¿Qué es el Mal de Río Cuarto?: científicos investigan la enfermedad que afecta al maíz
El INTA y el Instituto Leloir describieron por primera vez la estructura de una proteína del virus que provoca el Mal de Río Cuarto.
El Mal de Río Cuarto (MRC) es una de las enfermedades más graves que afecta a los cultivos de maíz en Argentina.
Es de origen viral y ocasiona pérdidas económicas importantes, ya sea por la drástica disminución de la producción de granos, o por la reducción de la biomasa para ensilaje o diferidos.
La enfermedad afecta principalmente a la región de Río Cuarto y se presenta en forma recurrente todos los años con distintos grados de severidad. El Mal es transmitido por el insecto de la chicharrita”.
Un equipo de investigación, integrado por especialistas del INTA y del Instituto Leloir, lograron describir por primera vez la estructura de una proteína del virus.
Este descubrimiento permitirá definir estrategias biotecnológicas antivirales. La investigación fue publicada en la revista internacional mBIO, publicada por la Sociedad Estadounidense de Microbiología.
Mariana del Vas, especialista en virología y biotecnología vegetal del Instituto de Agrobiotecnología y Biología Molecular del INTA, junto con su equipo de trabajo busca entender las bases moleculares, bioquímicas y celulares de la replicación viral.
“Hace más de 10 años su grupo estableció que el MRCV se multiplica en estructuras denominadas viroplasmas o fábricas virales que se forman de manera muy temprana, luego de la infección, y están constituidas principalmente por una proteína viral denominada P9-1", explicaron desde el Ministerio de Ciencia.
Mediante la articulación con un grupo de investigadores del Instituto Leloir, especializados en el análisis de proteínas, y dirigidos por el biólogo estructural Lisandro Otero, resolver la estructura tridimensional de P9-1. “Este estudio básico de un patógeno de gran interés agropecuario nos permitirá contribuir al manejo de la enfermedad desde la biotecnología”, afirmó del Vas.
De acuerdo con del Vas, este hallazgo va a permitir, a largo plazo, diseñar estrategias antivirales basadas en, por ejemplo, el uso de nanoanticuerpos de llamas dirigidos a P9-1 que fueron previamente desarrollados por su grupo en colaboración con INCUINTA y cuya patente fue solicitada de manera conjunta por el INTA, el Conicet y la Universidad Libre de Bruselas.