“A veces hay para comer y otras no. La mayoría de las veces nunca llegamos a tener todas las cosas que necesitamos para el alimento. Te llevaban por ejemplo cada tres días dos kilos de carne para compartir entre 6 o 8 personas y eso no alcanza. Y cuando les pedís te dicen ‘¿qué hicieron con la carne?’”. O.C no quiere dar a conocer su identidad. Teme por las represalias que pueda tomar el poderoso Grupo Económico Vía Bariloche, propiedad de la familia Trappa y de la estancia “Cabaña Curaco”. En diálogo Agencia Cadena del Sur y En Estos Días, cuenta que en el monte pampeano trabajaban hachando durante nueve horas por día, de lunes a lunes, dormían en casillas de chapa, algunas con piso de tierra, y soportaban sin frazadas el frío de las noches en el campo.

Cobraban en negro menos de lo estipulado en el convenio del peón rural, y fueron encerrados y precintados en el remolque de un camión durante un viaje de ocho horas, entre General Acha -La Pampa- y Cipolletti -Río Negro-.

El responsable de ese maltrato que ya investiga la Justicia Federal de la Pampa bajo la figura de “presunta trata de personas para fines de explotación laboral”, es el Grupo Económico Vía Bariloche, propietaria de “Cabaña Curaco”, hasta donde todos los años traslada peones chaqueños para realizar la tarea de desmonte, apeo de árboles y hacheo.

La gravedad de la situación generó que el Fiscal provincial, Juan Méndez, elevara a su par Federal, Leonel Gómez Barbella, un pedido para que investigue la posible comisión del delito de trata. En un mismo sentido, el Comité Ejecutivo contra la Trata y la Explotación de Personas decidió abrir un expediente y elevar las actuaciones a la Procuraduría especializada en la temática (Protex), organismo que ya fue convocado para la investigación sobre lo sucedido en la estancia “Cabaña Curaco” a pedido de Barbella.

La tarea de averiguación alcanzará a la forma en que la empresa trasladó a los trabajadores, de urgencia y de madrugada, desde la estancia en General Acha hasta Cipolletti, en el Alto Valle de Río Negro. Son 450 kilómetros que un grupo de peones recorrió encerrado en un camión semi remolque de la empresa Vía Cargo -del mismo grupo-, y otro en la caja de una camioneta, a la intemperie, sin abrigo, tal como relató a este diario otro de los peones.

Denuncia

El caso quedó en evidencia el sábado 23 de mayo, en horas de la noche, cuando un vecino de Cipolletti informó de manera anónima a la Unidad Cuarta de la Policía de Ciudad, que del remolque de un camión de traslado de encomiendas bajaron “alrededor de 20 personas”.

Cuando el Fiscal del Ministerio Público provincial Martín Pezzetta llegó a la escena, un micro de la empresa El Valle -también propiedad de Vía Bariloche- interno 59754, tenía el motor encendido y pretendía salir raudo hacia Buenos Aires, con los hacheros a bordo. No había autoridades sanitarias ni de la Comisión Nacional Reguladora del Transporte (CNRT), organismo responsable de controlar que la cantidad de pasajeros coincida con el Documento Universal de Transporte (DUT), más la documentación que tiene que tener la empresa transportista con el visto bueno de las autoridades provinciales, en este caso Río Negro y Buenos Aires, que era el destino final del viaje.

“Nosotros somos trabajadores de la empresa”, repetían los hacheros ante el fiscal Pezzetta. Es decir, los peones reconocieron en ese mismo momento -o dieron a entender- que habían estado trabajando dentro de un campo administrado por Vía Bariloche, sacados intempestivamente durante la noche desde La Pampa.

Sin embargo, el fiscal optó por no tomar ninguna declaración testimonial por considerar que esas personas estaban “simplemente de tránsito”. De todas maneras, Pezzetta ya bajó las imágenes de las cámaras de seguridad de la zona, solicitadas a la Municipalidad de Cipolletti; mañana ya podrían estar en manos de la fiscalía federal de La Pampa.

