Incendios en Carlos Paz: entre sospechas y desarrollos inmobiliarios
La costa sudoeste del lago San Roque es objeto de disputa entre municipios. Allí mismo constructoras impulsan edificaciones. Vecinos creen que las llamas serían el primer paso para futuras urbanizaciones.
En la agonía de septiembre los incendios volvieron a castigar a los corredores serranos de Córdoba. Los focos ratificaron que la provincia vive uno de los años más trágicos en materia ambiental (Ver: El 2020 ya es uno de los peores años en materia de incendios forestales).
Los registros del paso de las llamas continúan conmoviendo, aún más allá de los límites provinciales. En particular las imágenes que afectaron a uno de los sectores más caros para la actividad turística: la región sur del valle de Punilla.
Poco hay de fortuito detrás de las llamas. La mayoría de los incendios se provoca por acción humana. Detrás de las acciones humanas suele haber intereses racionales sujetos a conveniencias económicas y, cómo no, políticas.
Uno de los casos paradigmáticos se constituye al sudoese de la costa del lago San Roque. Más precisamente en el territorio limítrofe entre Villa Carlos Paz y Villa Santa Cruz del Lago.
Allí se han suscitado pujas que involucran a ambas administraciones municipales y distintos jugadores inmobiliarios. Los habitantes del sector creen que las llamas que impregnaron su tranquilidad son consecuencia directa de esta disputa.
Ejido
Por décadas, una zona de 8 mil hectáreas fue objeto de disputa entre los mencionados municipios, junto a la comuna de Estancia Vieja. Las administraciones reclamaban añadir fragmentos en los que prestaban servicios.
Aunque era considerada "zona gris" particulares impulsaron distintos intentos de emprendimientos inmobiliarios. Muchos omitieron la condición de reserva natural, refrendada por distintas leyes ambientales.
A comienzos de los 90 se destacó un ambicioso proyecto denominado El Pato. Abandonado años después, una estructura que coronaría aquella idea permanece y se ha convertido en ícono del lugar. A pocos kilómetros funcionó el parador Bahía Los Mimbres, lugar de encuentro para el jet set vernáculo.
La disputa fue zanjada en diciembre de 2018 luego que la Legislatura Unicameral aprobara un proyecto impulsado por Villa Carlos Paz, ciudad que terminó triplicando la extensión de su ejido urbano.
Entre la tierra anexada se destacan 200 hectáreas que reclamaba como propia la comuna de Villa Santa Cruz del Lago. Sobre esa extensión se había proyectado un emprendimiento de torres (11 en una primera etapa, el doble luego) a metros de la costa. Era impulsado por una importante empresa del rubro.
El proyecto nunca se concretó, en parte por la presión de la ciudadanía, en parte por el reclamo de la ciudad vecina que ya consideraba como propias las parcelas. Sus autoridades anticiparon que no permitirían avances que implicasen desmontes o alteración del ecosistema.
Nuevos Mimbres
Luego de la actualización territorial Luis Mirabet, ex intendente de Santa Cruz del Lago, acudió a la Justicia para impugnar la ley que asignaba las 200 hectáreas a la vecina administración. Desde entonces rige la medida de no innovar, por lo que públicos y privados no deberían alterar el escenario.
Sin embargo las denuncias por futuras urbanizaciones sólo cambiaron de actores. Ahora las sospechas merodean al otro lado de la imaginaria medianera.
Según se constata a través de imágenes aéreas se han reabierto antiguos caminos (entre ellos el que conduce al citado parador Los Mimbres) y se han trazado futuras vías de tránsito. Vecinos aseguran que desde la perla de Punilla se impulsan urbanizaciones bajo engañosos rótulos. Denunciaron también sospechosos desmontes.
En diciembre del pasado año la empresa Meade presentó una denuncia penal contra funcionarios de la municipalidad de Carlos Paz y la Administración Provincial de Recursos Hídricos por los delitos de usurpación, daño, daño ambiental, incumplimiento de los deberes de funcionario público y estafa procesal.
Adjuntaron registros que mostraban a empleados y maquinaria de la ciudad trabajando en dos cotas contiguas al lago San Roque, a las que llegaron luego de abrir un trazado de casi dos kilómetros y desmontar vegetación autóctona.
Similar tenor tuvo una denuncia presentada dos meses después por dos copropietarios de terrenos lindantes.
Mientras las mencionadas denuncias siguen su trámite judicial los incendios de esta semana arrasaron con la vegetación. En adelante, cualquier proyecto inmobiliario podría ahorrarse la discusión sobre el uso del terreno. La condición de reserva no ofrece garantía a los habitantes del sector.
Intereses propios
"Hay una medida judicial que impide a los municipios entrar en la zona. Pero el municipio de Carlos Paz ya considera dada de baja esa medida, desde hace un mes, sin explicar cómo fue. Ahora ese gobierno muestra que tiene intereses propios sobre esa zona", explica Gabriel Napal, presidente de la Asociación Civil Villa Parque San Miguel, barrio que quedó ubicado dentro de la anexión territorial.
"A fines del año pasado abrieron caminos, incluso pasando por terrenos privados. Ahora están definiendo cómo será el uso de los suelos. En este sector, que es zona amarilla según la Ley de Bosques, se había anticipado que se mantendría la cualidad de reserva y que nunca se lotearía. Pero cambiaron de idea y dijeron que mantendrían la reserva por ahora, momentáneamente. Piensan hacer un loteo denominado ecológico", añade el vecino.
Napal, con tono colectivo, vincula el posible cambio de uso de suelos con los recientes incendios que asolaron la zona.
"Si no se puede lotear nadie gana ante un incendio. Pero salió desde el propio municipio la posibilidad de no mantener la zona de reserva. Si tienen intenciones de no lotear lo deben expresar en ordenanzas", amplía.
Fotos y videos: Martín Pastene / GP Soluciones