Luz Haro: “Las mujeres rurales somos las que alimentamos al mundo”
Luz Haro es secretaria ejecutiva de la Red Latinoamericana y del Caribe de Mujeres Rurales. Desde Ecuador llegó a Córdoba y dialogó con Cba24n sobre la importancia de renovar el compromiso de políticas públicas inclusivas.
La Ciudad de Córdoba fue la sede para el Encuentro Suprarregional de Mujeres, que a lo largo de dos jornadas reunió las experiencias de mujeres, juventudes e infancias para el diseño de políticas públicas a nivel global.
Una de las presentes fue Luz Haro. Ella es la actual secretaria ejecutiva de la Red Latinoamericana y del Caribe de Mujeres Rurales (REDLAC), que en la actualidad agrupa a más de 200 organizaciones y cuyas acciones contemplan principalmente la educación y formación de mujeres del sector agropecuario.
Nacida en Ecuador, es la hija mayor de 9 hermanos, trabajadora rural desde los 12 y activista por los derechos de las mujeres rurales desde hace ya más de seis décadas. Dice que miedo no le gusta tener y todo aquello por lo que vale la pena luchar conlleva esfuerzo.
“Antes de empezar voy a tomar un poco de agua, pues me agarré una botella de agua antes de salir. Porque ya sabes, el agua es vida”, dice sin prestar atención a las personas que entran y salen, apurados, sin notar su presencia.
Luz está pronta a cumplir 74 años, y es la cuarta vez que visita la capital cordobesa. Presentó un resumen del trabajo realizado por la REDLAC ante el panel de Mujeres Rurales y del Campo Productivo.
— Luego de la pandemia, ¿Cómo ves la realidad de las mujeres rurales?
Yo creo que la pandemia develó las desigualdades que se han ido generando, no porque quieran las mujeres sino porque lamentablemente son las políticas públicas las que dejan en desventaja a ciertos sectores de la patria. Muchas veces se considera que el desarrollo solamente se compra con el cemento, y se descuida la parte más importante, porque en todo territorio el mejor recurso que vale más que el oro y el petróleo es el ser humano.
Se deja de lado la valoración, la atención, el devolverle los recursos que les corresponden al sector rural, y más aún a las mujeres rurales. Sin embargo, somos nosotras las que alimentamos al mundo. Aunque no tengamos propiedad de la tierra, porque siempre está en manos de los hombres, somos las protectoras de la vida, de la alimentación sana, de la naturaleza.
Trabajamos sin horario ni salario, sencillamente por convicción, por amor, porque todo lo que hacemos lo hacemos con muchísima dedicación, a riesgo de todas las pérdidas y desventajas. Porque hay que recordar que el campesino es víctima de la intermediación, siempre son estos actores los que explotan a quienes producen y también a quienes consumen.
Otra cosa que ha develado la pandemia es la brecha inmensa en la conectividad y el acceso a los servicios, porque al menos en el Ecuador sólo el 16% de la población rural tiene telefonía fija.
— ¿Por qué impulsar la década de las mujeres rurales y cuál es su importancia?
Bueno, creemos que la declaración de la Década de las Mujeres Rurales va a permitir que durante diez años, la política pública enfoque un poco más su mirada en mejorar la calidad de vida y las condiciones de las compañeras. Generando oportunidades, sobre todo para que la juventud no vea con miedo al campo sino que lo vea como una magnífica oportunidad para crear un modo de vida digno.
“Tiene que haber una concientización. Ya no más invisibilización, ya no más indiferencia, ya no más injusticia social”
Importa porque nadie quiere ser pobre, nadie elige ser pobre. Son las paupérrimas políticas que se olvidan de la gente que está en el campo. No sé qué están pensando porque cuando pase el tiempo, no sé si la cuenta de la modernidad que sólo piensa en ruido y cemento, la gente tendrá que comer automóviles y computadoras porque no habrá alimentación. Y se siguen entregando áreas verdes en vez de impulsarlas y formar el talento humano, sobre todo de las mujeres que son las que transmiten el mensaje a las nuevas generaciones.
La carga de ser mujer, y ser mujer en el campo
Al hablar del campo, Luz con voz entrecortada y una mirada firme. Sus ojos son ventanas que muestran a el peso de las cargas que conlleva la desigualdad en algunas sectores de la sociedad, especialmente de sus compañeras del campo.
“Muchas técnicas hablan de la triple carga. No es triple, es quíntuple o séxtuple, hay que ser ciudadanas, mujeres, madres, agriculturas, artesanas, tutoras y esposas. Hay alrededor de siete cargas que pesan sobre los hombros y la conciencia de las mujeres, porque una se pregunta por qué las cosas son como son y en muchos casos no lo hemos elegidos. Se nos han impuesto", explica acerca de la realidad local en las zonas agrícolas.
Ella comenzó a luchar contra las imposiciones cuando miles de familias del campo perdieron sus tierras durante la guerra de Ecuador contra el Perú, también conocida como Conflicto del Alto Cenepa, durante los meses de enero y febrero de 1985.
“Los intereses durante la guerra alcanzaron el 120% y la gente era echada de sus fincas, fue entonces que yo me propuse hablar en público y defender nuestros intereses, no sólo de mi familia sino de los compañeros y compañeras que lloraban viendo cómo les quitaban las fincas. Las hacían rematar a propósito para luego, los mismos finqueros quedárselas durante el remate y así ellos hacerse millonarios mientras los otros iban a mendigar. Esas injusticias sociales me llevaron a la decisión de dar el paso", recuerda.
Después de dar el paso, caminar en la lucha no ha sido fácil. Luz enfrentó juicios penales y amenazas de muerte: “Yo he dicho si me matan por hacer las cosas bien que me maten, pero ya ves que todavía estoy viva. Hay que tener valentía, decisión. No hay que pensar solamente desde lo individual sino que hay que pensar en el contexto general, sobre todo por las personas que menos agallas tienen para que no gane la resignación.”.
Córdoba, posible sede del sexto encuentro de la REDLAC
La REDLAC ha realizado 4 grandes encuentros en nuestras Américas entre 1996 y 2017. El primero de ellos en Fortaleza, Brasil; el segundo en Las Tarascas, México; el siguiente en Ecuador y el más reciente se ha desarrollado en Boquete Chiriquí, Panamá. El próximo y quinto será en Coyhaique, Chile.
Durante el segundo día del Encuentro Suprarregional, Luz propuso que sea Córdoba la futura sede para el sexto encuentro de la red. Lo hizo ante el ministro de Agricultura de Córdoba, Sergio Busso, a quien también invitó a participar de las jornadas en Chile, durante los últimos días de abril.
Ante la no presencia de Mujeres Rurales en diversos encuentros internacionales, ni feministas, la REDLAC nace con el propósito de brindar un espacio de encuentro y hermandad, diálogo, articulación, análisis y propuesta desde la realidad y convivencia rural. En palabras de Luz, vivir y hacer “desde la praxis hacia la teoría”.
“Debemos decir que sí a ese deseo de crecer como personas y tenderle la mano a los demás”, dice como si supiera que esa verdad es inquebrantable.
Luz hace honor a su nombre, iluminó la vida de otros con su accionar. Sus acciones funcionan como faro de un camino de lucha que lleva décadas, que no baja los brazos y que lleva el empoderamiento colectivo de las mujeres como bandera.
Una década para las mujeres rurales es su último deseo, uno porque el que peleará hasta el final. La oscuridad del miedo jamás la frenó, porque lo difícil vale la pena, y según ella, las cosas jamás se deben hacer con miedo.