Más de 1,1 millón de chicos se desvincularon de la escuela en la pandemia
El dato surge de las evaluaciones de continuidad pedagógica del del Ministerio de Educación la Nación, de junio de 2020. Se aguardan datos finos sobre la cantidad de estudiantes que se alejaron de la escuela durante la crisis sanitaria. Por Laura Giubergia.
¿Cuánto impactó la pandemia en la continuidad escolar? ¿Cuántos son los desconectados que se alejaron definitivamente de la escuela tras el impasse de presencialidad? Con el retorno a las aulas, ¿volvieron? ¿Cuál fue el índice de deserción a nivel nacional?
Estas son algunas de las preguntas que todavía no tienen datos certeros que las respondan, capaces de trazar un mapa lo más cercano posible a la realidad para pensar políticas que acorten esas distancias.
En junio pasado se difundieron los resultados de la evaluación pedagógica que el Ministerio de Educación de la Nación había realizado un año antes, en junio del 2020, según el cual 1,1 millón de chicos se habían desvinculado de sus escuelas. Informes periodísticos destacaron que el número representa del 10% del total de los 11 millones de estudiantes que integran la matrícula de los niveles inicial, primario y secundario.
La cifra debe tomarse como estimación, dado que –por ejemplo- no se preguntó cuántos niños de nivel inicial habían interrumpido el contacto con las escuelas; y por una cuestión de plazos de la realización de la encuesta tampoco tomó en cuenta la segunda mitad del año, cuando se presume que aumentó la cantidad de estudiantes se distanciaron de la escolaridad.
El ofrecimiento laboral que no encontró candidatos
En los primeros días de agosto, la discusión sobre la terminalidad de la escuela secundaria estuvo en boca de todos cuando Daniel Herrero, presidente de Toyota en Argentina, dijo en una charla que durante la pandemia habían contratado a 500 empleados y que ahora se les hacía difícil encontrar 200 personas más con secundario completo.
“Se nos hace difícil en nuestra área geográfica encontrar esas 200 personas con secundario completo, porque en Buenos Aires se perdió el valor de un secundario. Y se les hace difícil hasta leer un diario. Tenemos que trabajar, con nuestra responsabilidad social, en la educación de la Argentina hacia el futuro”, reconoció Herrero en una entrevista, donde mencionó que estaban al límite de la capacidad de producción en la planta de Zárate.
Iván Matovich, coordinador de Educación de Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec), consideró que la terminalidad del nivel secundario “es un problema estructural” en Argentina.
“Si bien cada vez más chicos ingresan al secundario y los tenemos en el sistema, es un desafío muy grande que terminen. Antes de la pandemia, de cada 100 estudiantes que ingresaban en nivel secundario solo 27 lo terminaban en tiempo y forma. Otros repetían una o más veces (alrededor de un 50%) y un 15% más lo completaba en alguna modalidad de jóvenes o adultos”, señaló en diálogo con Radio 2 de Rosario.
Aún sin datos finos sobre lo que sucedió con la matrícula a partir de la pandemia, Matovich evalúa crucial que la terminalidad del nivel secundario sea un eje fundamental en las políticas públicas: “No solamente desde la mirada del empleo, sino también para tener ciudadanos críticos”.
“Sabemos que una vez que abandonaron la escuela es difícil que puedan retomar”, advierte, para lo cual propone un sistema de “alerta temprana” para detectar deserciones.