Tras 70 años de extinción, reinsertan ejemplares de yaguareté en Corrientes
La Fundación Rwwilding Argentina liberarán a cinco ejemplares y dos, que viven en cautiverio, serán los reproductores.
En siete años de trabajo, la Fundación Rewilding Argentina ha logrado reinsertar a ejemplares de yaguareté en los Esteros del Iberá, Corrientes, tras 70 años de extinción, producto de la caza.
El proceso comenzó con la recuperación de Tania, una yaguareté que perdió su pata en un zoológico de Batán, provincia de Buenos Aires y fue trasladada a la isla San Alonso, en el corazón del Parque Nacional Iberá.
Allí fue cruzada con Chiqui, un macho que llegó de Paraguay y con el que tuvieron dos crías: Mbarete y Arami. Esa familia de yaguaretés son parte de la especie que volvió a pisar esos suelos húmedos de donde habían sido desaparecidos en los años cincuenta.
El proceso comienza con ejemplares en cautiverio que harán de reproductores, como Tania y Chiqui. Esos yaguaretés nunca serán salvajes, pero sus crías si podrán serlo. En la fase dos, los cachorros crecen en corrales sin contacto con el hombre. Se los monitorea mediante cámaras y se los alimenta con presas vivas, como carpinchos o ciervos. “Lo importante es que no asocien al hombre con nada bueno, por eso no deben ver cuándo introducimos su alimento en el corral”, explica Sebastián Di Martino, uno de los biólogos a cargo de la reinserción en el nuevo hábitat.
El PAIS detalla en la isla San Alonso hay tres yaguaretés llegados desde Brasil, dos hembras (Juruna y Mariua) y un macho (Jatobazinho), que están en ese proceso de readaptación a la libertad.
Los biólogos de Rewilding Argentina están ya en condiciones de iniciar la fase tres: los cinco yaguaretés serán liberados en los próximos meses en un corral de 30 hectáreas donde deberán valerse por sí mismos, sin ayuda humana. Luego llegará la liberación definitiva. Jatobazinho será “el único macho libre, y la idea es que se cruce con Juruna y Mariua”, dos hembras que junto con los chachorros de Tania forman la familia que poblará de nuevo el Iberá, dijo Di Martino.
Además de la reinserción, el desafío es que no vuelva a ser cazado.
La solución está en el ecoturismo. La fundación argentina se inspiró en el trabajo de la Onçafari, una organización ambientalista que trabaja en el Pantanal de Brasil, hábitat natural del yaguareté en el sur de ese país. “La clave es que el hacendado encuentre un rédito económico en la protección del yaguareté”, dice Leonardo Sartorello, biólogo de Onçafari que viajó a Iberá para compartir experiencias con sus colegas de Rewilding Argentina. “Una vaca comida por un yaguareté vale 250 dólares; un vehículo de avistamiento transporta a 10 turistas que pagan cada uno 250 dólares por día. La cuenta es fantástica. El ganadero sigue criando sus vacas, compensa las pérdidas con el ecoturismo y, lo más importante, preserva al yaguareté porque ya no precisa cazarlo”, explicó.
Qué es la Fundación Rewilding Argentina
Rewilding Argentina es heredera de CLT Argentina, una organización ecologista creada por el filántropo estadounidense Douglas Tompkins, que amasó una gran fortuna gracias a marcas como North Face y Esprit. En diciembre de 2015, Tompinks murió en una accidente de canotaje (deporte de remo) en Chile y la fundación quedó en manos de su esposa, Kristine McDivitt Tompkins
Desde esa fundación cuentan: “Doug Tompkins nos impulsó a innovar en las técnicas de restauración para recuperar la salud y funcionalidad del ecosistema de los Esteros del Iberá, en otras palabras, el trabajo de “rewilding”. Para lograrlo trabajamos no sólo en la recuperación de sus pastizales y humedales, sino también en la reintroducción de especies claves —oso hormiguero, venado de las pampas, pecarí de collar y guacamayo rojo— que se encontraban extintas. Finalmente, la construcción del Centro de Reintroducción de Yaguareté representó un gran desafío para asegurar la vuelta de este maravilloso felino, que se consolidó con el nacimiento de los primeros cachorros tras más de 70 años de extinción en Corrientes”.
En 2019, Iberá sumó 150.000 hectáreas compradas por Tompkins. En esos terrenos, cuna de una riqueza natural insuperable, donde confluyen lagunas, embalses, palmerales, bosques y pastizales, los yaguaretés esperan su regreso a la vida natural.