La imagen del curita parece traspasar lo meramente religioso para convertirse en un acto de verdadera fe. Es que más allá de credos y religiones la figura de José Gabriel Brochero ha traspasado los límites de nuestro país convirtiendo a este paraje de Traslasierra en un sitio privilegiado desde la perspectiva turística. Si a eso le sumamos la paz y el paisaje híper natural de sus paseos y balnearios, llegaremos a la conclusión que Villa Cura Brochero es una de las opciones más importantes como destino turístico.

Sin duda el turismo religioso ocupa un lugar preponderante en el mundo. Personas que eligen un destino para visitar santuarios ligados a su fe, o por curiosidad de descubrir más sobre la historia religiosa de algún sitio, o porque simplemente quieren llenar su alma de espiritualidad.

Entre los países más visitados por esta razón se encuentran México, Italia, Brasil, Francia e Israel, por mencionar algunos, pues son de las naciones en que la religión es un estilo de vida, motivo que se vuelve muy atractivo para turistas de todo el mundo.

Cuando se ingresa a la Iglesia de Brochero se experimenta una sensación difícil de describir (quien suscribe lo vivenció también en La Catedral de la Sal en Colombia y en la Iglesia de Bonfim, en Salvador de Bahía en el nordeste brasileño).

La fe mueve montañas. Creer o reventar. Son algunos axiomas que suelen expresarse pero vivenciarlo, vivirlo en carne propia, es otra cuestión mucho más reveladora que dignifica al ser humano y lo aleja de esta sociedad mezquina, donde la ley de la selva prevalece sobre cuestiones mucho más trascendentales.

Hace poco tiempo el “nacimiento” del Parque Temático de Cura Brochero le dio otra vida a la ciudad ya que ahora tiene un ícono para invitar al turista. Cuenta con dos hectáreas de extensión y se encuentra ubicado junto al Santuario construido en su homenaje, a pasos de uno de los balnearios más bonitos de la región. Pese a que en esta época bañarse no es placentero porque las temperaturas no acompañan, una caminata por la arena o unos ricos mates con los tradicionales pastelitos de la zona son una invitación de relevancia.

Desde las alturas se puede ver que la disposición del predio representa la figura de un denario. El diseño arquitectónico de las estaciones estuvo inspirado en la forma del nido del hornero: se ingresa por un pasillo curvo que impide el acceso de la luz exterior. Se garantiza así un clima íntimo, acompañado por música original y videos explicativos. La ambientación del lugar más la mística que despierta en los peregrinos confluyen en una experiencia religiosa inolvidable.

La plaza de la ciudad se ha convertido en un polo gastronómico importante. Desde las comidas regionales en Parrilla de Chachalo (donde las empanadas son “criminales”) hasta mariscos y tablas con frutos de mar (como es el caso de Olinto Resto-Marisquería con un costo de $ 2.900, donde también se pueden degustar gran variedad de pescados hasta mariscos con la modalidad diente libre acompañados de un vino blanco de la región), hablan fehacientemente de una diversidad en materia gastronómica de significación. También tienen un menú económico al mediodía con entrada, plato y postre a $1.000

Por los caminos de Brochero

Quienes aman el senderismo tienen estas opciones en Villa Cura Brochero:

1° Circuito: Piedra Marcada- Río Copablanca – Potrero de Gero – Cuesta del Gaucho – Cerro Lindero – Río Hondo. Duración: 7 Horas.

2° Circuito: La Planchada – Cuesta de los Algarrobos – Capilla De Los Algarrobos – Museo Rocsen – Nono. Duración: 4 Horas.

3° Circuito: Cienaga de Allende – Cuesta de Altautina – Hornos de Cal – Sendero de Lajas – Capilla de Altautina. Duración: 4 Horas.

4° Circuito: Ruta 15 – Criadero de Cabras – Agua de las Burras – Filo de las Sierras – Capilla de Panaholma. Duración: 4 horas.

La leyenda del locro

Cuentan que el locro es fruto de la cocina de los pueblos originarios quechua, o quichua, que lo llamaron “luqru” o “rucru”. Este guiso se preparaba a base de zapallo, maíz y porotos. Es de origen precolombino, es decir previo a Colón.

Antes de 1820 el locro se comía en Salta, Tucumán, Córdoba y el norte de Santa Fe, pero en la Ciudad de Buenos Aires no hay evidencia de que se comiera porque la sociedad buscaba comer a la española, luego se le incorporó la carne dándole un toque de distinción.

Más allá de su historia, el locro y el turismo van de la mano. Justamente este 25 de mayo se hará un locro histórico en Villa Cura Brochero, donde vecinos y turistas realizarán una gran conmemoración patria y de fe. Esperemos que de tanto comer no se les borre el pupo...

Cómo llegar a Villa Cura Brochero

Desde Córdoba hay 154 kilómetros hasta Villa Cura Brochero por la Ruta Provincial 34. En auto en dos horas podés llegar, mientras que en ómnibus la duración promedio es de 4 horas con empresas como Panaholma, Sierra Bus y Ersa. 

La opción más cercana es por el trazado sinuoso de las Altas Cumbres.

Información importante

Oficina de Turismo de Villa Cura Brochero: Av. Belgrano 1019, Villa Cura Brochero.

Teléfono: (03544) 470022