La última balada de Víctor Jara
La tumba del cantautor chileno Víctor Jara fue vandalizada por desconocidos el mismo día en que hubiese cumplido 89 años. Ya había sido atacada en enero de 2020 cuando se escribió en su lápida la frase “No hay manos” en clara referencia a que a Jara se las destruyeron mientras lo torturaban luego del golpe de Estado en Chile, el 11 de setiembre de 1973.
Salvador Allende
La dictadura de Pinochet (1973-1990), terminó de manera brutal con el Gobierno de Salvador Allende y los sueños socialistas. La sistemática violación a los derechos humanos dejó como saldo más de 3.200 muertos y desaparecidos, alrededor de 30.000 torturados y unos 200.000 exiliados.
Allende, un médico socialista y masón, había llegado a la presidencia en 1970, encabezando la Unidad Popular, la coalición que reunía a la izquierda chilena en un arco multipartidario.
Su programa de gobierno incluía la reforma agraria y la nacionalización del cobre, principal riqueza de Chile, en manos de empresas norteamericanas.
La victoria de Allende en las urnas, la primera de un marxista en Occidente en plena guerra fría, causó un gran impacto en Estados Unidos.
El presidente Richard Nixon ordenó en la Casa Blanca intensificar las acciones desestabilizadoras a través de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
En Chile proliferaban las movilizaciones sociales y con Allende en La Moneda, el Gobierno aumentó el apoyo que recibió en las urnas. El gobierno norteamericano decidió presionar con el embargo de las exportaciones de cobre, en réplica a una nacionalización en la que Chile resolvió no indemnizar a las empresas expropiadas por haber obtenido ganancias excesivas.
Mientras tanto la oposición de centro y derecha se unió en una coalición contra Allende, y la izquierda más radicalizada comenzó a acusar al Gobierno de reformista.
La lucha política comenzó a desbordarse.
La inflación fuera de control, el desabastecimiento y el consecuente mercado negro, el transporte paralizado y el mayor partido opositor, la Democracia Cristiana, negándose a dialogar, empujan a Allende a un callejón sin salida. Crecen los rumores de que un golpe militar es inminente.
Allende decide que el martes 11 septiembre llamará a un plebiscito que decidirá si sigue o no en el poder. Enterados, los militares adelantan el golpe militar para ese martes.
Ante la sublevación militar, Allende acude con sus colaboradores más cercanos a La Moneda, a defender la democracia. Los militares bombardean el palacio y Allende, que sólo saldrá sin vida de ese lugar, pide a los trabajadores que permanezcan en sus puestos, pero que no se dejen provocar. y que otras generaciones superarán ese momento.
Víctor Jara
En los tres años de Gobierno socialista, Chile vivió un destape cultural sin antecedentes.
Este proceso contó con una amplia adhesión de artistas e intelectuales entre los que se destacó Víctor Jara.
Nacido el 28 de septiembre de 1932 en la localidad de San Ignacio, en el sur de Chile, Jara era hijo de trabajadores campesinos y conoció la explotación y miseria desde su infancia. Con su madre aprendió a tocar la guitarra y cuando ella falleció, viajó a Santiago a estudiar teatro. Fue un destacado director teatral que hizo giras por dos continentes y nunca dejó esa actividad a pesar de su dedicación a la música.
Fue uno de los cultores del folklore chileno y uno de los más reconocidos miembros de la llamada “nueva canción chilena”, junto con artistas como Violeta e Isabel Parra y las agrupaciones Quilapayún e Inti-Illimani
Casado con la coreógrafa británica Joan Turner y padre de dos hijas, Manuela y Amanda, Víctor fue miembro del Partido Comunista Chileno y un ferviente partidario de la Unidad Popular.
El documental
El chileno Víctor Jara es el protagonista del capítulo "ReMastered: masacre en el estadio", en la plataforma de Netflix.
El documental, dirigido por B.J. Perlmutt producido ejecutivamente por Jeff y Michael Zimbalist, relata la historia legal de los autores materiales de la muerte de Jara, ocurrida el 16 de septiembre de 1973 en el Estadio Chile, después de ser torturado por las fuerzas represivas del dictador Augusto Pinochet.
El final de Víctor Jara
El escenario que escoge Allende para pronunciar el discurso sobre el plebiscito es la sede de la UTE.
La comunidad de la UTE resolvió permanecer en la sede universitaria, como pidió Allende. Entre ellos, Víctor Jara, que trabajaba en extensión en la universidad e iba a cantar en el acto de Allende.
Al día siguiente, los militares instalan un cañón frente a la universidad y disparan a la rectoría mientras un centenar de soldados vacía sus cargadores. No hay resistencia ya que estaban desarmados y toman prisioneros a los 600 que permanecían ahí.
Luego los llevan detenidos al Estadio Chile, un pequeño recinto deportivo techado, rebautizado en democracia como estadio Víctor Jara. En el recinto caben 2.000 personas, pero los militares hacen entran a más de 5.000 prisioneros.
Según el abogado Boris Navia, uno de los que caminaba en la fila de prisioneros, un oficial logra identificar a Jara.
-¡A ese hijo de puta me lo traen para acá! -gritó a un conscripto, recuerda Navia.
Al oír la orden, el conscripto dio un culatazo al prisionero, que cayó a los pies del oficial.
-¡Así que vos sos Víctor Jara, el cantante marxista, comunista concha de tu madre, cantor de pura mierda! -gritó el oficial.
"Lo golpeaba, lo golpeaba. Una y otra vez. En el cuerpo, en la cabeza, descargando con furia las patadas. Casi le estalla un ojo.", cuenta Navia.
Cuando el oficial se cansó de golpear, ordenó a los soldados que pusieran a Jara en un pasillo y que lo mataran si se movía.
Ahí el cantautor queda tendido en el suelo. Un obrero grita: "¡Viva Allende!", y se arroja desde las graderías, muriendo desangrado.
Luego siguen golpeando y torturando a Jara y destruyen sus manos para que no vuelva a tocar la guitarra – según Navia-.
Víctor pide lápiz y papel. Navia le pasa una libreta pequeña de apuntes, que hoy conserva la Fundación Jara como pieza de museo. Escribe en ella con mucha concentración y dificultad…
Repentinamente, dos soldados lo toman y arrastran, y Jara alcanza a arrojar la libreta. Navia se queda con ella. Comienzan a golpearlo nuevamente, antes de acribillarlo a balazos.
Esa noche, los soldados arrojan seis de estos cadáveres, Jara entre ellos, junto al Cementerio Metropolitano, en el acceso sur de Santiago. Una vecina reconoce al cantautor y avisa para que lo recojan. Cuando el cuerpo llega a la morgue, un trabajador de este servicio, que era comunista, también reconoce a Jara y avisa a su esposa Joan para que lo sepulte antes de que lo sepulten en una fosa común.
El cuerpo del cantautor está junto al de cientos de víctimas en un mesón de la morgue, al final de una fila de jóvenes. Sólo tres personas acompañan a Joan en el funeral semiclandestino que se celebró en el Cementerio General de Santiago, donde fue inhumado en un humilde nicho
El abogado Boris Navia fue trasladado al campo de concentración del Estadio Nacional. Allí descubrió que Víctor Jara no escribió una nota para su esposa, sino el poema Somos 5000 o Estadio Chile, el que años después sería interpretado por decenas de músicos en todo el mundo.
En uno de sus versos Jara dice:
Canto, que mal me sales
cuando tengo que cantar espanto.
Espanto como el que vivo, como el que muero, espanto…