Salvador Firulais, el “perro guía” que más conoce las Sierras Chicas
Aunque vive en un domicilio de La Quebrada, le gusta salir de su casa y visitar varias localidades. Es muy frecuente que acompañe a ciclistas y runners, por amor al paseo. Un día desapareció cuatro meses y apareció en La Falda. La historia de un particular personaje que muchos conocen.
Pasear por Sierras Chicas es una invitación a la aventura. Tienen de todo, están cerca de Córdoba y sus paisajes son imponentes. Pero, hoy los invito a detenernos en la historia de un personaje diferente: Salvador Firulais.
Podría pasar inadvertida la presencia de un perro que anda suelto y camina todos los días decenas y decenas de kilómetros por distintas localidades. Es que su pasado “callejero” lo hizo así. Pero, por el contrario, este perro es muy conocido en Río Ceballos y alrededores.
“Ah, mirá quién anda ahí… Salvador qué hacés dando vueltas”, dice ante mi sorpresa la mujer que atiende “Nido Gaucho”, un tradicional quiosco de Colanchanga, en el camino que une el Dique La Quebrada y el Camino del Cuadrado. “Es así, viene y se va con la gente… y una vez apareció en La Falda”, agregó. Un ciclista que reposaba en el lugar se sumó y dijo: “Uf, si nos habrá acompañado por los senderos”.
Y, efectivamente, yo llegué a ese lugar haciendo mountain bike desde el Camino del Cuadrado, perseguido por este amigo de viaje durante unos 5 km. y me encuentro con esta llamativa historia: un perro que conoce mucha gente por sus andanzas por varias localidades de la zona. En el lugar, todos saben que a este personaje le gusta acompañar a quienes andan en bicicleta o hacen caminatas por la zona. No tiene problemas con las distancias y conoce todos los senderos.
Inmediatamente me interesé en conocer más de su historia, me saqué fotos con él y copié los números de teléfono que aparecían en la chapita que lleva en el collar. Así llegué a Emanuel y Ramiro, sus dueños.
El “perro guía” que muchas veces duerme afuera de su casa y una vez se perdió y apareció en La Falda
“Ahh, otro afortunado que conoce al perro guía”, me dice con muy buen humor Emanuel, que se apura y agrega: “Igual tiene más nombres, apodos y conocidos que un gurú”. “Salvador Firulais (el nombre con el que responde a sus dueños) es un personaje”, admite entre risas.
Emanuel me cuenta que esta mascota vive con ellos desde hace unos 5 años y que antes él nunca había tenido perros. “Salí a correr en la zona de Colanchanga y estaba solo, me acompañó hasta Nido Gaucho y luego me siguió hasta casa”, recuerda y confirma que desde ese día se quedó a vivir en su domicilio. Sin embargo, admitió que debieron habituarse a este ritmo particular, porque es una mascota que muchas veces no vuelve a dormir a su casa.
“Una vez se perdió durante unos cuatro meses y apareció en La Falda”, recuerda y, aunque no hay certezas del modo, el camino y los tiempos que le demandó a Salvador Firulais llegar hasta ese sitio, Emanuel dice que pudieron saber que esa andanza inició cuando “siguió a unos gauchos” y se terminó alejando de su zona habitual.
Por su parte, Ramiro cuenta que a diario el perro sale solo de la casa que queda en la zona de La Quebrada (Río Ceballos) y para ello salta sin inconvenientes un portón de casi 1,80 mts. de altura y se va. “Se une a ciclistas o a gente que camina o sale a correr y sino hace sus recorridos solo”.
Salvador Firulais suele ir al centro de Río Ceballos, a Colanchanga, al puesto policial del Camino del Cuadrado, a La Estancita, a Salsipuedes, a La Granja, además de otros sitios y cascadas a los que se llegan por kilómetros de senderos que hay en las sierras.
“Aprendimos a quererlo, pero con un amor desapegado porque sino nos amargábamos cuando no volvía”, reconoce Emanuel.
Por eso, decidieron colocar sus números de teléfono en una chapita colgada del collar de Salvador Firulais y tienen su propio protocolo de acción. “Cuando no vuelve por dos o tres noches ya sabemos por donde buscarlo porque acampa cerca de las cascadas, donde van los turistas” dice Emanuel. Y, Ramiro cuenta: “También va mucho al parador Summer, donde está nuestra amiga Dalila, que muchas veces lo trae en auto al terminar el día”.
Sus dueños reconocen que al teléfono les llegan siempre mensajes de quienes lo encuentran y hasta fotos que la gente se toma con él. “Cuando nos vamos de vacaciones nos llueven los mensajes”, agrega Ramiro, quien comenta que alguna vez intentaron dejarlo en una guardería canina, pero se escapaba igual.
Salvador Firulais es así. Tiene su casa, pero le gusta andar y andar. Así que ahora, cuando vayas de paseo a esas zonas, si lo ves, ya sabés quién es y si lo seguís te va a indicar el camino. No al vicio muchos lo llaman el "perro guía" de Sierras Chicas.