Por otro lado, está pendiente la declaración testimonial de los policías que recibieron la llamada anónima, fueron los primeros en arribar y dialogar con uno de choferes del camión, quien confirmó que “al llegar a la base de la empresa en esta ciudad (Cipolletti) y dirigirse a cortar el precinto del acoplado y abrir las compuertas, observa que en el interior habría 20 personas aproximadamente”, según el acta policial al que accedió este diario.

A ese grupo de peones se le sumó otro que fue trasladado en la caja de una camioneta. “Salimos en camioneta, en la parte de atrás, así nomás. Sin abrigo, nada. De la estancia eran las nueve de la noche y nos dijeron que nos teníamos que ir y llegamos de madrugada (a Cipolletti). Después nos subieron a un micro y nos trajeron a Buenos Aires”, cuenta M.R, peón de 26 años con dos hijos, quien también pide preservar su identidad.

Durante la semana, la empresa se había comprometido a emitir un comunicado pero hasta ahora mantuvo el silencio.

¿Pero por qué el grupo Vía Bariloche trasladó de urgencia a los trabajadores chaqueños desde la estancia “Cabaña Curaco” hasta Cipolletti? La hipótesis que maneja el Fiscal Méndez y el Comité Ejecutivo de Lucha contra la Trata, es que los empresarios intentaron evitar que los peones sean encontrados durante una inspección ocular.

Méndez había solicitado esa diligencia para intentar determinar si la empresa violentó la norma vigente de aislamiento social, preventivo y obligatorio, en el marco de la pandemia. Quería averiguar si un grupo de hacheros trasladados por Vía Bariloche había sido ingresado clandestinamente a la estancia, sin cumplir con la cuarentena.

Al llegar la inspección ocular, los peones ya habían sido movidos de los campamentos, previo a su traslado hasta Cipolletti donde Vía Bariloche tiene su principal base de operaciones. Sin embargo, los funcionarios judiciales y los uniformados de la División de la Policía Rural de La Pampa comprobaron la forma inhumana en que los trabajadores eran obligados a vivir.

Las condiciones de trabajo en “Cabaña Curacó” eran extremadamente precarias: la comida no siempre alcanzaba, a los peones no les dieron ropa adecuada para cortar la madera, se bañaban a la intemperie con agua fría y les pagaron en negro. Así lo relataron a este medio tres peones chaqueños que estuvieron dentro de la Estancia.

“Trabajamos diez días y nos pagaron 10 en negro”, explica M.A.R. Cuando dice 10 se refiere a 10 mil pesos. Al llegar a Buenos Aires, Vía Bariloche los ubicó en al menos “dos casas”. M.A.R está ahora con seis compañeros. Pero la familia de otro peón contó a este diario que “están en uno de los galpones de la empresa”, ubicada en Retiro.

Según el acta el acta de la División de la Policía Rural de General Acha, se encontraron tres campamentos vacíos, pero con huellas de que habían estado trabajando hasta hace poco.

“Se puede denotar varias huellas de vehículo; en esa altura podemos ver una casilla, con varias máquinas agrícolas al lado de la misma, al bajarnos constatamos que se trataría de un asentamiento o campamento en abandono de trabajadores rurales, el mismo está compuesto por un colectivo de color blanco, desarmado y en desuso y una casilla, como así también hay una habitación precaria compuesta de chapa al medio de dichos vehículos”, puede leerse en el documento oficial.

El baño consistía en cuatro postes y una lona para simular privacidad y un balde. Para bañarse, agua fría. Para la noche, los peones carecían de frazadas y abrigos. “Estábamos solo con lo puesto”, explica a este diario otro de los peones de 48 años que formó parte de un grupo que estuvo hasta el 13 de mayo. Era su segundo año consecutivo en la “Cabaña Curaco”.

“Nuestro pago por día era de 1000 pesos y era un laburo medio rústico en todo sentido porque se laburaba en el monte, entre todos los peligros. Una vez casi me picó una víbora, por suerte la alcancé a ver, salté y no quedó otra que matar a ese bicho. Aparte de eso teníamos que viajar todos los días en un tractor con acoplados, 4 o 6 kilómetros dentro del campo”, relata.

Fuente: Cadena del Sur.