La Carolina y la fiebre del oro
Este pueblo encantador situado en las Sierras de San Luis, con tan sólo 300 habitantes está viviendo un gran momento turístico. Tanto es así que en 2023 fue elegido por la Organización Mundial del Turismo de Naciones Unidas como el pueblo más lindo del mundo.
La Carolina es una población del departamento Coronel Pringles en la provincia de San Luis. Se encuentra enclavada en las sierras de San Luis, al pie del cerro Tomolosta, de 2018 metros sobre el nivel del mar, a 83 km al norte de la ciudad de San Luis, por Ruta Provincial 9.
Cuenta con algo más de 300 habitantes que se dedican a la exploración minera y el turismo.
La historia cuenta que el oro que tenía esta región fue el impulsor de numerosos interesados en la denominada “Fiebre del oro” allá por 1784. En 1792, al pie del cerro Tomolasta se fundó La Carolina.
Desde aquella época hasta la actualidad corrió “mucho oro bajo el puente” y hasta hoy se pueden ver partículas del metal precioso en la localidad.
Desde Córdoba hay 349 kilómetros hasta La Carolina. Hay que salir de la Capital y por Falda de Carmen pasar por Mina Clavero, Los Hornillos, Villa Dolores y entrar a la provincia de San Luis para pasar por Santa Rosa de Conlara, Concarán, Las Chacras y luego el Cruce de las rutas Provinciales 10 y 41, la Gruta de Intihuasi y La Carolina.
Uno de los atractivos principales es la mina. En ella se pueden observar miniestalactitas que es el agua que se filtra por la piedra y arrastra carbonato de calcio, un mineral blanco. Por los cambios de presión y temperatura forman la gotita con el mineral que se cristaliza alrededor de la gota. Dicen que el oro se hallaba en la roca volcánica que predomina en el túnel, donde hay colores anaranjados y negros que responden al óxido de hierro y al manganeso. También hay algo de cuarzo, y traquiendesita que es una roca que parece hojaldre.
Debido al incremento del turismo, la Comuna decidió la peatonalización del pueblo de manera alternada durante los fines de semana y en temporada alta turística. Dicha medida sólo afecta el tránsito vehicular turístico, donde los vehículos quedan estacionados a la entrada del pueblo con un abono a beneficio y un horario establecido. Esto repercute de manera positiva la experiencia de los visitantes tanto como la de los comerciantes y prestadores de servicios, además de la preservación de las antiguas edificaciones de la localidad.
San Antonio de las Invernadas fue el primer nombre de la población que en 1794, el Virrey Sobremonte, Gobernador intendente de Córdoba del Tucumán, cambió por el actual “La Carolina” en honor del rey Carlos III de España. La historia de la existencia del oro se refiere al tiempo en que Don Tomás Lucero, vecino del lugar, halló oro, y lo llevó a aquilatar a Córdoba. Muchos hombres llegaron al lugar en busca de la preciada riqueza. Entonces el marqués ordenó estudiar el terreno y encargó moler el oro que provenía de la Carolina. Hoy queda muy poco oro debido a que a mediados del siglo pasado, los mineros y lavadores agotaron sus vetas hasta exterminar las bocaminas. Esta historia del oro, sobrevive en el lugar en los pirquineros. Cuando el río crece y lo hace con su fuerza de arrastre, aún quedan unos pocos lugareños que esperan pacientemente con la ilusión de descubrir una fuente de riqueza .