Misión a la luna: ¿Qué pasó con las mujeres?
Un grupo de mujeres superó las pruebas para ir al espacio pero al final no fueron consideradas.
A 50 años de la llegada de la humanidad a la luna, una de las preguntas que quedan en el tintero tiene que ver con las mujeres. ¿Por qué no fueron consideradas para ir al espacio?
La realidad es que interés tenían. En 1960, varias mujeres fueron reclutadas por la organización de mujeres piloto Ninety-nines para formar parte de un entrenamiento especial, que tenía como objetivo formar astronautas. La iniciativa fue del médico e investigador William Randolph Lovelace, que trabajaba en la NASA.
Lovelace había estado a cargo de las pruebas físicas y los exámenes de médicos que se realizaron para la selección de los primeros siete astronautas del programa espacial, apodado Mercury seven. En su opinión, las mujeres debían tener la oportunidad de ir al espacio.
En el otro frente, estaba la NASA. La agencia de Estados Unidos había recibido órdenes por parte del entonces presidente, Dwight Eisenhower, de que solamente se considerara a pilotos militares para los reclutamientos. En esos años, las mujeres no podían ejercer ese rol, por lo que quedaron excluídas del proceso del selección.
La noticia no fue bien recibida en gran parte de la sociedad y se realizaron distintas movilizaciones para revertir la situación. La revista Life, de gran peso en esa época, publicó un artículo en el que presionaba a la Casa Blanca a que considere a las mujeres para ser astronautas. Incluso Lovelace hacía notar, por su parte, que la URSS estaba incluyendo a personas del sexo femenino en los proyectos para viajar al espacio. Sin embargo, la decisión era tajante y la NASA solo recibía postulaciones masculinas.
De todas maneras, en Febrero de 1960, William Lovelace decidió reclutar y entrenar a mujeres para la misión. La llegada a la luna era todavía un objetivo lejano y, quién sabía, capaz cambiaban las condiciones oficiales de reclutamiento. El investigador creó entonces un programa secreto, el cual financió de su bolsillo.
Geraldyn Jerri Cobb
La primera integrante del proyecto fue la piloto Geraldyn Jerri Cobb, la cual se sometió a todo tipo de pruebas que superó con creces. Incluso, según relata Cristina Sáez "superó a los astronautas masculinos en algunas de las pruebas". Cobb y Lovelace, ante los resultados positivos, comenzaron a reclutar a otras mujeres y así creció el proyecto secreto que luego apodarían Mercury 13, dado que fueron trece las mujeres que superaron las pruebas.
Las Mercury 13 fueron trasladadas a Oklahoma y se sometieron a evaluaciones psicológicas. Solo quedaba un último paso para lograr el objetivo: los exámenes médicos finales, que debían realizarse en la base naval de Nuevo México. Sin embargo, en septiembre de 1961, y tras meses de confinamiento, las mujeres recibieron un telegrama en el que se les informaba que el programa se cancelaba.
Dado que el proyecto no contaba con el apoyo oficial de la NASA, la base naval no le permitió que Lovelace utilice las instalaciones. Llegaba así a su fin el sueño de incluir a las mujeres en los entrenamientos oficiales para viajar al espacio. Ese galardón finalmente se lo quedó la URSS: en 1963, Valentina Tereshkova, seleccionada entre cinco finalistas, orbitó la tierra más de 40 veces.
Las integrantes del proyecto Mercury 13 ganaron visibilidad en 1962, cuando se hizo público el intento de Lovelace. La historia generó empatía en la sociedad e impulsó nuevamente el debate al Congreso de Estados Unidos. Pero la orden seguía firme: solamente militares podían aspirar a ser astronautas, y por ende las mujeres no podían ser parte. De todas formas, la visibilidad que ganaron fue fundamental para las futuras generaciones.
En una entrevista que le hicieron a Geraldyn Cobb en 1963, le preguntaron sobre por qué creía que las mujeres debían ir. Ella, consciente de la injusta orden de Eisenhower, expresó: “Si vamos a mandar a un ser humano al espacio, deberíamos enviar al más cualificado, ¿no es cierto? Y en ciertas áreas las mujeres sobresalen y en otras son los hombres. Por ese motivo creo que deberíamos enviar a ambos”.
Recién en 1978 la NASA abrió el programa espacial a las mujeres. Tardaron bastante.