseguir crotoxina”, un componente presente en las serpientes de cascabel, que se decía que podía curar el cáncer, lo que luego de varios meses se comprobó que era falso.
En la alimentación también se promocionaron recetas curativas como la ingesta de ajo o jengibre.
“Ningún alimento tiene propiedades curativas en sí mismo, no sólo sobre el coronavirus, sino sobre cualquier enfermedad infecciosa producto de un virus o bacteria”, dejó en claro Leonella Abboghlouyan, nutricionista del Departamento de Alimentación y Dietética del Hospital de Clínicas.
Tanta fue la difusión sobre la potencia del ajo para prevenir el SARS-Cov-2, que fue una de las primeras desmentidas de la Organización Mundial de la Salud. "El ajo es un alimento saludable que puede tener algunas propiedades antimicrobianas, no se han obtenido pruebas de que comerlo proteja contra el virus que causa el brote actual”, aseguró la organización.
“Tomarse un te con miel y jengibre puede aliviar los síntomas de un resfrío; eso no le haría mal a nadie, pero lo que no hay que pensar es que porque se consume jengibre o el alimento que sea se está protegido contra el virus”, indicó Abboghlouyan, que no obstante recordó que "una alimentación saludable ayuda a fortalecer al sistema inmunológico frente a cualquier enfermedad".
En este sentido, Abboghlouyan indicó "comer cinco porciones al día de vegetales o frutas (que son ricos en vitamina A y C); incorporar legumbres al menos tres veces por semana (lentejas, porotos, garbanzos) y tomar dos litros de agua diario".
"En la medida de lo posible hay que planificar las compras y, si bien se pueden comprar alimentos para hacerse un stock para no salir tanto, es importante no dejar de consumir alimentos frescos", añadió.
Fuente: Agencia Télam